¿Cómo vemos las crisis? Lo siniestro y el humor se cruzan en el microcentro porteño
Fotografías no convencionales tomadas por Rodrigo Abd durante sus coberturas de conflictos en distintos países convivirán desde el martes en Arthaus con obras de Agustín Sirai protagonizadas por “muertos vivos”
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“¿Qué ves? ¿Tanques de guerra o cámaras de fotos?”, pregunta Rodrigo Abd al señalar una fotografía aérea tomada en Ucrania en 2022. Muestra restos calcinados de unos objetos amarillos con un círculo en el centro, que podrían ser tanto una cosa como la otra. Se aparta de las escenas obvias y entra en un terreno ambiguo, al igual que la imagen de tapa de la publicación que acompañará desde el martes próximo su muestra en Arthaus: la que retrata a una chica paseando a su perro en Kiev, frente a los restos de un centro comercial bombardeado por Rusia.
Desvío se titula esta exposición que no busca repasar las fotos icónicas de más de veinticinco años de trabajo, durante los cuales fue reconocido con dos premios Pulitzer por sus coberturas de conflictos armados para la agencia AP. “Es un desvío de la nota convencional que resolvemos como fotoperiodistas todos los días”, explica el fotógrafo argentino, que también integró el staff de LA NACION.

“Él siempre fue un buceador de lo lateral, de lo que está fuera de escena, de aquellas historias mínimas que dan cuenta de las violencias del mundo”, señala la curadora, Jazmín Tesone, en referencia a la actitud con la cual Abd cubrió guerras en Ucrania, Siria y Afganistán, la caída de Khadafy en Libia o enfrentamientos de todo tipo en varios países latinoamericanos.

Entre las que mejor reflejan esa manera de mirar se cuenta la que registra el trabajo cotidiano en un taller mecánico devenido funeraria. En una pose digna del “Pop Latino” de Marcos López, Glendy Maldonado mira a la cámara a través de su flequillo mientras cose el cuerpo de un cadáver. A pocos metros de ella, un hombre sonríe con la vista enfocada en algo ajeno a la escena.

“Mira la televisión en un momento de descanso. La cercanía con la muerte era una parte constitutiva de su cotidianidad”, explica Abd sobre la realidad de Guatemala en 2009, cuando “era una de las naciones más peligrosas del planeta, con un promedio de diecisiete homicidios por día”. Agrega que Glendy y su compañero trabajaban para don Carlos, dueño del taller, quien solía dormir la siesta entre ataúdes tras haber decidido que “reparar a los muertos era más lucrativo que reparar autos”.

“¿Cómo se cuenta una crisis?”, se pregunta el fotógrafo al relatar otra historia paralela a las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, en 2017. En una ciudad con escasez de servicios básicos, él se encontraba alojado en un hotel de lujo que le garantizaba agua, luz y alimentos. Descubrió así que allí hacían fiestas los “sifrinos” y los “enchufados”. Es decir, quienes llevaban una vida de riqueza y ostentación, o se beneficiaban por tener contactos con la corrupción del sistema político.

“La misma noche de mi llegada, alguien llamó a mi puerta –recuerda Abd-. Varios jóvenes se habían equivocado de habitación: buscaban la suite presidencial. Estaban de fiesta y, para compensar que me habían despertado, me ofrecieron unirme a ellos. Me invitaron, sin saberlo, a un traveling social. La celebración en la suite de treinta metros duró tres días. En ese lapso, alterné las fotos de la fiesta con las de las calles y los mercados de Caracas, golpeados por la escasez y la hiperinflación”.

Las imágenes que escapan a lo habitual se exhiben también de forma poco convencional: flotan en la sala. De esa manera, el visitante se puede encontrar de forma aleatoria con la foto de una combi que transportaba urnas con cenizas humanas en Perú durante la pandemia, atadas con cinturones de seguridad, o con un chico que posa junto a una recreación en cartón del papa y un par de policías armados en Bolivia. Más inquietante es la del perro que olisquea la cara de un cadáver en Kiev: Abd sospecha que el difunto podría ser su antiguo dueño.

Hay otras de situaciones aún más extremas, en el frente de batalla. ¿Qué pasa en esos casos con el miedo? “El miedo también te ayuda, es imprescindible –responde Abd-. Porque te permite estar más alerta, escuchar más y poder planificar dentro del caos”.

A esa atención hay que apelar en la sala 2 de Arthaus, que aloja la muestra de Agustín Sirai, donde muchos de los protagonistas de sus pinturas y videos recientes son “muertos vivos”. Y muy reconocibles: allí están desde Javier Milei, Lionel Messi y Wanda Nara hasta Jorge Lanata, Fito Páez y la Coca Sarli, bailando en una delirante “fiesta zombie”. Otra manera de percibir la realidad.

Para agendar:
Desvío, de Rodrigo Abd, y Un acto de transformación y otras escenas de viaje, de Agustín Sirai, desde el martes 20 de mayo a las 19 hasta el 3 de agosto en Arhaus (Bartolomé Mitre 434). De martes a domingos de 13 a 20, con entrada gratis.
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