La intimidad del retiro de Pablo Prigioni: cómo se lo contó a su mujer y por qué lo mantuvo en secreto
El cordobés brindó una conferencia de prensa en la sede del club Baskonia un día después de anunciar su retiro del básquetbol
Temperamental, siempre, pero con la particularidad de tener la templanza para no tomar determinaciones apresuradas. Afuera y adentro de la cancha. Eso lo distinguió. Ahora que dio el paso más trascendente, también demostró la misma capacidad para saber leer el contexto. Masticó en soledad la decisión y dio el paso solo. Eligió que nadie sepa qué estaba por hacer. Ni amigos ni familia, porque aseguró que no quería que nadie intentase convencerlo de seguir. Así Pablo Prigioni contó cómo fue su último día como jugador y cómo se lo comunicó a su familia. Sin vueltas, con seguridad.
"Ayer fue mi último entrenamiento. Sabía que iba a ser el último. Cuando terminó, fui al vestuario, me duché y saqué mis cosas del locker. Todo saqué y creo que mis compañeros no se dieron cuenta. Lo hice porque sabía que no iba a volver. Cuando llegué a mi casa le mostré a mi mujer mis zapatillas y le dije que se había terminado. No lo comenté más. Ni siquiera a mis compañeros de selección, con los que hablamos mucho, porque iban a tratar de convencerme de que siguiera. Y como soy bastante cabezón, cuando tomo una decisión y estoy convencido, ya no hay vuelta atrás. Y para que eso pudiera suceder, necesitaba que no lo supiese nadie, anunciar el retiro y desde ahí avanzar", dijo Prigioni.
Siempre fue así este cordobés que dejó una huella imborrable en Baskonia, en la selección de la Argentina y que hasta se dio el lujo de desembarcar, a los 35 años, en la NBA para jugar en New York Knicks, Houston y Los Angeles Clippers. Por eso en su mensaje nunca deja dudas: "La cabeza ya no está. El combo con el cuerpo me dice que ya no quiere saber más nada con esto. No me siento con el hambre para buscar ese estado de forma que me haga competir. Ya no tengo ese deseo. No voy a hacer las cosas al 50, 60 o 70 por ciento. Si no estoy al 100 por ciento no voy a seguir, porque no es justo para el equipo ni para nadie. No podía esperar a que terminara el torneo, porque no lo iba a pasar bien yo y porque no le iba a ser útil para el equipo. Por eso entendí que lo mejor era poner un corte así de definitivo".
Después de su comunicado de ayer en Twitter en el que explicó que dejaba de jugar al básquetbol, Prigioni también sintió la necesidad de brindar una conferencia de prensa en las instalaciones de Baskonia (que entre 2003 y 2009 fue Tau Cerámica), el club con el que obtuvo ocho títulos. Necesitaba agradecerle a la gente de Vitoria la oportunidad que le dio de volver, porque el propio cordobés confió que necesitaba probar su deseo de seguir jugando allí, en la que siente como su casa. Incluso, la camiseta de Baskonia la comparó con la de la selección argentina, sus dos grandes amores. Por eso también, el domingo próximo, antes del partido con Bilbao, le harán una ceremonia de homenaje.
Merecido por cierto, para un personaje que también dejó frases que permiten comprender quién es Pablo Prigioni: "Una vez que lo dije es como que me saqué un peso de encima. Estaba sufriendo más que disfrutando. Hoy me levanté feliz, en paz conmigo con la decisión que tomé. Ya arranqué haciendo un balance de lo que fui como jugador y siento que me voy en paz. Siento que dejo con la sensación de que dejó todo en cada lugar".
dm/ae
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