Carlos Bielicki: hace medio siglo el ajedrez argentino se vestía de gala
Hace 50 años, un joven argentino Carlos Bielicki, de 19 años, se adjudicaba el Campeonato Mundial Juvenil de Ajedrez disputado en septiembre de 1959 en Münchenstein (Suiza); el tamaño de ese éxito sólo era comparable con lo logrado seis años atrás, por otro compatriota, Oscar Panno, ganador del Mundial en Dinamarca, en 1953.
Bielicki, por entonces vecino del barrio de Morón, totalizó 8,5 puntos a lo largo de las 12 ruedas de la competencia que reunió a 26 jugadores. El joven bonaerense fue escoltado por un trío compuesto por el yugoslavo Bruno Parma, el inglés David Rumens y el búlgaro Parik Stefanov que sumaron 8.
"Parece mentira pero no recuerdo todo tan claramente; sí sé que fue muy difícil conseguir apoyo para el viaje. Cómo si las cosas no hubieran cambiado, hoy nuestros jóvenes también tienen las mismas dificultades. A mí, al principio, el gobierno del Dr. Frondizi me iba a dar sólo medio pasaje pero ya sobre el pucho de la partida llegó la decisión de darme un pasaje de ida y vuelta. Y eso fue un gran alivio".
¿Recuerda cómo se entrenó para el certamen?
Tengo una anécdota sobre eso, porque después de la experiencia exitosa de Panno en el Mundial de 1953, yo también quería que fuera el maestro Julio Bolbochán mi entrenador. Por eso un día, algunas semanas antes del viaje a Suiza me acerqué al diario La Nación para hablar con Julio y pedirle si quería ser mi entrenador. Verlo y charlar con Bolbochán era una cosa muy fuerte para un joven como yo con tan pocos pergamino en el ajedrez argentino. La cuestión fue que cuando llegué a la redacción y Bolbochán me reconoció fue él el que se me acercó y me dijo Pibe vení que te tengo que hacer una nota. Mi emoción fue tan fuerte que no me atreví a pedirle nada más, así que viajé sin entrenador".
Carlos Bielicki, hoy vecino del barrio de Congreso, abogado, casado y con dos hijos mientras conversa con LA NACION, extrae de su memoria más recuerdos.
"Tal vez mi mejor preparación fue un magistral (Ángel Casanella) en Santa Fe; allí jugaron muchos de los grandes ajedrecistas argentinos y yo era apenas un juvenil sin embargo cumplí una gran actuación y alcancé el 3er puesto superado por Eliskases y Sanguinetti, aunque ninguno de los dos logró vencerme. Eso creo que me ayudó mucho para levantar mi autoestima".
-¿Y del viaje, el torneo y los festejos qué cosas más recuerda?
El viaje fue todo un tema; yo me defendía a los ponchazos con el idioma pero me las ingenié para llegar hasta la sede del torneo. Pero lo peor fue ver que la mayoría de mis rivales llegaban acompañados por importantes entrenadores y yo me preguntaba cómo iba a hacer para zafar de todo estos imprevistos, pero bueno la fortuna estuvo de mi lado, más allá de mi concentración, talento y esfuerzo puestos al máximo para alcanzar el objetivo.
¿Y con quién festejó la conquista?
Y… allí no abundaban los que hablaban castellano, así que un cubano, un tal Velazco y un filipino de nombre Naranjo que entendía el castellano fueron mis compañeros a la hora de los festejos. La verdad que fue una enorme satisfacción.
¿Y después que pasó?
Seguí un tiempo más jugando pero advertí que era imposible en la Argentina pretender vivir del ajedrez, tenía otras prioridades, quería formar una familia, tener hijos y para sostener todo eso no se podía sólo con el ajedrez. Estaba tan metido en querer ganar torneos donde había buenos premios que llegué a jugar dos torneos al mismo tiempo. Eso me sirvió para darme cuenta que no podía vivir de esa manera y en 1965 me retiré por primera vez.
¿Se arrepintió?
En verdad no; yo disfruto mucho del ajedrez, me gusta es un juego fantástico, pero regresaba cada tanto a jugar torneos para divertirme pero mi falta de preparación me llevaba a consumir mucho tiempo hasta encontrar la respuesta y entonces eran mis rivales los que se divertían conmigo cuando tenía que hacer 15 o 20 jugadas en apenas 1 o 2 minutos.
En la actualidad, el maestro internacional Carlos Bielicki, a los 69 años, se ubica entre los 100 mejores ajedrecistas del país. Hace una semana, el Club Argentino de Ajedrez, a través de su presidente Luis Palacios, el vice, Claudio Goncalvez y otros integrantes de la Comisión Directiva dispusieron homenajearlo con una cena. Bielicki, cultor del perfil bajo y silencioso hasta para el llanto, eludió los elogios y se dedicó a contar varias de sus anécdotas frente al tablero. Allí estuvieron presentes varias de sus grandes actuaciones como las victorias antes enormes figuras extranjeras, como L. Pachmann y L. Evans. También los empates con T. Petrosian, D. Bronstein y M. Najdorf. El recuerdo incluyó los sabores agridulces de sus choques con algunos compatriotas como Oscar Panno, Héctor Rossetto y Raúl Sanguinetti.
Carlos Bielicki, un ex campeón mundial; sin duda, todo un señor maestro más allá del tablero.
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