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BRASILIA.- Todas las frases hechas están dichas. Todas las supersticiones, seguidas al pie de la letra. Todos los rituales, obedientemente realizados. Llegó el momento de estar en la última semana. Ahora es el momento de la Argentina, de jugar a la Argentina, y llegar de una vez por todas a las semis. Después de tantos "casi"...
En el alargue, en los penales o por cachetazo. Tiene que ser acá, en Brasil, con la gente moviendo montañas de aliento. Kilómetros de rutas, mates entre banderas y caras pintadas. Y con todos aquellos que no pudimos hacerlo alentándolos, apoyándolos...
Ya llegó Brasil, ya llegó Alemania, debe estar Argentina. Por historia y por hambre de gloria. Es ahora, porque al rival también le gusta jugar y salir a buscar. Como nunca hasta ahora en la Copa, la desafiarán a la selección. Bélgica lo hará por juventud de "oro", y por estilo.
Y si es ahora, también es porque tenemos al as de espadas en su edad justa, maduro. Cuidando sus energías para el momento preciso, para el zarpazo en el segundo letal. Es urgente que el equipo lo sustente con conexión y movilidad, y no sólo con esfuerzos personales. La sensación es que ya no hay más tiempo, ni habrá otra chance parecida. Con un fixture como se dio, con un equipo desafiado también en su funcionamento, pero que tiene personalidad e individualidades para vencer en la neblina, como la otra tarde contra Suiza.
Y también por la suerte, esa pizca que necesitás siempre... La jugada del palo, por más que los hipócritas quieran negarlo. No recuerdo haber ganado ningún campeonato sin esa dosis de fortuna, incluso siendo muy superiores al resto.
Y por si fuera poco, tenemos al 9 desafiado en la llaga, porque no la puede meter, o no tiene las chances para hacerlo. Justo él, goleador nato y acostumbrado a salir a festejar primero y no atrás de los demás. Tiene que ser su hora, de rebote o... como sea.
Es verdad que a la selección le faltó más constancia en su fútbol y, por lapsos, mayor organización. Pero también es verdad que un equipo convencido de presionar puede ganar un partido con ese recurso, porque una vez que roba, encuentra en posición cómoda a los "fantásticos", y si es a espaldas de los volantes contrarios (como Inler, ante Suiza), mejor. Aunque tener sólo ese recurso es muy poco. En las sociedades por los lados, es el turno de Zabaleta para aparecer, ya que por la izquierda, por características naturales, Basanta dará seguridad y marca, pero no la llegada, la frescura y el peligro que Rojo (de muy buena Copa) le dio a la Argentina.
Es necesario construir el mejor partido en el Mundial para estar en las semis. Para eso será imprescindible defender en los duelos mano a mano (Hazard/Mertens, si juega) y estar más rápidos que contra Suiza en lo físico y en la recomposición. Incluso en matar las jugadas antes que De Bruyne, on fire, agarre vuelo. Pero también habrá batallas de pesos pesados, porque nuestros centrales deberán aplacar a Origi o Lukaku, que parecen de piedra.
El destino te da oportunidades únicas, esas que no podés dejar pasar. Imagino a los muchachos concentrados, ansiosos, súper motivados y seguros. Por ese lazo de unión que los caracteriza y porque entienden que es ahora o nunca, es suya la oportunidad de devolverle la grandeza a la Argentina.
Mis apuntes sobre Bélgica:

