La moda de los tatuajes sonoros llegó a la Argentina
El tatuaje es esencialmente un arte visual, pero una variante forjada hace algunos años en California –y recién llegada a la Argentina– propone una prolongación sensorial. "Me interesa crear experiencias únicas, capaces de transformar vidas", dice el creador de los tatuajes sonoros, Nate Siggard. Su crisálida nació en 2017, cuando este artista multidisciplinario e inventor tatuó en su pierna el dibujo de una onda sonora que contiene las voces de su hija y esposa diciendo "te amamos". Cuando subió un video a las redes sociales mostrando su invento y el contador superó las 70 millones de visitas, Siggard supo que tenía una mariposa en potencia.
Para sumarse a la propuesta de Skin Motion hay que seguir algunos pasos. Para comenzar, subir en el sitio web de la empresa un audio y crear un dibujo, por lo general, una onda. Después hay que animarse a la aguja y tatuarse el dibujo. Finalmente, descargar una app que, gracias a la cámara del dispositivo, decodifica el tatuaje y reproduce el sonido que contiene. Desde la empresa explican que la magia es cortesía de una combinación de procesamiento de audio y reconocimiento de imágenes, que en sintonía ofrecen una experiencia de realidad mixta.
Hay que tener en cuenta que la app requiere el pago de una suscripción anual, en dólares. Además recomiendan que los audios no sean muy extensos, y elegir una parte plana del cuerpo para el tatuaje. ¿El dibujo es siempre una onda? Según los artistas es posible configurar el diseño, aunque siempre respetando ciertos parámetros para que el smartphone pueda reconocerlo.
De California a Buenos Aires
La mariposa tuvo fuerza suficiente para volar hasta nuestro país. La primera ciudad argentina que lo recibió fue Bahía Blanca, en una casa de tatuajes ubicada en el centro de la ciudad. "Al abrir el estudio ya conocíamos la aplicación Skin Motion. Hubo una pronta identificación con esa propuesta, ya que rompe los patrones normales del tatuaje", dicen en diálogo con la nacion Lucrecia Cabrera y Guillermo Monzón, del estudio Santa Tinta.
El conejillo de indias no estaba muy lejos. Lucrecia tatuó en la piel de su socio un audio de su hijo Benjamín. "Al ver que funcionó, lo festejamos –recuerdan–. Con el tiempo, este estilo va a ganarse un lugar. Creemos que se enfocará en un público que busque llevar una emoción profunda en la piel".
"La gente se sorprende mucho al ver que se puede reproducir un tatuaje –dice Lendher Llovera, que importó la propuesta a Capital Federal con su marca Inksighttattoo–. No solo es posible dar play en el tatuaje, también se ven muy bien estéticamente", sostiene.
Lucrecia, de Santa Tinta, comenta que hay quienes se tatúan fragmentos de canciones. Pero sin duda, la emoción abunda en esta mariposita. Además de los "te amo" y "te quiero" por doquier, hay quienes eligen latidos de corazón tomados de una ecografía o ladridos de sus mascotas.
Resta por ver si la analogía con la mariposa se romperá cuando este proyecto demuestre su capacidad para vivir más que el tiempo breve de los vistosos insectos primaverales.