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Nada parece casual en el fútbol, y mucho menos en Racing. La compleja situación en la que está sumergida la Academia -está última, sin puntos, y nuevamente muy cerca de la zona de la Promoción- no es más que la consecuencia de una serie de determinaciones que no han sido las más afortunadas. La nueva conducción del club está navegando en aguas muy agitadas y pretende enderezar el curso de un barco muy difícil de timonear. En medio de la tormenta, eligieron a un hombre que conoce de qué se trata esta historia: Ricardo Caruso Lombardi, que hoy, en Avellaneda, será presentado formalmente. Pero en el proceso de la elección del nuevo entrenador del equipo nuevamente aparecieron algunas gestos que hacen comprender por qué el momento que vive el club está muy cerca de ser crítico.
Está claro que no es para nada fácil estar al frente de la Academia. Y la comisión directiva que encabeza Rodolfo Molina puede dar cuenta de ello. La necesidad por recuperar deportivamente al club -en este momento, las urgencias económicas, que son muchas, están en segundo plano- parece empujar al presidente de Racing y a su gente a tomar determinaciones, cuanto menos, un tanto contradictorias.
Tras la salida de Juan Manuel Llop comenzó la tarea de buscar reemplazante y allí aparecieron los primeros indicios de que no es tan sencillo para los dirigentes encontrar el norte para la Academia. Los apellidos que conformaban la lista de candidatos (Diego Simeone, Caruso Lombardi, Julio Falcioni, Alfio Basile, Ramón Cabrero y José Pekerman) pusieron en evidencia que no estaba claro cuál era el perfil del DT que pretendían.
Es que la elaboración de esa nómina no estaba directamente vinculada con el gusto de Molina y su círculo más cercano, sino que fueron muchos los que hicieron saber su deseos. Es que en Racing son demasiados los que parecen tener voz acerca del futuro de la entidad de Avellaneda. Ya lo dijo en alguna oportunidad el presidente del club, respecto de la contratación de los jugadores: "Tenemos que conformar a los inversores y a la gente que quiere ayudar al club".
Es que el poder que puede ejercer Molina se ve; de alguna manera, está atado a quienes lo ayudaron a llegar hasta la presidencia y a quienes le permitieron reforzar el plantel. Además, Molina, en su deseo de conformar un club con participación de los socios y los hinchas, les entregó mucho espacio a algunos dirigentes que lo rodean. Y, en realidad, ciertas cuestiones tendrían que ser patrimonio exclusivo del hombre que conduce el club. Por eso, algunas negociaciones para reforzar el plantel resultaron muy desordenadas.
Sólo hace falta revisar lo que sucedió con la frustrada contratación de José Vizcarra, que fue manejada por Pablo Podestá, vicepresidente segundo, y que terminó con fuertes críticas a la conducción de la Academia. Justamente, Podestá fue el hombre que tomó el control de la llegada de los futbolistas y, al parecer, no se manejó con la experiencia necesaria.
Incluso, anteanoche, en la primera reunión con Caruso Lombardi, los hombres de Racing que charlaron con el ex entrenador de Argentinos Juniors y Newell´s, fueron Podestá, Carlos Rotman, Martín Ferré y el padre Juan Gabriel Arias. Y en realidad, el hombre que debía asumir esa función era Molina. Es él quién debe tomar la decisión final; él fue el elegido para conducir, y es él quien debe recortarles el vuelo a varios compañeros de comisión directiva, a los que, según parece, aún les cuesta dejar el traje de hincha para colocarse el de dirigentes de un club.
Y Molina parece haber dado el primer paso anoche, con la elección de Caruso Lombardi, ya que tomó la determinación de contratarlo aun cuando Podestá no estuviera demasiado convencido de que fuera el técnico indicado, y aun cuando algunos le hubieran sugerido que eran mejores opciones Claudio Ubeda, Basile o Cabrero.
Claro que el presidente del club también impondrá sus condiciones en esta determinación de contratar a Caruso. Anoche, en la reunión que mantuvieron con el DT, le solicitaron que bajara un poco su perfil y que evitara tanta exposición en los medios de comunicación. Tarea que no será sencilla, ya que fue el propio Caruso quien en el programa Fox Sports Radio Del Plata comunicó que sería el técnico de la Academia. Incluso horas antes de la definición de su designación soltó frases en radio La Red, tales como: "Me dijeron que yo parecía el Fabbiani [por Cristián, el delantero de River] de los técnicos" o "Yo veo que hay mucho consenso en la gente para que yo sea el entrenador de Racing".
Comienza un nuevo proceso para la Academia. Una apuesta tan interesante como arriesgada es la que asume Rodolfo Molina. Es que el presidente del club eligió la pericia y la extravagancia de Caruso Lombardi para este momento que vive Racing. Un encuentro tan incierto como... lógico.
