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A fines de enero último, la Comisión de Cultura, Ciencia, Educación y Medios de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa difundió un anteproyecto para ser debatido y votado en la sesión plenaria del mes próximo. A ella fue convocado Joseph Blatter. La iniciativa pide abrir una nueva elección de la sede del Mundial 2022 que garantice la igualdad entre los candidatos originales y una decisión basada exclusivamente sobre el mérito de sus proyectos.
"La FIFA no puede eludir su obligación. La afirmación sobre la ausencia de responsabilidad directa de Qatar por las acciones de Mohamed Bin Hammam no puede validar un proceso tan profundamente ilegal", sostiene.
Desoyendo la enésima denuncia contra lo que está instalado como la designación más escandalosa de la sede de un Mundial, la entidad que preside Blatter agregó ayer otra marca al libro de sus insólitos récords. Será el primer Mundial que no se desarrolle entre junio y julio. En esos meses la temperatura promedio es de 34 °, con picos que al mediodía pueden alcanzar los 50°. No fueron suficientes para cambiar el rumbo las conclusiones, aún no difundidas, de la investigación del ex fiscal federal de los Estados Unidos Michael J. García, que a mediados de diciembre renunció a la presidencia del Órgano de Instrucción de la Comisión de Etica de la FIFA. De sus averiguaciones surgió que Bin Hammam, titular de la Confederación Asiática de Fútbol, usó cinco millones de dólares para comprar no menos de 30 voluntades en favor de la candidatura de Qatar 2022. Un informe de The Sunday Times reveló, además, el ofrecimiento de servicios de mujeres, prestaciones odontológicas y de salud, extensivos a familiares de dirigentes, y contrataciones de lujosos hoteles como forma de pago. Bin Hammam renunció al Comité Ejecutivo de la FIFA en 2012.



