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A 15 años del primer gol del Ortega a River: Gallardo erró un penal y Newell's dio vuelta un 0-2
"Ortega, un verdugo con alma roja y blanca". El título de LA NACION de la crónica del partido entre Newell's y River del 10 de abril de 2005 en Rosario refleja las sensaciones encontradas que vivió el Burrito aquella tarde con la camiseta rojinegra. Tras llegar a la Lepra con 30 años en agosto de 2004, luego de casi abandonar el fútbol al ser suspendido por la FIFA y afrontar 17 meses de inactividad por un problema contractual con Fenerbahce de Turquía, el habilidoso jujeño jugó por primera vez frente al club de sus amores. Lejos de apagarse o esconderse, se lució en un gran partido, mostró todas sus capacidades, marcó un gol de penal y fue ovacionado por las dos hinchadas.
Quizás Ariel Ortega nunca imaginó que con su talento podía amargar algún día a River, la institución que lo acobijó en diciembre de 1990 cuando llegó con 16 años desde Ledesma, Jujuy, y de la que se volvió ídolo con siete títulos a lo largo de cuatro etapas. Pero las vueltas de la vida lo llevaron a calzarse la camiseta de Newell's y hace exactamente 15 años debió afrontar uno de los partidos más difíciles de su carrera, con varias figuras que fueron o siguen siendo protagonistas en el club de Núñez.
De un lado, la Lepra, que venía de conquistar el Apertura 2004 y era dirigida por Arsenio Ribeca, formó con: Justo Villar; Julián Maidana; Nicolás Spolli, Germán Ré; Luciano Vella, Ariel Rosada, Ariel Zapata, Fernando Belluschi; Rubén Capria; Ariel Ortega e Ignacio Scocco. Del otro, el Millonario de Leonardo Astrada alistó a los siguientes once: Franco Costanzo; Carlos Diogo, Horacio Ameli, Fernando Crosa, Federico Domínguez; Luis González, Javier Mascherano, Víctor Zapata; Marcelo Gallardo; Gastón Fernández y Ernesto Farías.
Aquella tarde al salir al campo de juego del Parque Independencia para jugar la octava fecha del Torneo Clausura, la popular local aplaudió a Ortega y la popular visitante, con banderas colgadas en el alambrado en su honor, lo ovacionó. "Olé, olé, olé, olé... Burro, Burro", se escuchó cuando Ariel, con la número 7 en la espalda, levantó los brazos para saludar. Lo primero que hizo el jujeño fue saludar a todo el banco de suplentes millonario y luego se quedó charlando distendidamente con su amigo Marcelo Gallardo mientras el arranque del juego se demoraba.
"Todos saben que yo estoy identificado con River, pero esto es así. Siempre les voy agradecer el apoyo y el cariño", fueron las palabras del Burrito en el vestuario tras un partido que comenzó más que favorable para los visitantes. En tan solo 13 minutos, con dos goles de Ernesto Farías, el equipo de Núñez se puso en ventaja por 2-0 y dominó a su gusto el primer tiempo. Pero, a falta de dos minutos para el entretiempo, hubo una acción determinante que cambió el rumbo del juego: Justo Villar le contuvo un penal a Marcelo Gallardo y las energías mutaron.
A los cinco minutos de la segunda parte, Fernando Belluschi marcó el descuento tras un rebote en un tiro libre y, tan solo tres minutos después, Rubén Capria estampó el empate con un cabezazo. Newell's revivió a puro entusiasmo y fue Ortega quien se encargó de enfilar el triunfo.
Tras una falta que Franco Costanzo le cometió a Belluschi en el área, el Burrito agarró la pelota y se hizo cargo del penal. Con su sutileza habitual, sacó un suave derechazo al palo izquierdo el arquero millonario y convirtió el 3-2 a los 21 minutos. Y, claro, no lo gritó. Simplemente se encargó de volver al trote hacia su campo, rodeado de sus compañeros que buscaban abrazarlo. Finalmente, en el cierre del juego y después de que Gallardo fallara una chance increíble para el 3-3, Belluschi consiguió su doblete y estampó el 4-2 final.
"En el penal sólo pensé en hacer el gol", reconoció tras el partido. "Fue una sensación normal, de respeto hacia el hincha de River. Por eso no lo festejé, pero la verdad es que quería hacer un gol. Llevaba mucho sin hacer un gol, estoy feliz". Antes de meterse en el vestuario, cambió la camiseta con Javier Mascherano y se fue rodeado de abrazos y con la primera gran ovación de la gente de Newell's, club en el que finalmente jugó 53 partidos y marcó 11 goles.
Ese mismo año, en el Apertura 2005, el Burrito también le convirtió a River en la derrota 2-1 de Newell's en el estadio de Vélez. Y luego, en el Clausura 2006, volvió a marcar en el 3-1 de la Lepra en el Parque Independencia, con aquel histórico y polémico festejo: se sacó la camiseta, se la puso sobre la cabeza, se arrodilló y, al reincoporarse, hizo el típico ademán de "poner la plata" al golpear los nudillos de una mano sobre la otra.
Aquel mensaje dirigido hacia el presidente José María Aguilar, quien por aquel entonces fue criticado por no estar convencido de afrontar la inversión para volver a contar con el habilidoso número 10. Finalmente, en junio de 2006, se concretó su regreso por una cifra cercana a los dos millones de dólares y los hinchas millonarios volvieron a disfrutar de su talento en el Monumental tras una serie de episodios que, pese a los sinsabores, estuvieron lejos de opacar su idolatría. Ortega siempre será sinónimo de River.
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