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Allá, en la Antártida, en la cima del monte Vinson, el más alto del continente blanco, donde la soledad y las condiciones extremas parecen magnificarse, un mendocino, Juan Benegas, logró escribir su nombre como el del primer argentino que consiguió escalar los 4897 metros altura de la montaña más imponente e ignorada del Polo Sur.
Aquel sueño que comenzó hace cuatro años y que ya es una realidad, en la actualidad cuenta con poco menos de medio millar de montañistas que llegaron a coronar el pico más deseado de la latitud sur, ese que lleva el nombre en honor de Carl Vinson, uno de los filántropos que financió la investigación antártica.
Benegas, de 39 años, tan agradable como verborrágico y espontáneo, parece no querer guardarse nada y uno a uno deja salir sus pensamientos. "Esta expedición representaba uno de los mayores anhelos de mi vida, nunca la viví como un desafío extremo o como un reto de supervivencia sino como la concreción de un placer, que se fue madurando a lo largo de casi mil días. Esto que realicé no me convierte en un súper hombre ni nada por el estilo. Es más ni lo llamaría extremo, y aunque muchos me tilden de demagogo, yo diría que ese adjetivo se podría utilizar para quienes a diario viajan en tren al anochecer de regreso del trabajo. Subir una montaña es algo donde nada está librado al azar, donde cada paso y cada movimiento tiene un análisis y un entrenamiento previo. En eso no hay nada de extremo. Sólo en algunas situaciones, muy puntuales, la cosa se complica... Pero eso no es lo usual", comentó el mendocino, que en 2001 intentó, sin fortuna, coronar el Everest.
La travesía, la más importante que hasta el momento ha realizado, comenzó el 22 de noviembre último cuando desde la ciudad chilena de Punta Arenas partió a Patriot Hill, la base canadiense, junto con un inglés y un canadiense, sus compañeros de hazaña. "Técnicamente no es una montaña complicada, aunque muchos la comparan con 6000 metros yo me animaría a decir que se asemeja con unos 5000. Uno de los factores que le aportaron mayor dificultad a la expedición fue el clima hostil con el que uno se enfrenta a diario, nosotros debimos soportar temperaturas de menos 30° centígrados, con sensaciones térmicas cercanas a los 50 grados bajo cero", agregó.
Tras ocho días de expedición, el 2 de diciembre, el día del cumpleaños de su madre Benegas coronó el Vinson, para esa altura un sueño compartido, un sueño familiar.



