Una leyenda de Estudiantes: la fanática de Bilardo que jugó contra los hombres y ponía ajo en los arcos
Bettina Stagñares sonrió para la foto. Tenía un año y medio, el pelo atado con dos colitas -una roja y la otra blanca- y estaba a upa de Aldo, su papá, en la esquina de 1 y 57, en La Plata, del lado de afuera de la cancha. Era 1968, Estudiantes había salido campeón de la Copa Intercontinental y su familia disfrutaba, enardecida, los festejos.
Bettina tiene hoy 52 años y sabe que admirar es identificarse. Aquella foto aparece en su memoria para marcar el inicio de su gen Pincha. Del día en que, además, se acomodaba -sin saberlo- en el paradigma Carlos Bilardo.
Que lindo es verlo así Carlos!!!Bilardo para rato...[R][R][R] pic.twitter.com/ejyA3PK0oK&— Bettina Stagñares (@bettinacelp) 9 de abril de 2019
La mujer que llama "maestro" o "genio" al DT campeón del mundo en 1986 se transformó en su discípula. Con un recorrido en el club como socia, hincha, futbolista, entrenadora y ahora coordinadora del fútbol femenino, Bettina se formó al lado de Bilardo y copió algunas mañas: sus equipos ponían ajo en uno de los palos del arco para ahuyentar los ataques o jugaban con unas hojitas de ruda en el botín izquierdo.
También jugó bajo su dirección técnica. Fue en 2003, cuando Bilardo dirigía al equipo de varones y mandó a dos mujeres a la cancha para hacer fútbol.
-Habíamos ido con Paola Vinai, una compañera, a verlo para agradecerle algunas gestiones. Nos hizo practicar. No teníamos ropa, pero mandó a que el utilero nos prestara. Yo usé la de Andrés Aimar. Los jugadores no entendían nada. Recuerdo haber hecho una linda jugada con el Tecla Farías. ¡Ah! Y le metí un caño al Lechuga Maggiolo. Cuando seguí con la pelota, vino Damonte y me pegó una patada de atrás. Me tiró al piso y Carlos se enojó, no le gustó.
Bettina, en cambio, bancó estoica el golpe y siguió. Ya había demostrado carácter. Una vez tuvo un cruce con Carlos Pachamé. El ayudante de campo no quería que las chicas jugaran en la cancha que usaban los varones. Bilardo le pidió que aflojara. Stagñares se plantó ante Pachamé:
-Escuchame, mi viejo fue uno de los que aportó para que el club fuera dueño de este country. Tengo la chequera con cada contribución. Cuando quieras te la traigo. Mientras tanto, yo me quedo acá a usar este lugar.
Aquel día Bilardo la miró con respeto. En 1998, un año después de que Estudiantes armara el espacio de fútbol femenino -la temporada en la que el club comenzó a participar del torneo de AFA- Bettina se acercó a pedirle ayuda. Los rumores indicaban que iban a cerrar la actividad porque no podían mantenerla. Bilardo le dijo que iba a hacer lo posible. Movió contactos: les consiguió indumentaria y logró que las futbolistas dejaran de pagar la cuota social, un gasto que la entidad no les exigía a los varones. También les dijo que no bajaran los brazos.
Por entonces, el presidente Edgardo Valente postergaba la charla con las jugadoras. Cansadas, las pibas decidieron tomar el club. Hicieron una sentada y pasaron la noche ahí. Al otro día, el presidente se acercó: les dijo que si llevaran un proyecto. A las 24 horas esas jugadoras llevaron un plan. Bettina fue una de las responsables del reclamo y de sostener hasta hoy la disciplina.
-Sos la única del club que está desde que existe el fútbol femenino. ¿Las mujeres también tienen el estilo que caracteriza a Estudiantes?
-Por supuesto. Acá hay parte de la escuela de Zubeldía y de Carlos. En la actitud, por ejemplo. Nosotras cuando jugamos con equipos que son más fuertes o superiores, siempre decimos: ‘Acá todo el mundo se pone el overol’. Todo el mundo corre, todo el mundo barre. Primero hay que tratar de mantener el cero en el arco propio. Y después vemos cómo podemos hacer para llegar al triunfo.
Bettina se jacta de que las pibas de Estudiantes le hicieron perder un campeonato a Independiente en la temporada 2001-2002. Si ganaban, sus rivales daban la vuelta olímpica. El partido se preparó toda la semana. Recurrieron al ajo y a la ruda. Empataron 2 a 2. Stagñares, obsesionada con el objetivo, hizo un gol.
