Desastres aéreos recientes avivan temores sobre la seguridad de volar
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LA NACION
Todos los recientes desastres aéreos y casi accidentes han preocupado a la gente sobre la seguridad de volar.
La colisión en el aire que mató a 67 personas cerca de Washington D.C. el mes pasado fue el peor desastre. Pero también hubo el avión que se estrelló y volcó al aterrizar en Toronto, el accidente aéreo en Filadelfia y un choque de avión en Alaska que mató a 10 personas, así como dos pequeños aviones que colisionaron en Arizona.
Todo esto ocurrió antes del momento aterrador de esta semana en Chicago, cuando un avión de Southwest Airlines tuvo que abortar su aterrizaje para evitar chocar con otro avión que cruzaba la pista.
Un avión que aterrizaba en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington también tuvo que realizar una maniobra de despegue el martes para evitar acercarse demasiado a otra aeronave que despegaba de la misma pista.
Sin mencionar el momento este mes cuando un avión de Japan Airlines rozó un avión de Delta estacionado mientras estaba rodando en el aeropuerto de Seattle, o las preocupaciones de seguridad que surgieron después de que se encontraran polizones muertos dentro de los compartimentos de las ruedas de dos aviones y a bordo de otros dos vuelos. Además, un avión de United Airlines se incendió durante el despegue en el aeropuerto de Houston y un pasajero abrió una puerta de emergencia en un avión antes de despegar en Boston.
Así que, por supuesto, la gente se pregunta si su vuelo es seguro.
La colisión del 29 de enero entre un jet de pasajeros de American Airlines y un helicóptero del Ejército mató a todos los ocupantes de ambas aeronaves. Fue el accidente aéreo más mortal en Estados Unidos desde el 12 de noviembre de 2001, cuando un jet se estrelló en un vecindario de la ciudad de Nueva York justo después del despegue, matando a las 260 personas a bordo y a cinco en el suelo. Después de eso, no había habido un accidente mortal de ningún tipo que involucrara a una aerolínea estadounidense desde febrero de 2009.
A principios de este mes, 21 personas resultaron heridas el 17 de febrero cuando un vuelo de Delta se volcó y aterrizó panza arriba en el Aeropuerto Pearson de Toronto. Todos sobrevivieron a ese accidente.
Los accidentes son más comunes en avionetas o aviones más pequeños, como la Cessna de un solo motor que se estrelló en Alaska el 6 de febrero, o las dos avionetas que chocaron en Arizona el 19 de febrero. Diez personas, incluido el piloto, murieron en el accidente de Alaska, y dos fallecieron en el de Arizona.
Un avión de transporte médico se estrelló en Filadelfia el 31 de enero, matando a las seis personas a bordo y a otra persona en el suelo. Ese Learjet generó una enorme bola de fuego cuando se estrelló contra el suelo en un vecindario poco después de despegar de un pequeño aeropuerto cercano.
Los accidentes fatales atraen una atención extraordinaria en parte porque son raros. El historial de las aerolíneas estadounidenses es notablemente seguro, como lo demuestra el largo período entre accidentes fatales.
Pero los accidentes mortales han ocurrido más recientemente en otras partes del mundo, incluido uno en Corea del Sur que mató a las 179 personas a bordo en diciembre. También hubo dos accidentes fatales que involucraron al problemático avión 737 Max de Boeing en 2018 y 2019. Y en enero pasado, un tapón de puerta se desprendió de un 737 Max mientras estaba en vuelo, lo que generó más preguntas sobre el avión.
Los funcionarios federales han estado expresando preocupaciones sobre un sistema de control de tráfico aéreo sobrecargado y con falta de personal durante años, especialmente después de una serie de casi accidentes entre aviones en aeropuertos de Estados Unidos. Entre las razones que han citado para la escasez de personal están los salarios no competitivos, los turnos largos, la formación intensiva y las jubilaciones obligatorias.
El presidente Donald Trump añadió a esas preocupaciones cuando culpó por la colisión en el aire sobre Washington D.C. al sistema de control de tráfico aéreo “obsoleto” del que dependen los aeropuertos y prometió reemplazarlo.
A pesar de todo eso, los funcionarios han intentado tranquilizar a los viajeros de que volar es el modo de transporte más seguro. Y las estadísticas respaldan eso.
El Consejo Nacional de Seguridad estima que los estadounidenses tienen una probabilidad de uno en 93 de morir en un accidente de vehículo motorizado, mientras que las muertes en aviones son demasiado raras para calcular las probabilidades. Las cifras del Departamento de Transporte son similares.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y la Administración Federal de Aviación están investigando estos recientes accidentes y casi accidentes para determinar qué los causó y buscar formas de prevenir su recurrencia.
Ya ha habido revelaciones preocupantes sobre la colisión en el aire, pero tomará más de un año obtener el informe completo sobre lo que sucedió.
La NTSB siempre recomienda pasos que podrían tomarse para prevenir que los accidentes vuelvan a ocurrir, pero la agencia tiene una lista de cientos de recomendaciones anteriores que han sido ignoradas por otras agencias gubernamentales y las industrias que investiga.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, ha dicho que el público tiene razón al afirmar que accidentes como los recientes son inaceptables. Por eso planea asegurarse de que “la seguridad sea primordial” mientras lidera la agencia que regula todos los modos de transporte.
“Me siento realmente bien acerca de dónde estamos y hacia dónde vamos y los planes que tenemos para asegurarnos de que incluso hagamos el sistema más seguro y eficiente de lo que es hoy”, dijo Duffy en una entrevista con Fox News.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
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