Adiós al Momo Challenge: el artista japonés anunció la muerte de la criatura viral

Con ojos saltones y una amplia sonrisa siniestra, una criatura que nació de la imaginación del artista plástico japonés Keisuke Aiso en 2016 se transformó años más tarde en la figura central del Momo Challenge, un desafío viral que circuló en las redes sociales y en WhatsApp entre las cuentas de usuarios de América latina.
"Todo comenzó en un grupo de Facebook en donde se retaba a los integrantes a entablar comunicación con un número desconocido, a pesar de venir acompañado de una advertencia", publicó en Twitter la Unidad de Investigación de Delitos Informáticos de la Fiscalía General del Estado de Tabasco, en México (UIDI) a mediados de 2018. Quien recibía el mensaje era desafiado a ponerse en contacto a un número desconocido por WhatsApp para evitar la aparición de Momo por las noches, entre otras variantes del reto viral que comenzó en América latina y que ahora se extendió en Reino Unidos y en algunos países europeos.
La inquietante imagen utilizada en el Momo Challenge estaba tomada de la obra de Aiso, una figura inspirada en una criatura del folklore japonés y chino que aterra a los niños. "El origen de la obra parte de ubume, una leyenda que relata el regreso de una mujer que murió en un parto y que busca acosar a las personas como un espíritu viviente", dijo el artista japonés.
Estuvo en una exposición en una galería de arte en Tokio y luego quedó en un depósito del artista hasta que se enteró de la repercusión que tuvo su obra.

"Estaba algo confundido al principio, y después descubrí de qué se trataba el Momo Challenge", dijo Aiso en una entrevista con The Japan Times, tras recibir una serie de mensajes que lo criticaban por haber creado una criatura tan aterradora. Por otra parte, el artista incluso recibió propuestas de productores para utilizar la imagen de su obra en series y películas.
"Sería terrible si intentara hacer dinero con esta obra", agregó Aiso tras conocer las inquietudes que generó el Momo Challenge, un reto que estuvo relacionado con riesgos como el robo de datos personales, el acoso y hasta la incitación al suicidio y a situaciones violentas.
Aiso reconoce que fue gratificante ver que su obra se hizo famosa en todo el mundo. Incluso un amigo le trajo una máscara hecha en México utilizada para las celebraciones del Día de los Muertos. Sin embargo, también lamenta que haya sido por el uso inadecuado de la imagen de la aterradora criatura. "Tengo un hijo pequeño y entiendo lo asustados que deben estar los padres", dijo Aiso, que asegura que la escultura ya no existe, y que solo quedan algunos moldes de yeso de la obra original perdidos en algún lugar en el taller en Tachikawa, al oeste de Tokio.