Con el Galaxy Note10, Samsung quiere renovar su vidriera
Hoy por la tarde (a las 17, hora de la Argentina) Samsung presentará en Nueva York el Galaxy Note10. Como suele suceder, ya se filtró casi todo lo que ofrecerá el equipo, que vendrá en dos tamaños (grande y extra grande), mantiene el lápiz para escribir en pantalla que lo hizo célebre y otro distintivo de la familia Note, aunque en esta ocasión está algo deslucida: es una muestra del poderío técnico de la compañía. Desde el Galaxy Note original de 2011 (que nos parecía enorme con una pantalla que hoy es convencional, de 5,3 pulgadas), esta familia de productos siempre ha tenido lo mejor que Samsung puede ofrecer. Pero ahora hay una diferencia: en septiembre es cuando saldrá a la venta el Galaxy Fold, el primer teléfono flexible, que debía llegar al mercado en abril y debió posponer su presencia por un error de diseño.
El problema del precio
El Galaxy Fold tiene un precio internacional de 1980 dólares. Los precios del Galaxy Note10 no son oficiales todavía, pero si sigue al Note9 debería ser un poco más caro que el Galaxy S10+, es decir, rondar los mil dólares. Mil dólares es un montón de dinero, incluso para quienes quieren tener lo que consideren que es el mejor teléfono en su bolsillo (de Apple, Samsung, Huawei, o lo que fuere). Pero el monto extra se siente aún más cuando los equipos que no son premium/ultra alta gama/super especiales ya ofrecen un nivel superlativo en fotografía y una excelente experiencia de uso. Eso extiende su vida útil (el promedio internacional supera los dos años y medio de uso antes de renovarlo), y frena el recambio, sobre todo de la gama muy alta: son mejores teléfonos, tienen mejor hardware, duran más y como costó un dineral acceder a ellos, se los exprime hasta lo último.
Mercado en contracción
Samsung ya avisó que sus Galaxy S10 vendieron menos de lo previsto, en un mercado internacional de smartphones que lleva 7 trimestres seguidos achicándose y en donde, igual, aumentó sus ventas (75 millones de equipos en el segundo trimestre, lo que mejor su participación de mercado al 22 por ciento). Lo mismo para Huawei, que aún con el freno de mano que le metió Donald Trump vendió más gracias al apoyo incondicional del mercado chino y hoy tiene el 17 por ciento del mercado internacional. En el resto del planeta no le fue mal tampoco, aunque no logró mejorar su posición, y hoy es segunda cómoda, dejando atrás a Apple (que fue la que más presencia perdió en estos meses, aunque sigue siendo el tercer mayor fabricante de celulares, con el 11 por ciento de las ventas y un margen de ganancias inigualable). Estos números son una combinación de los reportes de IDC, Counterpoint y Canalys, entre otros; para IHS Apple está cuarta. En América latina Samsung tiene un poquito más de la mitad del mercado en ventas, seguida por Motorola en toda la región.
Más modelos en uso
Otro ejemplo: las cinco o seis primeras marcas (Samsung, Huawei, Apple, Xiaomi, las hermanas Oppo y Vivo) se llevan cada vez más ventas. Hoy la categoría "otros", donde entran Motorola, Sony, LG, OnePlus y más marcas, representa sólo un cuarto del mercado total. Y aún así, el número de dispositivos en uso aumenta: la firma ScientiaMobile, que entre otras cosas mide qué cantidad y tipo de dispositivos hay en el mercado, calcula hoy más de 63 mil modelos en uso a junio de este año, contra 15 mil en 2011. Hay más variedad de dispositivos porque los antiguos se resisten a morir. De hecho, según esta consultora, el smartphone más usado en el primer trimestre del año en todo el mundo era el iPhone 7, un equipo que llegó al mercado en 2016 (aunque se siguió vendiendo un par de años más, a un precio reducido).
La gama media es cada vez mejor
No está de más aclarar que en años anteriores los tope de línea de Apple, Samsung y Huawei estaban a la cabeza de sus ventas respectivas. Sí, es lógico que se venda más un teléfono de 200 dólares que uno de mil, sobre todo en mercados como el nuestro. Pero en Norteamérica, Europa y parte de Asia, sobre todo, el segmento premium era formidable (sobre todo, cuando su precio rondaba los 700 dólares como mucho), y ahora comienza a contraerse más que el resto (en Device Atlas se pueden recorrer los equipos más populares en cada país y ver las variaciones entre la Argentina y Alemania, por ejemplo). Samsung, al igual que sus competidores, sabe esto, y tiene perfectamente claro que el volumen está en los equipos más económicos. Pero en aquellos la rentabilidad es menor; el buen margen de ganancia está en los teléfonos caros. Apple tiene los servicios asociados al iPhone como contrapunto (vende menos teléfonos, pero a largo plazo gana más dinero por cada uno de ellos). Samsung, mientras, ya no tiene un smartphone estrella, sino cinco o seis (los tres Galaxy S10, los probables dos Galaxy Note, el Galaxy Fold). Busca, con la variedad de opciones y precios, y programas de recambio de equipos, que toman los antiguos como parte de pago (funcionan en la Argentina también), hacer más atractivo este segmento y lograr que deje de ser simplemente aspiracional y se transforme, de nuevo, en algo accesible. Pero es su propio éxito (y el del resto de la industria) en el segmento medio, con excelentes teléfonos que cuestan la mitad que lo que probablemente costará un Galaxy Note10, lo que conspira contra esto. En unas horas tendremos más información sobre eso.