“Unidos por el dolor”: familiares de los fallecidos por el fentanilo adulterado marcharon por primera vez para pedir justicia
Lo hicieron frente al Hospital Italiano de La Plata, donde ser registraron 18 muertes; fuerte reclamo para investigar los casos
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“Porque nuestros seres queridos no son estadísticas. Son vidas, son historias. Son víctimas”. Con esa consigna como bandera, familiares de personas fallecidas tras la administración de fentanilo contaminado marcharon este jueves hasta la puerta del Hospital Italiano de La Plata, donde se registraron 18 de las muertes. La convocatoria marcó la primera expresión pública organizada por los familiares desde que comenzó a investigarse el brote, en mayo pasado. Bajo el lema “Por la verdad y la justicia de las víctimas del fentanilo mortal”, se manifestaron con carteles, fotos y banderas que expresaban el dolor y el pedido de explicaciones.
El punto de encuentro fue la Plaza San Martín del Parque Vucetich, ubicada entre la calle 27 y las avenidas 50 y 51. Allí, desde temprano, comenzaron a organizarse las columnas, se repartieron materiales conmemorativos y se desplegó una bandera larga con una leyenda que atravesó toda la jornada: “Los viejos amores que no están, la ilusión de los que perdieron. Víctimas del fentanilo adulterado. Familias unidas por el dolor”.
A medida que llegaban, los familiares se iban saludando entre sí. Algunos se conocían por haber compartido abogados o grupos de acompañamiento; otros se encontraban por primera vez. Los unía una causa común: exigir justicia. Estaban presentes familiares de Leonel Ayala, Renato Nicolini y Daniel Oviedo, entre otros.
La causa es investigada por el Juzgado Federal N°3 de La Plata, a cargo del juez Ernesto Kreplak, e involucra a HLB Pharma, al laboratorio Ramallo y a la droguería Nueva Era. El Instituto Anlis Malbrán continúa con los peritajes, mientras que el Ministerio de Salud de la Nación, tres familias de víctimas y el propio Hospital Italiano actúan como querellantes. Si bien en la causa, se registraron 54 muertes, en el último informe del Boletín Epidemiológico Nacional se reportan 48.
En una de las imágenes más representativas de la tarde, el padre de Leonel conversaba con la hermana de Renato. “Estamos solos”, dijo la madre de Leonel, un joven de 32 años que falleció en el Hospital Italiano. Su padre agregó: “Tenemos contacto con cinco familias. Invitamos a todos los que pudimos, pero muchos no quisieron venir por miedo. Las otras familias no quieren hablar”.
Los carteles que portaban los manifestantes resumían el reclamo: “La memoria, refugio de las vidas y las historias”, “Por vos, hijo”, “Cómplices hasta la muerte. Hospital Italiano asesino”, “Familias en lucha… víctimas del horror”. En varios puntos de la plaza se entregaban copias impresas de la consigna principal, reproducida también en banderas y pancartas.
Dionisio Antonio Hernández llegó para contar la historia de su hermana, una mujer de 74 años que murió tras permanecer internada en el Hospital Italiano. “Ella ingresó el 3 de abril por un dolor en el pecho. La derivaron a coronaria porque pensaban que era un infarto. Estuvo ahí dos días. Luego nos dijeron que el problema cardíaco había pasado, pero que tenía una neumonía. Una neumonía que no tenía cuando entró. La pasaron a terapia intensiva, y ahí estuvo 23 días”, relató a LA NACION. “Lo más raro era que cada vez que mejoraba, le cambiaban un catéter y empeoraba de nuevo. Lo mismo pasó con Renato”, señaló. Hernández agregó que la infectóloga del hospital —a quien describió como “una señora muy macanuda”— fue quien descubrió el lote contaminado. “Pero si el hospital no tiene nada que ocultar, ¿por qué no llaman a las familias para informarles que sus seres queridos recibieron fentanilo adulterado? ¿Por qué tenemos que enterarnos por otro lado? ¿Por qué la información nos la retacean?”, se preguntó.
Horas antes de la movilización, LA NACIÓN estuvo en el Hospital Italiano para conocer la postura de la institución. Desde la Dirección Médica informaron: “Nosotros no vamos a dar ninguna declaración ante los medios, solo lo vamos a hacer ante la Justicia. Nuestra opinión es la misma que se dio desde el primer momento”.
Desde el hospital recordaron que su postura ya había sido expresada a través del comunicado oficial difundido al conocerse el caso. “El reconocimiento como querellantes [en la causa] nos permitirá colaborar activamente en la investigación judicial, exigir justicia por lo ocurrido y reafirmar nuestro compromiso social con la salud, la seguridad del paciente y la confianza de toda la comunidad”, expresaron entonces. En ese mismo mensaje institucional, agregaron: “Lamentamos profundamente cada una de las pérdidas humanas y renovamos nuestro acompañamiento y compromiso por el pedido de justicia de todos los pacientes y familias afectadas”.
La caminata
A las 15 comenzó la caminata por la avenida 51, en dirección al Hospital Italiano. La columna avanzó en silencio, con banderas, fotos de las víctimas y rostros serios. Al llegar a la puerta del hospital, los familiares comenzaron a aplaudir y gritaron “¡Justicia!”. Se agruparon frente al ingreso, levantaron las fotos de sus familiares y permanecieron allí durante varios minutos. Las puertas del hospital estaban cerradas.
