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OLAVARRIA (De un enviado especial).- Mucha gente fue al autódromo para ver girar a Juan María Traverso en acción. El múltiplecampeón convoca siempre. Aunque sólo sean unas pruebas, aunque no compita contra nadie.
-¿Es cierto que éste será tu último año en el automovilismo?
-Sí. Ya tengo 51 años y lo pensé muy bien.
-Mirá la gente que vino a verte, ¿eso no lo vas a extrañar?
-Espero que no me olviden cuando deje de correr.
Traverso enciende otro cigarrillo. Se recuesta en una sillita y toma un café. No para de firmar autógrafos. Los más entusiastas le solicitan que se levante para sacarse una foto, y el Flaco, sin chistar, cumple con el pedido.
-¿Te cansa venir a probar?
-No. Toda mi vida hice esto. No sé hacer otra cosa. Pero ni idea de nada. En 1999, cuando salí campeón del TC, me hicieron una gran fiesta en Ramallo. En un momento, unos chicos me preguntaron si dejaba cantar a un grupo que era de mi ciudad. Les dije que sí y se pusieron a tocar. No me acuerdo a quién le dije: "Qué desastre que son éstos. Van a tocar acá y en ningún otro lugar". Resulta que el grupo era La Mosca. Triunfó acá y en España.
-¿Quedás dolorido después de un día de pruebas?
-No mucho, lo habitual. La espalda quizás es lo que más sufre.
-¿Creés que el automovilismo es un deporte?
-El automovilismo no es un deporte. El ajedrez tampoco. El deporte es algo para mejorar el físico. El automovilismo te lo hace m... Te lo empeora.
-¿Y a vos en qué te perjudicó?
-La columna, por ejemplo. Hay órganos que se deterioran por la temperatura y no se recuperan. El hígado, por ejemplo. Acá dentro, después de cinco vueltas, tenés 60 grados. Ahora los coches son un poco más frescos. Antes todos los gases entraban al habitáculo y el piloto se intoxicaba. Después de las carreras había que tomarse algo para el hígado. Me acuerdo que los dolores de cabeza eran por intoxicación. La columna te la hace polvo y los oídos, ni hablar. Fijate qué contradicción. El antidoping del automovilismo es el mismo que rige en los Juegos Olímpicos. Y al piloto en un auto de esta clase se le irritan los ojos, por ejemplo, y no se puede tomar ni una aspirina. Pero un piloto necesita muchas veces el soporte de los medicamentos para los dolores de espalda.
Juan Cruz, el hijo de Juan María, de 21 años y estudiante de publicidad, será el acompañante durante la temporada 2002. Se mete en la charla y pregunta: "¿No hay posibilidades de que nos peguemos en alguna carrera?"
Traverso toma aire y responde: "Ahora no, quizás hasta 10 años atrás, podía ser. Los autos son muy seguros y uno, con tanta experiencia, prevé los accidentes. Hasta cuando estamos parados en la grilla ya sé, por los pilotos que están adelante, dónde puede haber lío".




