Todd Jadlow: "Olimpia era Los Angeles Lakers de la Argentina"
El pivote norteamericano, que protagonizó la época de gloria del club de Venado Tuerto, tuvo problemas con el alcohol, estuvo preso y acaba de publicar un libro con sus vivencias
Todd Jadlow fue uno de los pivotes de aquel Olimpia de Venado Tuerto campeón de la Liga Sudamericana y de la Liga Nacional en aquel glorioso 1996. Casi en simultáneo con la debacle institucional del conjunto santafecino, este estadounidense que reparte sus días entre Lawrence y Overland Park, Kansas, y que en sus inicios jugó en los Hoosiers de la Universidad de Indiana, también comenzó con su propia debacle pasando por las drogas, el alcohol y la cárcel. En diciembre de 2013 fue detenido cuando manejaba alcoholizado a más de 160 kilómetros por hora con su hijita de dos años, razón por la que estuvo 12 meses tras las rejas, ocho meses realizando un programa de cambio de comportamiento y otro año más en libertad condicional.
Si bien tuvo un paso por la NBA jugando para los New Jersey, donde coincidió con Rick Carlisle, actual coach de Dallas Mavericks que era en ese momento asistente de Bill Fitch, y ganó dos títulos jugando en el básquetbol europeo, sólo fue feliz y se sintió deportiva y profesionalmente realizado en la Argentina, un país que recuerda con mucho cariño y con ganas de volver a visitar, de hecho tiene previsto venir a presentar su libro “Jadlow: en el rebote”, que salió a la venta recientemente.
Es padre de cinco hijas y dirige la Todd Jadlow Give it Back Foundation para ayudar a quienes padecen los mismos problemas que él sufrió. Quiere dejar atrás de una buena vez su derrotero de trabajos no deseados, depresión y desaciertos personales. Sólo quiere quedarse con lo bueno del pasado y, entre lo bueno, lógicamente, está la gloria lograda con Olimpia. De los títulos, del grupo, de los asados y de la deuda que espera cobrar algún día. De todo habló Todd Jadlow con La Nación.
-¿De dónde te surgió la idea de jugar en la Argentina?
-Fernando Bastide me llevó a la Argentina a jugar en Estudiantes de Bahía Blanca y para mí fue una gran oportunidad de jugar en Sudamérica, algo que nunca había hecho. Fue una gran decisión jugar en la Argentina, diría que la mejor decisión que jamás haya tomado. Definitivamente amé jugar en la Argentina y por lejos fue la mejor etapa de mi carrera.
-¿Y qué recordás de Olimpia y de la ciudad? ¿Qué impresión te llevaste?
-Lo que más recuerdo es que era un club histórico, grande. Olimpia era Los Ángeles Lakers de Argentina. Y detrás había una comunidad muy orgullosa de su equipo, que quedará para siempre en la historia del básquet argentino. Mi primer año en Olimpia fue uno de los mejores años de mi vida profesional y fui feliz viviendo en Venado Tuerto. El equipo era un grupo de hermanos que siempre cuidaban unos de otros. Era como una gran familia dispuesta siempre a dar lo mejor. Te dabas cuenta cuando nos veías jugar y también el resto del tiempo que pasábamos juntos fuera de la cancha comiendo asados.
-¿Qué grado de importancia tuvo para vos haber sido campeón con Olimpia?
-Estoy muy orgulloso de haber conseguido con Olimpia la primera Liga Sudamericana de Clubes. También fue muy importante para mí haber sido campeón de la Liga Nacional. Ganar esos dos títulos para mí fue tan importante como el título de la NCAA que gané con Indiana en 1987.
-Y en Olimpia jugaste con Alejandro Montecchia, Leo Gutiérrez, ambos de la Generación Dorada, y otros grandes jugadores como Sebastián Uranga, Jorge Racca y Lucas Victoriano, ¿Lo considerás como un Dream Team de la Liga Nacional?
