Boca: por qué hubo 35 lesiones en los 10 meses del ciclo de Gustavo Alfaro
Mucho se habló en el último tiempo de por qué Gustavo Alfaro aún no consolida un once inicial en Boca, exceptuando los escasos puestos en los que tiene apellidos fijos. Seguramente, sea una falla del ciclo no haber podido lograr eso que tan importante es para la transmisión de seguridad, calma y soltura de cara a los partidos: que cada jugador tenga claro qué cartel tiene puesto, de principio a fin. No obstante, si aquello no ocurrió, uno de los aspectos influyentes debe ser la cantidad de impedimentos que tuvo en cuanto al físico de sus hombres: 35 lesiones en 10 meses en el cargo.
Tras el 5-1 a Arsenal se esperaba un parte médico rotundo sobre Carlos Tevez, que terminó arrojando un desgarro grado 1 en el aductor mayor izquierdo. Sin embargo, desde la institución boquense enviaron un combo que incluyó también diversos problemas en Salvio (contractura en el isquiotibial derecho) y Reynoso (contusión en el gemelo derecho), que, de todas maneras, podrían integrar el banco de suplentes ante Vélez, el domingo a las 20. ¿Hay un porqué a tantos lesionados?
"En todos los equipos hay lesiones y en diversos momentos. Este deporte es muy agresivo en el entrenamiento y la competencia. En un plantel grande como Boca, en el que hay 33 integrantes, es común que haya entre dos y tres jugadores con algunas patologías", comienza a explicarle a LA NACION uno de los profesionales que trabaja en el plantel. Y otro de los ejemplos puede ser River, que a comienzo de año sufrió 16 lesiones en dos meses. "Se generan a partir de muchos factores: físicos, funcionales, fisiológicos, nutricionales, de entrenamiento y de cantidad de partidos en el calendario. Y estos últimos, encima, respetan cada vez menos los tiempos de preparación de un plantel profesional", agregó.
¿Qué fue pasando a lo largo del año? No bien Alfaro asumió en enero, tuvo tres jugadores afectados: Goltz debió someterse a una artroscopia debido a un cuerpo libre intraarticular en la rodilla derecha, Nandez sufrió un traumatismo en el pie izquierdo y Almendra, en el Sudamericano Sub 20, padeció una tendinopatía en la rodilla izquierda. Como se aprecia, el entrenador tuvo la mala fortuna de que algunos no se lesionaron en el club, sino en la selección argentina. Como el caso de Esteban Andrada, que en junio, previo a la Copa América, sufrió una leve sinovitis en la rodilla derecha.
En febrero fue el turno de Pavón, con un desgarro (el primero de los 13 que tuvo el ciclo) en el bíceps femoral izquierdo. En marzo perdió a una de las apuestas que había ido a buscar la secretaría técnica encabezada por Nicolás Burdisso: Gastón Ávila sufrió la rotura de ligamento cruzado anterior, una lesión grado 2 de ligamento colateral medial y la ruptura meniscal externa. Casi en simultáneo, Ramón Ábila empezaría la racha personal de rupturas de fibras musculares: en esa ocasión afectó al aductor derecho, mientras que en mayo, al izquierdo.
En abril hubo varias bajas: Campuzano (esguince de ligamento en rodilla derecha), Tevez (entorsis en rodilla derecha), Goltz (fractura del cuarto metacarpiano de la mano izquierda) y Nandez, con un nuevo traumatismo en el pie. Al siguiente mes, Reynoso sufrió un esguince de ligamento colateral medial en la rodilla derecha, así como Benedetto tuvo una contractura en el aductor de la pierna derecha.
Entre la finalización del primer semestre y la vuelta al trabajo en medio de la Copa América, hubo otras cuatro lesiones. Porque Buffarini sufrió un esguince de rodilla izquierda por aquella dura patada de Montillo en la final de la Copa de la Superliga perdida ante Tigre y Kevin Mac Allister se desgarró el isquiotibial derecho, músculo en el que Fabra y Capaldo experimentaron sobrecargas. Asimismo, julio contuvo otro cuarteto de bajas: Izquierdoz y Reynoso con traumatismos; Benedetto y Lisandro López, desgarrados en sus gemelos internos de la pierna derecha.
Agosto, más allá del traumatismo de Villa en su rodilla derecha, fue un quiebre: no solo se acercaba el superclásico por la Superliga en el Monumental sino que también ya era un hecho que Boca se iba a cruzar con River en las semifinales de la Libertadores. Desde ese momento hasta la reciente eliminación, aparecieron siete desgarros en menos de tres meses, uno más con respecto a los que habían aparecido en los anteriores siete meses del ciclo. Zárate (sóleo derecho), Salvio (isquiotibial izquierdo), De Rossi (isquiotibial derecho, que luego se resintió), Goltz (pectíneo derecho), Wanchope (avulsión parcial en el aductor derecho y desgarro en el gemelo derecho) y Tevez, con el que sufrió ante Arsenal, estuvieron muchas semanas afuera.
Y la pregunta surge sola. ¿El karma de los últimos años se transformó en un desgaste mental y físico que repercutió así? La fuente del plantel lo desmiente: "Ningún partido, sea de la importancia que fuere, afecta o induce a la producción de una lesión. También se dan producto de variables tales como antecedentes en la misma zona o la falta de una preparación previa acorde a la intensidad de nuestro fútbol", le explicaron a este diario.
En octubre, Salvio tuvo un fuerte dolor en la cicatriz de aquella lesión que le sacó la titularidad en el primer desquite en Núñez. Capaldo se esguinzó el tobillo izquierdo y Soldano sintió una molestia en uno de sus aductores. Así, de los cinco refuerzos de este semestre, Hurtado y Alexis Mac Allister fueron los únicos que estuvieron sanos y salvos: De Rossi prometía más, Salvio está bajo la lupa por la enorme cantidad de lesiones que sufrió en los últimos años y Soldano -el reemplazante de Benedetto- no estuvo a disposición del partido más importante de la semifinal copera.
Año tras año, el obstáculo de las lesiones aparece. Pero en Boca, así como en otros clubes, empiezan a verlo como algo natural.