Cataclismo: el presidente de PSG, la primera víctima de la eliminación

BARCELONA.- El gol agónico de Sergi Roberto marcará un antes y un después en la historia de Paris Saint-Germain. Luego de alcanzar cuatro veces seguidas los cuartos de final de la mayor competencia europea, la derrota de anteayer en octavos -con un pie y medio en la siguiente rueda por el 4-0 de la ida- implica un paso atrás para los parisinos en el nivel continental. "Son todos responsables, no van a levantarse de ésta", aseguraba Daniel Riolo, comentarista de RMC, en el Camp Nou apenas consumado el naufragio.

Fue la tercera eliminación de Paris Saint-Germain ante los catalanes en las cinco últimas realizaciones. En el entorno del club francés se cuenta que esta vez los qataríes, que tomaron las riendas del club en 2011, podrían cortar la carrera del presidente, Nasser El-Khelaïfi, hombre de confianza del emir, luego de echar a Carlo Ancelotti (2013) y a Laurent Blanc (2016), para contratar al español Unai Emery. En siete minutos, los blaugranas destruyeron el sueño de Champions League que los dueños de PSG alentaban tanto como sus hinchas.

El-Khelaïfi admitió que la caída es "muy difícil de aceptar". "Incluso si hay dos penales para nosotros [no cobrados]; no buscamos excusas. En el primer tiempo no jugamos", dijo el qatarí a L'Equipe. "Recibir tres goles en siete minutos, cuando mandábamos por 3-1 en el minuto 88, es muy duro. Todo el mundo está enojado, es normal. Debemos calmarnos", pidió.

La ida de Zlatan Ibrahimovic a Manchester United al final de la última temporada permitió a Edinson Cavani asumir el liderato del ataque y obligó a otros titulares, como Marco Verratti, Thiago Silva y Blaise Matuidi, a tomar sus responsabilidades. Si bien demostraron en la ida ser capaces de competir con un gran equipo -con el apoyo de un Ángel Di María resucitado, de un Julian Draxler enchufado y de dos jugadores de la casa, Adrien Rabiot y Presnel Kimpembe-, en Barcelona se derritieron por completo.

En la salida del Camp Nou, Rabiot reconoció que "no siguieron las instrucciones del entrenador" de no jugar tan atrás para complicar a Barça. Emery hizo su descargo: "El partido se puede resumir en tres partes: nuestra parte, que no hemos estado a la altura en muchas ocasiones; la parte arbitral, y el adversario, que fue capaz de todo".

"En el primer tiempo tuvimos miedo, concedimos demasiados metros", reconoció Emery. "En muchos momentos del partido no estuvimos a la altura, no mostramos la personalidad del partido de ida. Y nos pasaron por arriba en esos cinco o diez minutos finales. Es muy duro pero a la vez es un aprendizaje de que este equipo puede crecer. El club volverá a tener momentos para recuperarse", añadió.

En Francia varios observadores apuntaron al capitán Thiago Silva, símbolo del Brasil humillado en su casa en el Mundial 2014, por no haber empujado a su defensa a posicionarse más arriba en la cancha. "Paris es trágico", tituló ayer L'Equipe en referencia a la famosa máxima del club ("Paris es mágico"). Ahora le toca reconstruir su proyecto sobre las cenizas del cataclismo barcelonés.