-Sí, porque ese equipo fue uno de los mejores que hubo en las canchas argentinas en toda la historia. Y creo que nunca habrá un equipo que iguale lo que logró Olimpia ese año. Muchos jugadores de ese equipo hicieron carreras increíbles. Además, teníamos un excelente entrenador como Horacio Seguí. Fue un honor ser dirigido por él y de él aprendí muchísimo.
-¿Cuál es para vos la principal virtud que tenía ese equipo?
-La mayor virtud del equipo fue el entendimiento del rol de cada uno dentro de la cancha. Ninguno era egoísta y dentro de la cancha nos cuidábamos como hermanos. Seguí hizo un gran trabajo consolidando al grupo y explotando el potencial individual y colectivo. Estábamos preparados para ganar y teníamos una gran confianza en nosotros mismos.
-¿Seguís en contacto con tus compañeros de ese plantel?
-Sí, sigo en contacto con muchos jugadores y entrenadores a través de Facebook. Me comunico seguido con Jorge Racca, Chapu Nocioni, Gonzalo Bogado, Michael Wilson, Horacio Seguí, Mario Capobianco, Walter Herrmann y Walter Guiñazú. Somos como una familia y queremos estar al tanto de lo nuestras vidas.
-Por estos días Olimpia transita por una aguda crisis económica, con el riesgo de perder su estadio, ¿Seguís de cerca la situación?
-Sí, estoy enterado de la situación de Olimpia y es una pena que veinte años después sigan lidiando con esos problemas siendo un club tan ligado a los logros deportivos. No puedo entender por qué los dirigentes del club permitieron que esto pasara. Me siento muy mal por el club y por la gente de la ciudad, ya que Olimpia es Venado Tuerto y Venado Tuerto es Olimpia.
-Estás entre los jugadores a los que Olimpia les debe dinero, ¿tenés esperanza de cobrar en algún momento?
-Sí, Olimpia tiene una gran deuda conmigo y espero cobrarla pronto. Fui muy paciente durante 20 años y es tiempo de que la dirigencia pague las deudas y vuelva a convertir a Olimpia en un club grande. Deben corregir los errores del pasado para no volverlos a cometer en el futuro.
-Luego de abandonar el básquetbol, tuviste muchos problemas personales y vas a contar todo en tu libro ¿cuándo decidiste ponerte a escribir?
-Es verdad. Pasé por un muy mal momento en mi vida y caí en una depresión que me hizo tomar decisiones horribles que me costaron la libertad y mis derechos. Luego entré en un periodo de recuperación para cambiar drásticamente mi vida y decidí comenzar a escribir mi historia para ayudar a otros a lidiar con ese tipo de problemas por los que yo pasé. Mi libro es sobre mi crecimiento, mi etapa como jugador en Indiana siendo dirigido por el legendario Bobby Knight, mi loca carrera profesional durante 12 años y mi etapa en la cárcel para luego comenzar mi etapa de recuperación.
“Mi relación con mis padres es muy difícil, no estamos cerca y tampoco me hablo con ellos. Es triste pero real. Quizás en algún momento eso cambie, pero por ahora estoy bien de esta manera”, confiesa Jadlow, sabiendo que de algún que otro modo sus problemas personales le terminaron pasando una factura con un costo muy alto.
-¿Y cómo es tu vida hoy luego del básquetbol?
-La vida después del básquetbol es dura, ya que muchos años los dedicaste a eso. Y la verdad es que nunca estuve preparado para la vida después del básquetbol.
-¿Cuáles eran tus sueños cuando empezaste a jugar al básquet?
-Mi sueño era ser un jugador profesional. Recuerdo que mi madre siempre me decía que nunca iba a llegar a ser un jugador profesional y que debía dedicarme a otra cosa. Pero esas palabras de mi madre me motivaban mucho más para ir por mi sueño. Por eso trabajé duro para alcanzarlo y por eso estoy muy orgulloso de haber sido un profesional durante 12 años ¡Lo logré! ¡Cumplí mi sueño!
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