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En la eficacia y en el modo de gestionar cómo jugar en la altura estuvo la diferencia. Implacable Liga cuando pisó el área de Vélez, un equipo que marcó el pulso en el primer tiempo, aunque falló frente al arco rival y en desventaja se quedó sin resto. Con dos caídas en dos presentaciones limitó el margen de error en el Grupo G de la Copa Libertadores. La derrota 3-1 se suma a la del estreno, por 3-2 frente a Flamengo, en Liniers. El martes próximo visitará a Unión La Calera, en Santiago, de Chile, y ahí el Fortín necesitará construir un triunfo para reposicionarse e ilusionarse con revertir la historia en el camino internacional.
Un remate en el travesaño de Alcívar despertó a Vélez, que en los primeros minutos se movió con lentitud, como si estuviera midiendo los efectos de los 2850 metros de altitud de Quito. El juego de Liga Deportiva Universitaria no ofrecía la dinámica ni la intensidad de las formaciones que en el pasado hicieron sufrir a los visitantes en el inicio del partido y esa ventaja la logró gestionar el Fortín. Con espacio para maniobrar, no solo le disputó la posesión a los quiteños, colocó a sus delanteros de frente el arquero Gabbarini. Fue Juan Martín Lucero el que empezó la serie de situaciones desperdiciadas: primero, con una definición cruzada que el guardavalla rechazó con el pie derecho; más tarde, al ensayar un disparo débil que el argentino naturalizado ecuatoriano controló con facilidad.
El juvenil Almada, el lunes cumplió 20 años, logró romper la cortina de Gabbarini, aunque el árbitro peruano Diego Haro invalidó la acción por posición adelantada que señaló equivocadamente su compatriota Enrique Pintos; cuando ejecutó por propia cuenta, el capitán le ahogó el festejo o la pelota viajó apenas desviada. La fortuna también era esquiva.
Un córner ejecutado por Arce –autor de los dos goles en el empate 2-2 con Unión La Calera, en el estreno- y que conectó de cabeza Cristian Martínez hizo que la peligrosidad de Vélez quedara desdibujada. El delantero leyó como ningún defensor el recorrido de la pelota en la altura y castigó a Hoyos, que sobre el final del primer tiempo falló al querer cortar un tiro de esquina y nuevamente Martínez estuvo a punto de volver a marcar. Respondió también con juego aéreo el conjunto que dirige Pellegrino, pero De los Santos no tuvo la precisión que demostró el delantero de Liga para abrir el resultado.
Insistir con su partitura fue el camino que eligió el equipo de Liniers y Galdames fue el hombre que terminó por romper el embrujo: envío largo desde la izquierda que Guidara devolvió desde la derecha al centro; Lucero bajó la pelota con el pecho y el chileno, de volea, señaló el empate y aportó justicia.
Descubrir cómo Vélez administraría el desgaste físico que realizó en el primer tiempo era una incógnita. Pero reapareció Martínez en la escena y con un nuevo gol volvió a empinar la cuesta: el artillero controló ante Brizuela y de zurda colocó la pelota junto al poste derecho de Hoyos. Con la ventaja, Liga se adueñó del control y expuso el lógico cansancio de un rival que animó modificaciones para oxigenarse y atacar: Centurión reemplazó a Brizuela, pero el uruguayo Zunino capturó un rebote y estiró la diferencia.
Mientras Liga era eficaz en el área de Vélez, el Fortín falló frente al arco rival. Desbordó Centurión y Lucero, de cabeza, elevó el remate. Con los cambios, los quiteños fueron dosificando el esfuerzo y mantuvieron la frescura para lastimar, mientras que las variantes que ensayó Pellegrino en la búsqueda de reanimar a un equipo no surtieron efecto: Vélez sumó una nueva derrota y el futuro se ensombreció de modo repentino.