“Ser hija de la víctima e hija del agresor es una carga terrible”
Caroline Darian, la hija de Gisèle Pelicot, publicó un diario donde reconstruye cómo fue el momento en el que se enteró de los delitos cometidos por su padre
6 minutos de lectura'
“¿Cómo es mi vida en esos momentos? Tengo cuarenta y dos años, un trabajo que me apasiona, un marido, un hijo y una casa. En otras palabras: una vida sencilla, que no se ve afectada por ningún seísmo. Una vida privilegiada. Aún conservo la inocencia de los días que transcurren sin sobresaltos. El mañana es una promesa, nunca una amenaza. Mi vida gira en torno a mi marido, mi hijo, mi trabajo, mis actividades, mis padres, mis hermanos y mis amigos. Todo es absolutamente banal.
Pero nadie mide el precio de lo banal hasta que lo pierde”. Así retrata Caroline Darian su vida justo antes de que todo se derrumbe.
La hija de Gisèle Pelicot escribió un diario durante más de un año, desde el 2 de noviembre de 2020, momento en que su madre le revela los delitos que cometió su padre, Dominique Pelicot. Ese testimonio se convirtió en Y dejé de llamarte papá, publicado en Francia en 2022 y este mes en español por Seix Barral ($24.900). “Ser hija de la víctima e hija del agresor es una carga terrible”, se lee en el prólogo.
En diciembre pasado, la Corte Criminal de Aviñón, en Francia, condenó a Dominique Pelicot a 20 años de prisión tras hallarlo culpable de haber drogado durante casi una década a su esposa para que más de 70 hombres abusaran de ella mientras estaba inconsciente. Actualmente, Pelicot está siendo investigado por su posible implicación en dos crímenes ocurridos en París. Hasta el momento, ha confesado un intento de violación a una joven de 19 años en 1999, mientras que la justicia aún debe determinar si fue responsable de la violación y el asesinato de Sophie Narme, una mujer de 23 años, en 1991.
A través de este relato íntimo y desgarrador, Caroline Darian (el apellido es un seudónimo que surge de la contracción de los nombres de sus dos hermanos, David y Florian) expone el momento en el que su vida y la de toda su familia cambian para siempre. Y dejé de llamarte papá no es solo la historia de una hija que enfrenta la verdad sobre su progenitor, sino también una reflexión sobre la identidad, el peso de la herencia familiar y la dificultad de disociar el amor del dolor. En este libro la autora desnuda el duelo que atravesó: no solo por el padre que pierde, sino también por la versión de sí misma que deja atrás de manera forzosa.

Hasta hace apenas unos años, el nombre de Dominique Pelicot pertenecía al anonimato de su círculo íntimo. Para su hija, era simplemente su padre, la figura que marcó su infancia con la aparente normalidad de una vida acomodada. Pero en 2020, cuando su madre le reveló la verdad, todo cambió: la historia que Caroline Darian creía conocer -sobre su padre, sobre su familia- se desmoronó.
El impacto fue inmediato y devastador. ¿Cómo conciliar la figura del padre amoroso y presente de sus recuerdos con el hombre condenado a 20 años por crímenes sexuales? ¿Cómo seguir llamando “papá” al hombre que, durante casi diez años, drogó a su madre para que fuera víctima de violaciones y abusos sexuales por parte de más de 70 desconocidos? Incapaz de procesar el torbellino de emociones que la invadía, Darian decidió escribir: “En mi caso, la escritura, valga lo que valga, es un camino. Tiene su función: separarme de mi padre, liberar mis hombros de la carga de su legado”.
Y dejé de llamarte papá nació como un diario íntimo, una forma de documentar el derrumbe de sus certezas y, al mismo tiempo, de intentar comprender lo incomprensible: “He intentado en vano descubrir y comprender la verdadera identidad del hombre que me crió. Incluso hoy sigo preguntándome por qué no vi ni sospeché nada. Nunca perdonaré lo que hizo durante tantos años. Sin embargo, aún conservo la imagen del padre al que creí conocer. A pesar de todo, sigue anclada en mí y forma un telón de fondo”.
El caso Pelicot tomó relevancia pública rápidamente en todo el mundo. Durante el juicio, que fue público, Gisèle se mostró frente a las cámaras en todo momento estoica, casi inmutable. Su figura fue tomada como ejemplo de lucha para las mujeres, que le agradecieron y demostraron su apoyo durante toda la instancia judicial. Sin embargo, en su diario, Caroline cuenta cuánto le costó a su madre asimilar los crímenes. La hija no pudo evitar sentir enojo y distancia: veía en la actitud de Gisèle un mecanismo de defensa que la llevaba a negar lo sucedido.
En el libro, Darian expone el desentendimiento entre ambas con honestidad. Gisèle, por momentos, llegó a sentir pena por su marido mientras estaba en prisión, incluso se replanteó si había hecho algo mal como esposa. Pero lo que más hirió a Caroline fue que su madre no creyera que Dominique hubiera sido capaz de cometer un delito contra su propia hija. En la causa judicial aparecieron dos fotos de Caroline dormida —ella está convencida de que su padre la drogó— y con ropa interior que no era suya. Aun así, su madre se aferraba a la duda.
“Duda de lo que he visto. Estoy atónita. Quizá sea una defensa inconsciente, pero esa reacción me duele (...) soy yo la de las fotos. No hay ninguna duda (...) Comprendo entonces que mamá escoge la negación”.
La conmoción de Caroline al enterarse de las fotos que le había sacado su padre fue tan grande que se desmayó en la comisaría mientras la policía le mostraba el expediente. Pocos días después, cuando el caso comenzó a ganar repercusión en los medios franceses, sufrió un ataque de nervios y tuvo que ser internada de urgencia en un hospital psiquiátrico. Pasó allí una noche, durante la cual le suministraron calmantes que, lejos de tranquilizarla, la hicieron revivir el calvario que padeció su madre. “No quiero ni oír hablar de tomar pastillas. Le explico (a la enfermera) que la sumisión química está directamente relacionada con el trauma que me ha conducido hasta aquí. No quiero estar sometida”.
Luego de la publicación del libro, Caroline se convirtió en una activista y lanzó en 2022 un movimiento de prevención llamado #NoMeDuermas: Stop a la sumisión química, para poder “hablar en nombre de las víctimas invisibles y no solo de mi madre”. En marzo saldrá su nuevo libro, que tratará sobre las víctimas de violación “que no tienen ni pruebas ni recuerdos”.
Con su testimonio, Darian no solo reconstruye su historia familiar, sino que también abre el debate sobre el impacto del abuso en el entorno de las víctimas y la dificultad de enfrentar la verdad cuando esta sacude los lazos más cercanos. Y dejé de llamarte papá, se suma a una serie de relatos que ponen en primer plano el peso del silencio y la necesidad de visibilizar estas experiencias, para “que la vergüenza cambie de bando”.
Otras noticias de Arte y Cultura
- 1
Personalidades de la cultura piden que se garantice la libertad de protesta en vísperas de la manifestación de mañana
- 2
Celebrar al prodigio de Bruno Gelber
- 3
¿Cuánto cuesta alquilar el Palacio Libertad, Tecnópolis, el jardín de un museo o el Planetario?
- 4
7 recomendados de arte y cultura para esta semana