
"Viajar me genera ansiedad": claves para controlar los miedos


El glamour de los viajes esconde un lado B menos conocido pero real: la ansiedad que envuelve a algunas personas con respecto a la idea de irse de su casa por un período prolongado de tiempo.
Son los que dan mil vueltas y ponen las excusas más inverosímiles antes de tomar la decisión: "tengo mucho trabajo", aun en periodo de licencia por vacaciones; ¿y si entran ladrones?, en un edificio con seguridad privada; "más adelante, vemos..." cuando su agenda está libre de compromisos.
Incluso están aquellos que prefieren quedarse en casa en lugar de viajar con su familia. Como el caso de Carlos, un hombre de 50 años que todos los veranos se queda en su departamento de Villa Urquiza, mientras su esposa e hijos salen cada año a conocer distintos destinos fuera del país, porque la perra está viejita y no puede subirse a un avión, pero está tan apegada a su dueño que si la dejan en una guardería llora las tres semanas de viaje. Si les preguntás, en honor a la verdad, nunca lo intentaron, pero lo presumen.
Aunque parezca mentira, ocurre que para estas personas, pese al verano y la tendencia social a salir de vacaciones en esta época, la posibilidad de un viaje con amigos o familia no siempre se disfruta. A muchas de ellas la idea les provoca tanta ansiedad que prefieren evitar el viaje.
La dificultad de salir de la casa, en términos psicológicos, se conoce como agorafobia y es uno de los trastornos de ansiedad que experimentan muchas personas y que requiere un diagnóstico y un tratamiento oportuno para no convertirse en un obstáculo para la vida.
Es lo que observa la licenciada Marina Rovner, psicóloga especialista en trastorno de pánico, crisis de ansiedad y fibromialgia, profesora titular en la Universidad Abierta Interamericana: "El motivo principal en estos casos es el temor a alejarse de su casa y lo que produce ansiedad es la perspectiva de ir hacia un espacio desconocido. Cuando a la crisis de ansiedad se le suma el miedo a encontrarse en lugares o situaciones donde la fuga resultaría ser difícil o no se podría contar con ayuda en el caso de sufrir un ataque de pánico, estamos en presencia de lo que se denomina agorafobia desde una perspectiva psicológica".

En la visión de la Licenciada Cecilia Zugazaga, psicóloga especialista en familias y vínculos, docente titular de la UAI, cuando lo que impide salir de viaje es el apego exagerado a algún miembro de la familia, estamos en presencia de un trastorno por dependencia, que también requiere atención, ya que dificulta a la persona poder disfrutar su vida con libertad. "En general, en mi consultorio no he visto personas que teman salir de viaje, ya que la búsqueda del placer hace que las personas vean los viajes como un placer inmediato. Pero sí tuve un paciente que tenía miedo de dejar a sus padres solos, aunque estos no tenían ninguna dificultad que lo justificara".
También, entre los motivos está el miedo a determinados medios de transporte, como al barco y, el más frecuente, al avión. Pero el miedo a volar hace tiempo que tiene tratamiento y hasta una asociación de ayuda mutua a la que pueden acudir quienes lo sufren.
Qué es la agorafobia
La ansiedad en sí no es mala, destaca la licenciada Rovner. "Muchas veces, la ansiedad nos sirve para prepararnos ante situaciones nuevas como, por ejemplo, averiguar datos sobre un nuevo empleo o informarnos antes de conocer a una persona". La experta sostiene que es importante diferenciarla de la agorafobia, ya que esta puede dificultar la realización o el disfrute del viaje al instalarse involuntariamente algunos pensamientos catastróficos: “Me voy a sentir mal, me va a pasar algo malo, me va a incomodar la gente, no me van a entender, voy a tener una crisis de pánico y nadie me va a ayudar”. Hay que estar atento a los primeros síntomas y contactarse con un profesional especializado para asegurarnos no tener una crisis antes de viajar.
La mayor parte de la población con trastorno de pánico muestra signos de agorafobia y ansiedad antes de desarrollarlo. Es lo que se conoce como el miedo a padecer miedo.
Las estadísticas indican que la posibilidad de padecer agorafobia con o sin historia de trastorno de pánico en algún momento de la vida es del 3,5 % (USA National Comorbility Replication, 2005). Quien la padece sabe que su miedo es irracional, pero no termina de creer que estará seguro fuera de su lugar conocido o “zona de confort” por mucho que intenten repetírselo. La agorafobia tiene un costo social elevado porque quienes la sufren suelen alejarse de amistades y reducir actividades sociales, autoexcluyéndose de grupos de participación.
En caso de padecer este tipo de fobia es muy importante no automedicarse y sí recurrir a un profesional con experiencia en el tema, destaca Rovner.
A qué temen las personas con agorafobia
- Salir solas de la casa
- Viajar en transporte público
- Estar en lugares donde no se identifiquen los baños ni salidas de emergencia
- Estar en lugares muy abiertos (parques, plazas)
- Estar en eventos con mucha gente y ruido
- Estar en lugares cerrados (cines, teatros)
La cuestión de la compañía, otro motivo de ansiedad
Zugazaga observa que en los últimos años la búsqueda del placer y de la inmediatez está a la orden del día. El disfrute y la búsqueda de gratificaciones a corto plazo e incluso a largo plazo está simbolizada muchísimo en los viajes y en las vacaciones.
Otra cosa distinta es el tener preocupaciones del tipo con quién dejo el perro, o quién cuida a los padres mayores o cómo dejar asegurada la casa. "Estas son preocupaciones que tienen solución y el paciente lo resuelve con distintos recursos, desde contratar cuidadores idóneos a asegurar la casa o dejarla a familiares o amigos que la cuiden", observa.
Pero lo que sí observa la experta es que la compañía en las vacaciones para la gente que viaja sola o que no tiene una familia o que no organizó un plan con amigos con el tiempo suficiente para planificarlo y hacer acuerdos en cuanto a destinos, costos e intereses, se vuelve un tema de ansiedad y preocupación. "Cuando llegan las vacaciones, a la gente que está sola, que no tiene una familia y que no planificó, le cuesta encontrar una 'pata' para salir de vacaciones". La dificultad reside, básicamente, en encontrar un compañero con el mismo estilo de vacaciones, al no estar seguros de hallarlo se genera ansiedad por temor a no disfrutar de un viaje de este tipo.
Aunque en la recomendación de la especialista, si uno no encuentra un compañero y teme salir a la aventura sin un apoyo, la solución no está en obligarse a vencer los miedos y decidirse a viajar solo, sino en encontrar ese paquete organizado o ese tour armado - los hay infinitos en las ofertas de viajes- que posibilita unirse a un grupo.
Estrategias para disfrutar al salir de vacaciones

- Elegir en qué medio de transporte viajar (auto, micro, avión, barco).
- Llevar elementos para distraerse durante el trayecto (tablet, libro, música).
- Conocer con anticipación la cantidad de paradas y dónde se realizarán, ya sea en transporte público o privado.
- Intentar viajar acompañado.
- Si es familia: pautar de antemano permisos y límites esperables.
- Si son amigos: elegir a personas de confianza que posibiliten la expresión de los miedos.
- Elegir en qué tipo de lugar se van a alojar teniendo en cuenta el piso, número de camas, ventanas, baños.
- Prever el emplazamiento del alojamiento teniendo en cuenta la distancia a lugares de esparcimiento público (cafés, cines, balnearios, centros comerciales).
- Participar activamente en la elección de actividades durante el tiempo que dure el viaje.
- Viajar con ropa cómoda y llevar en el bolso de mano alguna muda de ropa extra por si es necesario cambiarse.