

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.

"Coco, teléfono.. " Llamar a la casa de don Angel Tulio Zof nunca sería en vano. Siempre del otro lado de la línea aparecía la voz de él. "Dígame en que lo puedo ayudar", decía y hablaba el tiempo que el cronista creía necesario. Gestos eternos de un hombre amable y educado. NI hablar de compartir un entrenamiento. Aquellos que lo hicieron cotidianamente en las prácticas de su querido Rosario Central solo saben de agradecimiento por el trato y el aprendizaje.
Maestría para diseñar y entrenar equipos con talento, competitivos, inteligentes y con un fuerte amor por la pelota. Ese fue Don Angel. El que nunca trabajó en el fútbol. Trabajar es un término impuesto desde la mediocridad de tantos dirigentes, técnicos y jugadores que necesitaban excusas para decir lo aburrido que era su vida, la falta de ganas de jugar bien y ganar a cualquier precio.
Don Angel siempre estuvo en la vereda de enfrente. Repasar títulos y hazañas es una tarea interminable. Cada hincha de Central y cada hombre honesto del fútbol podrá recordarlo desde su propia vivencia.
Paradojas de la historia, comenzó como técnico en Newell,s Old Boys, en la vereda de enfrente, esos rivales a los que jamás le faltó el respeto, lo honró con la deportividad de un adversario noble. Pocos hombres en Rosario, ya convertida en una ciudad desbordada de intolerantes a la hora de discutir de fútbol, han logrado el consenso de encontrar admiración y respeto por encima de las dos camisetas. Un ejemplo para copiar en esta ciudad de la furia.
En cada club que dirigió, sembró concordia. La vida serena de un hombre simple.
En los últimos años, algo desterrado y olvidado de su amado Rosario Central, tuvo sus últimas alegrías al trabajar, vaya otra paradoja, en el Club Griffa, otro enemigo para el tamiz de muchos futboleros de la postmodernidad, junto a su amigo Jorge, fundidos en el mas absoluto respeto y admiración mutua. No fueron pocos los días que a las 7 y media de la mañana ya estaba en el predio viendo jugadores, enseñándoles como lo hizo durante toda su vida, con honestidad, sin trampas, con un profundo amor. Ese fue Don Angel también.
Los últimos días de Don Angel pudieron anticipar este final. La voz ronca del Coco como lo llamó siempre su familia, el trato siempre de usted, la picardía de un abuelo que derrochó sabiduría solo queda en el recuerdo. En un buen recuerdo, el de un tipo que dio todo por el fútbol, entregó su vida por Central, y que deja un legado imborrable más allá de los colores azules y amarillos.



