
Un ómnibus chocó contra un camión de garrafas: 14 muertos
Todos fallecieron carbonizados; 44 heridos
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LOS CONQUISTADORES, Entre Ríos.- Un viaje de placer trocó en fuego, explosiones y tragedia segundos antes de la medianoche de ayer. Catorce personas murieron carbonizadas y otras 44 resultaron heridas aquí, 250 kilómetros al norte de Paraná, cuando el ómnibus que las trasladaba a las cataratas del Iguazú fue embestido por un camión con acoplado cargado con 500 tubos de gas.
El impacto provocó escenas dantescas por la explosión de casi un centenar de garrafas que volaron hasta 200 metros de distancia, mientras los pasajeros intentaban con desesperación romper los vidrios del ómnibus para huir de la hoguera, o corrían envueltos en llamas.
El ómnibus se inflamó desde abajo y el fuego lo abrasó por completo. Por eso, los pasajeros se vieron obligados a romper los vidrios, trepar las ventanillas y lanzarse en medio de la oscuridad, con la ayuda de viajeros que detuvieron sus vehículos y de vecinos de esta tranquila localidad de 1200 habitantes, en el departamento Federación, 40 kilómetros al sur del límite con Corrientes.
"Vimos el chisporroteo en el asfalto cuando el camión chocó al ómnibus a la altura de la rueda delantera del acompañante y lo sacó de la ruta. Los dos se clavaron en un zanjón lleno de agua y después quedó todo negro. No vimos más nada", narró a LA NACION Héctor Alarcón, un maquinista de tren que fue testigo del choque porque venía como pasajero de otro colectivo que viajaba de Norte a Sur. La tragedia ocurrió en el cruce de la ruta 127, que vincula Paraná con Paso de los Libres, y la ruta provincial 2, que comunica Chajarí con Feliciano. El camión de la empresa Gas Federal era conducido por Lucas Leandro Herlein, de 30 años, de Paraná, que fue internado con heridas leves y después quedó detenido e incomunicado en Chajarí.
El ómnibus de la empresa José María Ptak había partido de San Nicolás y había levantado pasajeros en esa ciudad, en Villa Constitución, en Rosario, en Santa Fe y en Paraná. Llevaba 55 viajeros, incluidos los niños, que a medianoche dormían o miraban una película. Sumados los dos choferes y el coordinador, eran 58 en total, de los cuales lograron sobrevivir 44, gracias a que las garrafas explotaron escalonadas, hasta que los vehículos ardieron por completo.
De las 14 víctimas mortales sólo tres pudieron ser reconocidas; las restantes estaban carbonizadas, y fueron depositadas en la morgue de Concordia.
En el hospital Santa Rosa, de Chajarí, atendieron a 34 víctimas y dieron de alta a 28 con heridas de distinta consideración; otras quedaron en observación y tres debieron ser derivadas a otros centros asistenciales por la gravedad de las lesiones y las quemaduras. Otras nueve personas fueron trasladadas desde el lugar del accidente al hospital Justo José de Urquiza, de Federal, y todos con heridas leves.
Los choferes del ómnibus, Alcides Marchetti y Sixto Peón, y el coordinador Germán Cocca, murieron. Además fallecieron Adriana Encina, Andrea Olivera, María Isabel Bertone, Néstor Colombo, María Quanti, María Muratore, Maite Garay, Manuel Arrupé, Lorena Garay, Guido Boggo y Nélida Decoff.
En la oscuridad total
"Nos bajamos, y de inmediato vimos el incendio sobre las garrafas y en el colectivo, abajo del asiento del chofer. Los pasajeros rompían los vidrios y se arrojaban afuera; tenían que atropellar el fuego. Cuando empezaron a explotar las garrafas, no quedó nadie alrededor; todo temblaba", añadió Alarcón, en Federal.
Alcanzó a observar escenas de verdadero heroísmo: "Una pareja que iba de luna de miel logró salvarse, y la mujer socorrió a una criatura de ocho meses. Un papá (Marcelo Creolani) me entregó a su nenita, Constanza, en los brazos; yo la puse en el suelo, luego volvió al colectivo a buscar a su hijito, Lucas, y cuando regresó por tercera vez en medio del fuego a buscar a su mujer, ella estaba muerta, así que no pudo rescatarla", dijo Alarcón. "Lo que más me impresionó fue la gente que se movía dentro del colectivo, y no podíamos hacer nada: la gente quería ayudar; unos camioneros brasileños rompieron los vidrios para permitirles escapar", agregó.
Desde dentro del ómnibus, Ilia Bernal sólo recuerda el impacto. "Venía medio dormida, abajo, y de pronto me estaba ahogando afuera del colectivo; había agua por todos lados", dijo la mujer, con la cara vendada, que viajaba con su esposo italiano, Giovanni Manganela. Ambos viven en Agrigento, Sicilia, y estaban de vacaciones en Rosario. "Salimos a las 4 de la tarde de Rosario, y hacía unos minutos que habíamos cenado en Federal. Del choque no le puedo decir mucho; después todo fue muy terrible", insistió Ilia, que fue socorrida por su esposo. Ambos sufrieron magullones y quemaduras, pero fueron dados de alta en el hospital de Federal. "No tenemos más que agradecimientos con la atención de los profesionales", aseguró Ilia.
"Lo más triste fue ver a un señor prendido fuego; se quemaba y pedía auxilio, pero no había forma de socorrerlo; su esposa estaba desnuda al lado mío, y cuando vio lo que pasaba se quería suicidar. También fue muy tremendo ver a unos nenitos que preguntaban por su mamá, y ella no había podido salvarse", narró Osvaldo Dalzoto, suboficial de policía de Los Conquistadores, que acudió a la ruta de inmediato, pero con escasos recursos para el socorro. "Este año llevamos cinco accidentes en este cruce; necesita luces", señaló el conocedor de la zona, caracterizada por sus montes vírgenes de ñandubay, algarrobo y caranday.
Al atardecer, centenares de garrafas permanecían dispersas en un radio de 100 metros, mezcladas con los hierros retorcidos y alguna muñeca de trapo que recordaba el propósito de las familias viajeras. Las razones del choque aún no se conocían. "Gracias a Dios, no murió ninguno de los chicos", se oyó una voz de aliento ante las imágenes aterradoras.
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