Se destaca no solo por su estética inconfundible, sino por una mecánica potente y un comportamiento digno de un deportivo
Para los amantes de los autos, los MINI Cooper siempre han sido considerados como objetos de deseo. Es que no son muchos los vehículos que puedan presumir de tanta personalidad y carácter como el modelo creado por Alec Issigonis en 1959 para la British Motor Corporation. Si a eso le sumamos que subirse y conducirlos resulta siempre una experiencia extraordinaria, quedan claras las razones de tanta pasión.
En marzo se lanzó en nuestro país un facelift de la última generación –apenas la cuarta en estos 60 años de historia– con una gama completa que incluye al MINi Cooper S Look JCW (por John Cooper Works), la versión intermedia y que probamos. ¿Qué cambia respecto de la generación anterior? Fundamentalmente, que creció unos centímetros y que se le hicieron algunos cambios estéticos que apuntaron a los detalles. En ese sentido, el más distintivo (y que es el que permite identificar a las unidades de esta generación) es que las luces traseras tienen tiras de LED que dibujan la bandera británica. Y en cuanto al restyling, tampoco son demasiadas las variantes: los faros delanteros nuevos vienen con sistema Matrix Led (adapta la intensidad de la luz al tránsito y el momento del día) y se han rediseñado los logos.
Esta versión cuenta con un pack de estética deportiva inspirada en el más potente de la gama (el John Cooper Works de 231 CV, también disponible en nuestro mercado) y que incluye un alerón amplio sobre la luneta, llantas de aleación de 17" en negro brillante, butacas deportivas y el emblema de JCW en el zócalo.
El interior muestra algunos cambios. A la mejora sustancial en cuanto a materiales y terminaciones, suma una pantalla táctil de 6,5", nuevos tapizados y un volante multifunción renovado. El equipamiento es completo e incluye climatizador bizona, navegador, conectividad por Bluetooth y control de velocidad crucero, entre otros. El espacio es excelente para las dos plazas delanteras (hay que recordar que estamos en un 2+2 es decir, dos plazas amplias adelante y dos bastante escuetas atrás) y la posición de manejo es muy sencilla de encontrar debido a que los asientos pueden regularse a voluntad (son eléctricos) y el volante se ajusta en altura y profundidad. En tanto, el baúl es bastante pequeño: apenas 211 L. En seguridad incluye 6 airbags, control de estabilidad y tracción, anclajes Isofix y demás.
Bajo del capot equipa un motor naftero con turbo 2.0 L que genera 192 CV a 5000 rpm y un torque de 28,5 kgm entre 1250 y 4600 rpm. Es un impulsor muy probado, confiable y eficiente (el consumo promedio en modo Eco es de 6,5 L/100km) que en esta edición 2019 se asocia a una nueva caja automática de 7 velocidades y doble embrague (desarrollo de BMW) de enorme precisión y respuesta inmediata y que se hermana a la perfección con el impulsor para lograr un conjunto definitivamente excepcional: por ejemplo, en modo Eco las primeras marchas son cortas y a partir de la quinta bien largas, mientras que en Sport y con la transmisión en manual se estiran hasta arriba del tacómetro y van pasando de manera explosiva. Algunos parámetros: acelera de 0 a 100 km/h en 6,7 s, alcanza una velocidad máxima (declarada por el fabricante) de 235 km/h y tiene una elasticidad excelente, ya que recupera de 80 a 120 km/h en 4,2 s.
El MINI siempre fue un auto divertido para conducir, ya sea en ciudad, donde se desplaza entre el tránsito con una agilidad maravillosa (aunque puede resultar un poco duro debido a los neumáticos run flat de bajo perfil), como en ruta o en circuito, donde transmite una sensación similar a la que se tiene cuando se maneja un karting. Es que es en modo Sport cuando realmente se luce. Picante y vertiginoso, ya desde el sonido grave que produce el impulsor regulando hasta las explosiones que se escuchan cuando se realizan los rebajes, todo invita a exigirlo. Y lo mejor es que siempre responde con holgura y con un comportamiento dinámico típico de un deportivo: se agarra muy bien en las curvas (gracias a la generosa distancia entre ejes, la trocha bien ancha y el conjunto de suspensiones más bien duro que evita rolidos y desplazamientos) mientras que en rectas se lo nota brioso y por momentos un tanto inestable (la dirección al ser tan directa responde de manera instantánea al mínimo movimiento, por lo que exige cierta firmeza).
No hay en nuestro mercado muchos autos que transmitan las sensaciones similares a las de este MINI, y aunque el precio pueda resultar un poco alto (US$51.200 para esta versión) sin duda la inversión vale la pena.