La mujer que fue capitana del equipo y la única DT mujer en el torneo de AFA durante 13 años afirma que si hay que suplir la falta de técnica o de estrategia con la viveza, todo vale. Lo hizo: como jugadora paró partidos para quejarse 20 veces de que la pelota estaba desinflada. "Cambiala, así no se puede jugar", le decía a las árbitras. Y demoraba el juego si las rivales eran difíciles o ganaba tiempo si Estudiantes estaba en ventaja.
Como futbolista, dice, era una delantera rápida y con dominio de pelota, con la voluntad siempre dispuesta al servicio del equipo. Y festejó un subcampeonato, sí: eso que parece ir contra su mundo de ideas se presenta como un orgullo.
-Nosotras hicimos un campañón en el Apertura 2011. Quedamos segundas atrás de Boca. Y lo festejé, claro. Ojo, yo pienso que, como dijo Carlos, de los segundos no se acuerda nadie. Pero este fue un caso distinto: nosotras no teníamos nada. Lo logramos con cuatro pelotas y un juego de pecheras, que era lo único que teníamos para entrenar. Imaginate, lo festejamos como un campeonato del mundo.
Como DT, la discípula elegía el esquema 4-4-2. Si el equipo rival le ofrecía espacios, largaba alguna defensora. Como en el fútbol femenino es difícil mirar videos de las contrarias, Bettina enviaba a sus jugadoras a hacer un "chequeo previo". Entonces, no bien llegaban a la cancha y comenzaba la entrada en calor, tenían que estudiar a las de enfrente como científicas a objetos de estudio: la tarea era detectar si había alguna zurda, alguna más alta del resto como para seguir de cerca en los córners o tiros libre al área, si las centrales parecían potentes, si alguna era más bajita y parecía habilidosa.
De la escuela Stagñares salieron algunas jugadoras de Selección: Micaela Sandoval jugó un Mundial Sub 20; Yesica Arrien, actualmente en Boca, fue defensora de Argentina en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008; Ruth Bravo, subcapitana del actual plantel de la selección, se formó en Estudiantes y Daiana Oliver tuvo su paso por los seleccionados juveniles.
Bilardo siempre tuvo presente a Bettina. En 2003 Stagñares fue a verlo a un entrenamiento de Estudiantes, cuando el doctor era técnico. El equipo de mujeres buscaba DT: Carlos le sugirió a Stagñares que asumiera ese rol: "Sos la mejor: conocés a todas, conocés la historia, tenés personalidad. Hacés el curso y listo, tenés que ser vos", le dijo. Ella le hizo caso.
En 2010 fue Bilardo quien la recomendó para el puesto de ayudante técnica de Carlos Borrello en la Selección nacional, donde estuvo tres años. En algunas prácticas, Bilardo se sentaba a su lado en el banco de suplentes y le cuestionaba decisiones: "Piba, ¿por qué ponés a la 8 ahí si podría jugar mejor de 5?".
Ser una Pionera del fútbol, no es poco...Pionera = lucha, trabajo, perseverancia, temperamento, y sobre todo convicciones.Sigamos transitando este camimo, para seguir abriendo camino a las mujeres futbolistas!! Vamosss que hay mucho por hacer. [R][R] pic.twitter.com/ofe8QdP0JC&— Bettina Stagñares (@bettinacelp) 2 de mayo de 2019
La actual coordinadora del fútbol femenino cuenta que la última vez que lo vio fue antes de las elecciones de 2014, cuando el DT campeón del mundo enfrentaba a Juan Sebastián Verón, el actual presidente, en las urnas. El doctor pasó por el entrenamiento de las chicas a saludar. Aquella vez le dijo a Bettina que en Argentina nadie quería al fútbol femenino, pero que estaban equivocados: que ahí estaba el futuro del fútbol.
-El la veía. Era un adelantado, es así. Le debemos mucho.
Más leídas de Fútbol
Sigue el capitán. Franco Armani alarga su carrera en River: hasta cuándo renovó su contrato con el Millonario
"Uno en un millón". Cavani, el goleador que ya quería ser de Boca en 2007 y puede dejar su primera huella en un Boca-River
Arrepentido. Girotti se retractó luego de sus fuertes frases contra la AFA y el tesorero Toviggino