Atlético Tucumán - Gimnasia, en la Copa de la Liga: una agresión al juez de línea tras un penal que se demoró 10 minutos y Tarragona lo convirtió aunque lo molestaba un láser desde la tribuna

En un partido con graves incidentes que se terminó de jugar igual, Gimnasia y Esgrima de La Plata derrotó como visitante por 2-1 a Atlético Tucumán por la fecha 9 del grupo A y consiguió sumar una victoria para mejorar su floja campaña en la Copa de la Liga.

El encuentro comenzó con 12 minutos de retraso por la necesidad de limpiar la gran cantidad de papeles que quedaron en el campo en el impresionante y excedido recibimiento del local. Los rollos siguieron cayendo durante el juego, algunos de ellos casi sin abrirse, convertidos prácticamente en proyectiles. Por eso, por momentos, el partido era interrumpido. El inicio de la segunda etapa deparó demoras por el mismo motivo, además de una grave agresión minutos más tarde a un juez de línea. Igual, se siguió jugando. Un bochorno.

A los 16 se puso en ventaja el Lobo con un gol de Cristian Tarragona, que tuvo fortuna en la definición. Su intento de remate cruzado se desvió en un pie de Nicolás Thaller y descolocó al arquero Nicolás Campisi.

Llegando a los 40 llegó el empate del Decano, con otra acción fortuita. Marcelo Ortiz definió luego de algunos rebotes dentro del área, cuando la pelota le quedó delante, servida, para dejar sin posibilidades de reacción a Rodrigo Rey, que minutos antes había salvado al visitante en un disparo de media distancia.

La primera etapa, no obstante, encendió alarmas en el aspecto físico para Gimnasia. Eric Ramírez dio señales de sentir algunas molestias en una pierna y estuvo a punto de ser reemplazado poco antes de participar de la jugada del 1-0 con la asistencia. Lautaro Chávez terminó llorando fuera de la cancha luego de sufrir un desgarro en una acción en la que atacaba a toda velocidad por la izquierda y Tomás Muro, que iba a ingresar por Ramírez, tomó finalmente su lugar. Y Brahian Aleman quedó tendido durante tres minutos tomándose una rodilla tras recibir un golpe de Gastón Gil Romero.

En el inicio del segundo período, el VAR tuvo que decodificar la existencia de un penal en una acción en la que el árbitro Jorge Baliño no había observado nada en el campo y había quedado descartada una posición adelantada que pedían los locales. Ramírez parecía tirarse cuando encaró a Ortiz, pero luego de seis minutos y una larga revisión del juez en el monitor se marcó la sanción.

Tras ello se desató otro conflicto: además de rollos de papeles cayeron piedras antes de que Tarragona, pese a ser incomodado por un láser, anotara el 2-1. Y enseguida, una agresión desde la tribuna al juez de línea Damián Espinoza, quien pese a ello quiso seguir el partido. Un partido que continuó muy cortado, con poco juego, escasas llegadas y sin que dejaran de caer elementos al campo.

“Una más y se termina”, había amenazado Baliño y eso lo reprodujo la voz del estadio José Fierro antes de que fuera alcanzado su asistente. Nadie se intimidó por la advertencia ni por alguna modificación en el operativo policial.

Llegaron a jugarse 11 minutos adicionales. Apenas una parte de todo lo que se perdió, incluyendo la lucha contra los violentos al no suspender el juego cuando el asistente terminó en el suelo al recibir un impacto en la cabeza cuando volvía a su posición tras el gol del triunfo de Gimnasia.

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