Hay algunas recomendaciones básicas que permiten desenvolverse con mayor seguridad en entornos urbanos y autopistas; qué tener en cuenta
2 minutos de lectura'
Antes de arrancar la moto, siempre conviene dedicar apenas un par de minutos a una revisión básica. No sirve como reemplazo del mantenimiento periódico, pero puede evitar accidentes provocados por fallas tan simples como un neumático desinflado o una luz que no funciona.
El primer punto son los neumáticos: son el único contacto con el suelo y si están mal inflados o con el dibujo desgastado, se pierde agarre y aumentan las distancias de frenado. Un control rápido de la presión y del estado del caucho evita sorpresas en plena curva o al frenar de golpe.
Directamente relacionado con esto aparecen los frenos, que forman parte del llamado “triángulo de seguridad” junto con neumáticos y suspensión. Alcanzan unos segundos para comprobar que el manillar junto al pedal respondan con firmeza, que el recorrido sea parejo y que no haya pérdidas de líquido.

La visibilidad es otro aspecto crítico. Muchas colisiones ocurren porque los demás conductores no pueden ver la moto o predecir su recorrido. Por eso resulta esencial encender y revisar las luces antes de salir: cortas, largas, posición, intermitentes y freno. Si alguna falla, es preferible resolverlo antes de subirse, por más que en el momento no parezca algo de mucha relevancia o las distancias que se estén por realizar sean cortas.
Lo mismo ocurre con la transmisión y los controles. Una cadena floja o mal lubricada puede soltarse en marcha y un acelerador que no regresa con suavidad complica el control del vehículo. A eso se suma la verificación de los niveles de aceite, refrigerante y combustible, prestando atención a posibles fugas.
Finalmente, el equipamiento del conductor completa la ecuación. El casco homologado y bien ajustado no evita el accidente, pero sí reduce de forma decisiva las consecuencias de una caída. Representa la diferencia entre un golpe y una lesión grave. Guantes, calzado cerrado y camperas con protecciones refuerzan la seguridad incluso en trayectos cortos o en verano, cuando el calor invita a descuidarse.