Alejandro, el hermano de Leonel Ayala, fue el primero en tomar el micrófono frente a los manifestantes. Con la voz entrecortada, recordó lo vivido durante la internación de su hermano. “Estamos organizados para luchar contra las víctimas del fentanilo contaminado. Hoy queremos romper con ese silencio. Romper con los silencios de las familias que hoy no están y que quieran ser parte de esto. Romper con los silencios de quienes todavía no conocen la situación de las instituciones médicas implicadas en la causa, de los funcionarios públicos responsables, de los gobiernos, de los laboratorios, de los burócratas que ahora están cenando o tomando mates en su casa”.
Con firmeza, exigió que se visibilice la dimensión del brote: “Necesitamos justicia, necesitamos esclarecimiento. Son 54 historias, 54 sueños, 54 sillas vacías, 54 personas que no van a volver por un error humano. Pero no fue un error, fue una tragedia. Es la primera vez en la historia que se registra un hecho de estas características y necesitamos que se esclarezca, porque mañana puede ser con esto o con otra cuestión más”. Y cerró: “Queremos abrir esta movilización junto a las familias. Espero que se pueda desarrollar de forma correcta”.
Luego tomó la palabra Adriana Francese, abogada que representa a varias de las familias. “Gracias a todos por acompañarnos en esta lucha. Es la lucha de todos nosotros: por quienes ya no están, por quienes esperan que usemos nuestras voces y por todo un país, para que nunca más otra familia tenga que atravesar algo similar”, expresó. “Luchamos para que la salud nunca vuelva a estar en manos equivocadas de incompetentes, negligentes o corruptos. Lo hacemos con respeto, pero con firmeza, para alcanzar una verdad que nos ha sido negada sin piedad en un sistema que tampoco supo cuidar a otros seres queridos”.
La abogada apuntó directamente a los que consideró responsables del brote: “Estamos decididos a que todos los responsables de esta tragedia sean identificados, juzgados y sancionados con penas ejemplares. Porque solo así nuestras familias encontrarán la paz y la sociedad, seguridad”. Y agregó: “Luchamos para que la salud deje de ser un negocio y podamos recuperar la confianza en un sistema que realmente nos cuide a todos. Marchamos porque cada paso que demos hoy juntos resuene como un grito de ellos, de los que callaron, y que hoy todos podamos escuchar. Pedimos memoria, justicia y verdad, porque el silencio y la omisión también matan”.
“Estamos hablando de un crimen”
Con las manos temblando, Sol Francese —la madre de Renato Nicolini— fue la siguiente en hablar. “Hoy me paro acá con la voz firme y el corazón cargado de dolor, rabia y venganza. Porque no estamos hablando de un error. Estamos hablando de un crimen. Estamos hablando de vida. De personas que confiaron en un tratamiento médico y lo siguieron”.
En su discurso, Sol denunció directamente al laboratorio productor del fentanilo contaminado HLB Pharma SA: “El laboratorio contaminó ampollas desde el principio. ¿Y sabés qué más contaminaron? La confianza y la seguridad en la salud pública. No se puede tapar con tecnicismos ni con silencio lo que pasó. ¿Quién se hace cargo de las muertes? ¿Quién responde a las familias que quedaron destruidas? ¿Quién me devuelve el tiempo?”. Al borde del llanto, repitió: “¿Quién me devuelve el tiempo?”.
Sol señaló también el rol de los organismos de control: “Lo que hicieron los dueños del laboratorio HLB Pharma no fue un error, fue un crimen. Contaminaron las ampollas y las distribuyeron como si nada. Y ese ‘como si nada’ costó vidas. Destruyó nuestra familia”. Y agregó: “Y no fue solo el laboratorio. Detrás hay empresas que dan cobertura, hay un Estado ausente. La Anmat, como órgano regulador, tenía el deber de controlar, inspeccionar, detener. Y no lo hizo. Protegió y encubrió a los responsables de esta tragedia”.
“¿Quién les dio el permiso? ¿Quién firmó los papeles? ¿Quién les dio la cobertura a los dueños del laboratorio? ¿Quién eligió el silencio? Todos sabían lo que estaba pasando”, dijo. Y cerró con un grito que se volvió consigna: “Necesitamos justicia. Condenas reales. Condena a los dueños del laboratorio de HLB Pharma. Condena para los funcionarios de la Anmat que miraron para otro lado. Y peor aún: que fueron cómplices de todo esto”.
En el cierre de su discurso, pidió que no se archive la causa: “No vamos a callarnos. La vida no se negocia. No vamos a dejar que esto se archive como un incidente más. Justicia por Renato, por Leonel, por Daniel, por Santiago, por Luis, por Claudio y por todas las víctimas que aún no tienen nombre, que son más de 50”.
La jornada concluyó con una intervención simbólica frente a la entrada principal del hospital. Los familiares se agruparon en círculo, encendieron 54 velas —una por cada una de las víctimas identificadas hasta el momento— y colocaron sus carteles en el piso. Luego, cantaron en conjunto “La memoria”, el tema de León Gieco que fue elegido como homenaje y grito colectivo. La letra resonó entre los presentes mientras las llamas de las velas iluminaban los retratos impresos de sus seres queridos.
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