Argentina-Brasil: la historia del primer clásico de Lionel Messi, un suplente calificado que entró y escribió el mejor final

BELO HORIZONTE.- Eran los últimos días de diciembre de 2004 y el susto ya había pasado. La posibilidad de que Barcelona no lo cediera había sido concreta. La AFA costeó el pasaje y, finalmente Lionel Messi comenzó la preparación para el Sudamericano que se disputaría en enero en Colombia. Con 17 años sentía que las mayores vivencias con el fútbol de su país estarían marcadas por ese futuro cercano. Pero tendría que ser paciente, muy paciente: la indicación que José Pekerman le bajaba a Hugo Tocalli era llevar de a poco a la promesa argentina que se había convertido en un tema de conversación permanente en el predio de la AFA.

A pesar de ser dos años menor en la categoría, Tocalli decidió incluirlo en la nómina definitiva, en la que también estaban tres nombres que está noche compartirán el desafío en el Mineirao: Pablo Zabaleta, Lucas Biglia y Ezequiel Lavezzi, su compañero de cuarto en aquel Sudamericano. Precisamente el Pocho lo llevó a mil revoluciones durante esos primeros días; tuvo que aparecer el reto de Tocalli para pedir mayor concentración en la competencia. De a poco, brotaba toda su espontaneidad a medida que se sentía aceptado y querido por sus compañeros. Leo siempre necesitó sentirse arropado.

“Me siento uno más y no tengo ningún problema de ser suplente en este grupo de grandes jugadores”, señalaba antes del primer partido en el Sudamericano, frente a Venezuela

El recordado “llevarlo de a poco” implicaba que iba a arrancar los partidos como suplente. Él lo sabía y por esos días no le molestaba. Salía del ascensor del hotel Soratama, frente a la plaza principal de la ciudad colombiana de Pereira, les sonreía a todos y a veces ni se lo escuchaba de tan bajo que hablaba. Firmaba autógrafos y accedía ante cada pedido. “Me siento uno más y no tengo ningún problema de ser suplente en este grupo de grandes jugadores”, señalaba antes del primer partido en el Sudamericano, frente a Venezuela.

Messi debutaría oficialmente con los colores celeste y blanco el 13 de enero de 2005, con la camiseta N° 18. Ese día la Argentina formó con Ustari; Barroso, Garay y Fórmica; Zabaleta, Torres, Biglia y Neri Cardozo; Pablo Barrientos, Lavezzi y Peirone. Pero la figura del partido fue Messi, que ingresó a los 14 minutos del segundo tiempo por Lavezzi y anotó el segundo tanto del 3-0 frente a Venezuela. Pese a ser el más destacado y marcar un gol, la Pulga siguió entre los suplentes para el segundo partido ante Bolivia…. Pero cuando ingresó, marcó dos tantos para el 4 a 0 final. Leo era noticia porque arrancaba los partidos en el banco. Su primer cotejo como titular fue ante Perú, en el 6-0 en Manizales, donde en el estadio Palo Grande apareció una bandera que por entonces alguien pudo interpretar como una herejía: “Maradona=Messi”. La había desplegado un fanático colombiano. Messi, desde ya, hizo otro gol.

La despedida de aquel Sudamericano que lo hizo hombre fue especial, inolvidable. Leo se retiró del certamen con una gran satisfacción: en la última fecha, el 6 de febrero de 2005, la Argentina venció a Brasil por 2 a 1 y, en Manizales, le anotó su primer gol a los eternos rivales. Como en casi todo el torneo, ingresó en el segundo tiempo –a los 20 minutos, esta vez por Neri Cardozo- cuando la selección perdía. De inmediato empató con un cabezazo de Zabaleta y poco después un zurdazo rasante de Leo selló la victoria.

El primer gol de Messi contra Brasil

La familia Messi jamás olvidará los días vividos en este Sudamericano. "Mi Pulguita ya es todo un hombre", comentaría emocionada la mamá, Celia, al ver a su hijo declarar ante la cantidad de medios que lo buscaban. Aún retraído, Messi descubrió en ese torneo juvenil un ambiente totalmente nuevo para sus ojos adolescentes. "Cuando me citaron para trabajar con este plantel no lo podía creer. ¡Yo con la camiseta de la selección! A veces no caigo. Estoy muy feliz por haber vestido por primera vez la camiseta de la selección en un certamen oficial", declaraba Leo, que a pesar de los cinco goles que marcó en el torneo, en la consideración de la crítica quedó debajo de un delantero colombiano de lengua filosa como Hugo Rodallega, quien llegó a decir “demostré que soy mejor que Messi. Se habla mucho de él porque está en Barcelona y yo en Quindío, pero el mejor soy yo”.

Sin quererlo, por el hecho de haber debutado en octubre de 2004 en la Liga española y nada menos que en Barcelona, cargaba con un peso extra en este campeonato. Semejante responsabilidad no se presentaba como sencilla para un chico de su edad. “Siempre tuvimos la idea de llevarlo de a poco, para no apurarlo ni presionarlo. Nunca fue la idea preservarlo para el final de los partidos. Tenerlo como suplente fue una manera de que no se le vengan todas las cosas encima desde el primer minuto. Lo que pretendíamos era que diese todos los pasos correctamente y se sintiera cómodo de jugar para su país”, recordó Tocalli.

Brasil y Argentina se enfrentarán esta noche a las 20.45, hora de nuestro país, por la fecha 11 de las Eliminatorias

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