Argentina-Brasil: "la paternidad" contra el mejor momento del equipo verdeamarelo

SEVILLA (De un enviado especial).- Lo conocemos demasiado. Nos conocen demasiado. Los vínculos entre la Argentina y Brasil son muchísimos. Desde la presencia de Rubén Magnano, el conductor del oro olímpico en Atenas 2004 que desde hace cinco años está en el banco brasileño, hasta la profunda amistad que existe entre algunos jugadores, como Tiago Splitter y Luis Scola.

Brasil será otra vez el rival en octavos de final. Igual que en Turquía 2010. Y volverán a cruzarse pasado mañana, a las 22 hora local (las 17 de nuestro país), en Madrid.

Brasil tiene una generación de grandes jugadores que en los últimos 12 años tuvo que soportar que la Argentina le arruine la fiesta en cada cruce importante. En los partidos de eliminación directa, el "mata-mata", como le dicen los brasileños, la aplastante superioridad argentina empezó en el Premundial de Neuquén en 2001, cuando la Generación Dorada se impuso por 78-59 en la final. Desde allí, cada choque trascendente fue para los nuestros.

En los cuartos de final del Mundial de Indianápolis 2002 (78-67), en la semifinal del Preolímpico de Las Vegas 2007 (91-80), en los octavos de final del Mundial de Turquía 2010 (93-89), en la final del Preolímpico de Mar del Plata 2011 (80-75) y en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (82-77).

El único triunfo brasileño en partidos de eliminación en la última década y media fue en la final del Premundial de Dominicana 2005 (100-88), pero hay que hacer una aclaración muy importante. En aquella oportunidad, la Argentina, como vigente campeón olímpico, estaba directamente clasificado para el Mundial de Japón 2006. Podía no haberse presentado al torneo, pero lo jugó con un equipo alternativo.

Incluso, muchos de los choques que ganó nuestra selección, como el de 2007 o en 2010, fueron absolutamente sorpresivos, ya que jugó sin muchas de sus estrellas principales, mientras que Brasil tuvo su formación completa.

Esta vez ocurre algo similar. La Argentina está muy debilitada sin Ginóbili, Delfino y Juan Gutiérrez; Brasil tiene a todos y cada uno de sus jugadores estrellas. A su experimentado base Marcelinho Huertas, de Barcelona (España); a Leandrinho Barbosa, que volvió a jugar en la liga brasileña (Pinheiros), pero de extensa trayectoria en la NBA. Y tiene el juego interior más potente del Mundial después de España, con tres pivotes que brillaron en la última temporada de la NBA: Tiago Splitter (2,10m, San Antonio Spurs), Anderson Varejao (2,09m, Cleveland) y Nené Hilario (2,11m, Washington). Le ganó con lo justo a Francia (65-63) y muy bien a Serbia (81-73).

Como se verá, otra vez estamos en desventaja. Brasil tiene todo lo que puede pretender para vencer a la Argentina. Y espera que de una vez por todas se corte la racha. Nuestra selección sigue apostando a la mística que se generó en los últimos años para poder dar una nueva sorpresa y sostener la supremacía.