Feria del Libro: llegó el turno de las bibliotecas populares
Ayer, desde temprano en La Rural, cientos de bibliotecarios hicieron fila en las puertas del Pabellón Azul para retirar los carritos de compras y las cajas para enviar libros a destino: un millar de bibliotecas populares de diversos puntos del país. Provistos de listas y paciencia, jóvenes, adultos, varones y mujeres esperaban con ansiedad que el reloj diera las doce para iniciar el recorrido por stands de editoriales grandes, medianas y pequeñas. Graciela, de la Biblioteca Popular Manuel Belgrano, de la localidad de Serodino, provincia de Santa Fe, contó que su biblioteca, "del pueblo natal de Juan José Saer", tiene cerca de quinientos socios. Visitará la Feria el fin de semana para comprar libros "hasta donde alcance el dinero", según confesó. Ejemplares de novelas de Nora Roberts, Viviana Rivero y Cristina Bajo, libros infantiles publicados por Sigmar, Ojoreja y Santillana y ensayos de Mario Vargas Llosa, Jorge Asís y Beatriz Sarlo se apilaban en cajas provistas por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip). El Correo Argentino brinda un descuento exclusivo del 30% para las bibliotecas populares que realizan envíos de material bibliográfico desde la Feria.
La puesta en marcha del programa Libro% en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires es una de las actividades más enriquecedoras para la comunidad lectora. Esta es la decimotercera edición de la compra de libros al 50% de su valor comercial. Auspiciada por la Conabip desde 2005, en esas jornadas se reúnen representantes de bibliotecas populares de todas las provincias. En muchas localidades, las bibliotecas populares son el único espacio cultural e, incluso, el único lugar público donde se puede pedir libros prestados, participar de talleres, conferencias y conciertos y acceder a una red de catalogación digital de nueve millones de ejemplares. La cuota mensual que pagan los socios oscila entre los 10 y los 100 pesos. Creada por Domingo Faustino Sarmiento en 1870, la Conabip es una de las instituciones más relevantes de la Argentina, elogiada por especialistas extranjeros como Peter Burke y Roger Chartier. Está presidida por el profesor Leandro de Sagastizábal y depende del Ministerio de Cultura de la Nación.
Ausente con aviso, el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, grabó un video que se difundió al inicio del acto de bienvenida. "Esta acción tiene un enorme impacto, no solo en los lectores, no solo en los bibliotecarios, que aprovechan la ocasión para formarse y seleccionar lo que van a llevar, sino también en la industria editorial", dijo el ministro en un mensaje orientado a calmar las protestas del sector editorial por la brusca caída en la producción de libros desde 2015. Avelluto viajó a Guatemala para participar de la Cumbre Iberoamericana de Ministros de Cultura.
Este año, el presupuesto de la Conabip aumentó un 10% respecto de 2017. De Sagastizábal administra actualmente un fondo de 155 millones de pesos. Al programa Libro% se destinaron 24 millones. Cerca de mil bibliotecas populares recibieron 13.200 pesos para invertir en libros para la comunidad de pertenencia. Otros socios adherentes, que no son de bibliotecas populares, obtuvieron solo la credencial para comprar libros con el suculento descuento del 50% hasta el mañana. Pese a la inflación del 25% en 2017, el monto de dinero que recibió cada biblioteca fue igual al del año pasado; no obstante, aumentaron un 20% los subsidios para gastos de pasaje y hospedaje de aquellos bibliotecarios de pueblos y ciudades de provincias. "La compra de libros es solo otra herramienta de la promoción de la lectura; nuestro objetivo primordial es construir lectores", observó De Sagastizábal a LA NACION.
En su discurso de bienvenida, el funcionario indicó que la Conabip es uno de los pocos organismos nacionales que ejecuta el presupuesto por completo y en el que el porcentaje destinado a sueldos roza apenas el 20%. Además del subsidio del programa Libro%, las bibliotecas populares reciben dinero para afrontar gastos de servicios, que este año, debido a los aumentos, se triplicaron (en el mejor de los casos). Algunas de las bibliotecas populares obtienen además un subsidio provincial o municipal, pero el 75% de las compras que los representantes de las bibliotecas realizan en la Feria se hace con el apoyo de la Conabip. "Es una gran ayuda para renovar el catálogo y responder a los pedidos de los socios", contó María Ester, de la Biblioteca Popular Ricardo Rojas, de Coronel Moldes, provincia de Córdoba. Esa institución cumplirá 50 años en 2019.
Son escasas las provincias que pagan el sueldo de los bibliotecarios: solo la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. Una deuda que la provincia gobernada por María Eugenia Vidal tiene con los bibliotecarios hizo que De Sagastizábal prometiera su intervención para solucionar el conflicto. A las bibliotecas no llegan los fondos suficientes hace cinco meses. En las antípodas, Santa Fe es la provincia que mayor inversión realiza en esos espacios de sociabilidad y conocimiento.
Varios editores, presentes para recibir y aconsejar a los bibliotecarios, mostraban buen semblante. Por tres días, las ventas de libros están garantizadas. En la página web de la Conabip, hay un espacio para que las editoriales que participan de la Feria informen sobre sus catálogos. "Buscamos que la Feria sea un lugar de enriquecimiento para los bibliotecarios, y que puedan conocer materiales de editoriales chicas y medianas muy valiosas", dijo De Sagastizábal. En 2017, se habían registrado en esa página web 106 editoriales; este año, 218 sellos.
En la Biblioteca Popular Sarmiento, de Villa Cañás, provincia de Santa Fe, hay socios de 10 y de 90 años. Susana, la bibliotecaria de esa institución creada por los vecinos en 1931, había hecho parte de la compra de libros de modo anticipado, por Internet. "Queremos que los jóvenes se incorporen en las comisiones de las bibliotecas", expresó De Sagastizábal. Otro objetivo de su gestión es lograr que se forje un vínculo estrecho con las comunidades. "Los sectores populares han mutado y las bibliotecas deben adaptarse", agregó.
El momento especial del acto de apertura fue cuando la Conabip entregó a Galileo Bodoc, uno de los dos hijos de la escritora Liliana Bodoc (fallecida a inicios de este año), un reconocimiento a la autora de Los días del venado como "Amiga de las Bibliotecas Populares". Bodoc llegó a enterarse de esa condecoración, que merecía como pocos intelectuales argentinos. Emocionado, Galo contó que su madre siempre estaba pronta a dar una mano a esas nobles instituciones argentinas. "Las bibliotecas populares son unidades de resistencia fundamentales", añadió el joven. ¿Resistencia a qué? Al olvido, a la destrucción de lazos y a la desigualdad, enemigos de toda construcción de una sociedad democrática.