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MENDOZA.– “Lo esperamos con los brazos abiertos”, exclama Juan Carlos, un vecino de la zona, que llegó al hotel donde se hospedará desde esta tarde el seleccionado argentino en pleno centro de la ciudad. Habla, claro, de Lionel Messi, tema excluyente del día: ¿es verdad que viene lesionado y no jugará mañana ante Uruguay? La incertidumbre toma forma de estocada por unas horas hasta que en todas las pantallas de la ciudad se lo ve entrenándose con normalidad, en Ezeiza.
Aún no hay una multitud y sólo deambulan algunos curiosos buscando tropezarse con algún futbolista argentino, un golpe de suerte, una aparición celestial que será imposible al menos hasta hoy, cerca de las 17, cuando el seleccionado que dirige Edgardo Bauza hará base en el hotel Sheraton de esta ciudad. La expectativa, siempre intangible, se debe dimensionar así: las casi 40.000 localidades se agotaron después de que la AFA tomara la decisión de cambiar Núñez por el Malvinas Argentinas. Más aún: las boleterías fueron arrasadas un mes atrás, aun cuando Messi había renunciado al seleccionado.
El clamor popular tiene altibajos demográficos para el seleccionado. Después de las últimas experiencias en el estadio de River, donde hizo casi siempre de local, la selección huyó despavorida y buscó protección en el interior. La indiferencia del Monumental semivacío en el debut en las eliminatorias, en octubre de 2015, empujó a la selección lejos de la Ciudad de Buenos Aires en busca de un trato más afable. Tras la derrota ante Ecuador en el debut en estas eliminatorias se terminó transitoriamente de común acuerdo una relación de amor.
Públicamente, siempre imperaron los buenos modos. “Me gusta recorrer todo el país, la gente nos recibe muy bien y llenan los estadios”, dijo Sergio Romero. El por entonces presidente de la AFA, Luis Segura, explicó por qué se tomó la decisión de cambiar de provincia: “Los jugadores no me pidieron salir de Buenos Aires. Los hinchas del interior ven al equipo cada dos o tres años y eso les genera un entusiasmo mayor. En cambio, en Capital Federal están más en contacto con los jugadores”.
La ecuación cierra perfectamente. La selección jugó 37 partidos en el interior en los últimos 25 años: ganó 27, empató 8 y sólo perdió 2. Para encontrar el último antecedente de derrota fuera de Capital Federal hay que remontarse a 2009 cuando, conducida entonces por Diego Maradona, se refugió en Rosario escapándole a una indiferencia cada vez más creciente en el Monumental. El plan, focalizado mayormente en el apoyo popular y sin demasiado sustento futbolístico, se cayó como un zeppelín de plomo: la Argentina fue vapuleada por Brasil 3 a 1 y quedó comprometida para clasificarse al Mundial de Sudáfrica 2010.
av/jt