Racing y la Crema se repartieron emociones y goles, e igualaron en Rafaela

RAFAELA.- Parece que Racing pasó aquella tormenta. La de los malos resultados, la de los eternos sinsabores. En esta hermosa y pequeña ciudad, ganaba, perdía y, al final, empató. Nada mal, por cierto. A 8 minutos del epílogo, mostró rebeldía. Una reacción. Y empató 2 a 2 con Atlético de Rafaela , un buen equipo, a no dejarlo pasar por alto. El elenco local tiene convicción, un impulso colectivo apasionado.

La primera parte resulta un interesante análisis psicológico. Cómo un equipo pretende avanzar y no lo logra. Cómo un conjunto quiere retroceder y no se inmuta. Atlético, el primero, hace lo que puede, con sus debilidades a cuestas, pero su ingenio tiene freno en los metros finales. Busca, intenta, pero tropieza. Una doble tapada de Saja a González le provoca una larga desazón. Racing, el segundo, apenas si espía el círculo central y, de vez en cuando, lanza contraataques sin demasiada convicción.

Lo mejor, lo interesante, los goles, los vaivenes, todo eso ocurre en la parte final. A veces hay que saber esperar para lo sustancial, lo que vale la pena. Porque, de pronto, Racing exhibe decisión y poder de gol, en un avance peligroso con los chicos como bandera. Lo define, luego de un rebote y tras una indecisión defensiva local, el pibe De Paul , con un derechazo. Gana Racing en Santa Fe, lo que no es poco, claro. Un estímulo que, verdaderamente, dura poco. La Academia, por un par de minutos, apenas, convive en una burbuja de esperanza. Una pena: le dura un suspiro.

Un zurdazo de Albertengo, tras un cabezazo de González (pareció estar en off side), sella el empate. Se le enciende la lamparita de la lucidez a Atlético, que aprovecha en un avance veloz todo lo despilfarrado en los minutos anteriores. Tanto es así que se anima a más.

Se enciende con alegría, como si se tratase de pajaritos volando en su alrededor. Bastía se disfraza de héroe... y villano. Levanta la cabeza el Polaco y abre para Fede González, que lanza el remate que choca, con un rebote, con las manos de Saja . Ahí, como si se tratase de un número 9, define con potencia. Está contento, pero lo disimula bien. Pide perdón el viejo símbolo de la Academia, el de otro tiempo.

Lo que queda de desarrollo es de una altísima dosis de tensión. Vuela la pelota por el aire apacible de Rafaela, de una frontera hacia la otra, sin dueño fijo. Puede elevar la cuenta el equipo local, puede empatar el poderoso visitante. Es interesante lo que sigue, porque a Rafaela le cuesta defenderse y porque a Racing le inquieta atacar. Cada quien hace lo que puede. Los envíos cruzados de Racing resultan un dolor de cabeza sin analgésico para la última línea local.

Racing va. Con lo que tiene, que no es mucho, claro. Va, con la decisión de otros tiempos. Va y, de pronto, el arquero brinda un rebote directo a la posición de Vietto, que define con tranquilidad. Rafaela no merece ganar. Racing no merece perder. Un empate atractivo, cuatro goles para un espectáculo picante de sábado por la noche. Eso sí: Germán Delfino tuvo una mala actuación y perjudicó a Racing. En tres acciones: Vietto marcó un gol y estaba habilitado, pero el juez cobró off side. Conde derribó en el área a Cerro ; era penal (fue ignorado) y Garcé le cometió una dura infracción a Hauche: era para tarjeta roja, pero sólo sacó una amarilla.

El gol de De Paul

El tanto de Albertengo

La conquista de Bastía

El empate final de Vietto