Frank Kudelka, el DT que cambió la historia de Talleres y que no cree en imposibles

"Se puede educar y ganar. Se puede hacer progresar a la institución desde sus bases y se puede lograr el ascenso. Se puede hacer crecer a una institución desde su infraestructura y se pueden lograr triunfos. A través de esos lineamientos, me dije: ‘aquí tengo que estar yo’". Enero de 2015, un rincón de Córdoba. Talleres es un gigante dormido: patea a los costados en el Argentino A, impropio para su grandeza. Frank Kudelka es un entrenador con románticas ideas: cree que los sueños son posibles. Tres años y medio después, ahora mismo, cuando todo parece señalar su salida inminente, queda el legado. Talleres volvió a ser un equipo serio, respetado, de primera. Y con ambiciones coperas.

El 2 a 2 logrado en el último suspiro ante Olimpo –un penal que derivó en una serie de discusiones, rencillas y polémicas, tan propias de nuestro fútbol–, sin embargo, le deja un sabor agrio al conductor que logró dos ascensos, primero a la B Nacional y luego, a la máxima categoría. El empate lo retrasa con un pie en la Copa Sudamericana; si Racing le gana o empata con Colón, la ambición de la Libertadores habrá sido un golpe a la ilusión. "Con la bronca que tengo, no quiero hablar de mi futuro. Será en otra oportunidad. Hay tiempo todavía", contó, antes de abandonar Bahía Blanca. Talleres debió ganarle a Olimpo, un equipo que ya piensa en el ascenso. No supo cómo conseguirlo, aunque siempre quedó en evidencia su estilo: cabeza levantada, pases, rotación, sorpresas y una ambición desmedida. La U de Chile sería el destino del DT.

En las próximas horas, se reunirá con Andrés Fassi, el presidente, que también fue parte de la resurrección de Talleres. Ahora, sueña despierto: va a llamar a Marcelo Bielsa.