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LA PLATA.- Recuerdos que no se olvidan. Imágenes que emocionan. Estadísticas que toman vida y que también contribuyen a revivir momentos únicos. Un cóctel de sentimientos que golpean en el corazón. Ernesto Bessone regresó al triunfo en el Turismo Carretera después de dos años, con el Dodge que prepara Omar Wilke. Y las lágrimas recordaban al malogrado Raúl Petrich, que se mató en Rafaela y que ahora sus elementos son utilizados por Tito. La marca también volvió a la victoria, tras seis años de frustraciones. Y ahí se instaló la imagen de Juan Manuel Landa en su triunfo en Morón, en 1992.
La gente de la marca, como los simpatizantes rivales, también le dedicaron el recuerdo de Roberto Mouras, en el autódromo que lleva su nombre, a seis años de su muerte en el circuito semipermanente de Lobos.
Pero también la multitud (cerca de 20.000 personas presenciaron la penúltima fecha del campeonato) se hizo escuchar con las modificaciones producidas durante la final, que tuvo a un contundente Bessone, pero que detrás del suyo lucharon sin pausa, aunque no transmitieron el fervor de otras jornadas.
Finalmente, el ahora habitual sólido rendimiento del Ford Falcon preparado por Hugo Cuervo le permitió a Rafael Verna ocupar el segundo lugar, luego de ganar una serie, al igual que Bessone y que Omar Martínez, que no alcanzó el podio por la rotura de la cubierta delantera izquierda.
Por supuesto que la atención se centró en la lucha por el campeonato. Juan María Traverso, con el Ford, logró descontarle cinco puntos a Guillermo Ortelli y ahora buscará pelear a todo o nada en la última carrera del año, en tres semanas, en Olavarría. Pero al chico de Salto parece que el séptimo puesto no le preocupa y que los nueve puntos y medio le otorgan la misma tranquilidad que los catorce anteriores a La Plata. Más allá del clima creado por la multitud y por lo recuerdos de Mouras y el emocionado festejo del vencedor, la competencia (tanto en las series como en la final) no entregó momentos de tensión.
Ernesto Bessone triunfó en familia, ya que su habitual acompañante, Ignacio Palacios, se fracturó el brazo izquierdo y la butaca derecha fue ocupada por el hijo mayor del piloto, también llamado Ernesto Celestino. "No todos los días se alcanza una victoria, y mucho menos con un hijo. Es un sentimiento muy especial. Además, mi padre también estuvo en los boxes, por lo que sentí una sensación rara", comentó Tito, que consiguió su quinto triunfo en el TC en 44 competencias.
Traverso sufrió la rotura de la tapa de cilindros en la serie y debió agregar 20 kilos a su pesado Ford. Con todo ello, obtuvo el tercer lugar que le permite abrigar una pequeña esperanza con miras a un título algo lejano, pero no inalcanzable para un piloto tan experimentado como él.
Por despistes y abandonos, la final se privó de contar con Marcos Di Palma, José Ciantini y Juan Manuel Silva. Luis Belloso (Ford) redondeó una actuación muy buena, al llegar cuarto (largó octavo). Fabián Acuña y Emilio Satriano remontaron posiciones desde atrás y llegaron juntos a la bandera a cuadros. Ambos tiene posibilidades de luchar por el campeonato, aunque los dos saben que las chances son remotas.
Ortelli, tras retrasarse por un motor porfiado que no sonaba bien, se favoreció con los retrasos de Zanatta, Ledesma, Di Palma, Ramos y Lepphaille. Suficiente para llegar séptimo y sin apuros a Olavarría.
Recuerdos que no se olvidan y que el corazón de los seguidores del TC guardan celosamente. Sólo imágenes. Bessone, un Dodge, Petrich, Mouras...




