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14 de diciembre de 2003, Yokohama, Japón. Raúl Cascini acaba de convertir el penal del triunfo ante Milan y Boca es el nuevo campeón del mundo. Para él, Carlos Bianchi, es su tercer título intercontinental. Se abraza con sus colaboradores más cercanos y comienza a caminar hacia una de las plateas. A lo lejos, saluda a Margarita, su mujer, y a Mauro y Brenda, sus hijos. El Virrey siente que lo tiene todo: un triunfo que lo convierte en el DT más ganador del mundo y una familia incondicional. Pero algo le falta. "Todavía le tenés que ganar a Olimpo", le grita su hijo desde la tribuna del estadio mundialista.

Esta anécdota la contó el propio entrenador tiempo más tarde. Lo que no sabía es que casi 10 años después seguiría en deuda con el pedido de Mauro. Bianchi nunca consiguió una victoria ante el conjunto de Bahía Blanca, pero tampoco perdió. Hasta esa jornada en Japón, lo había enfrentado en dos oportunidades con idéntico resultado: 1-1. Pese al tiempo transcurrido, el Virrey volvió a jugar con Olimpo sólo una vez más, fue en Clausura 2004, como visitante, con igualdad por 2-2.
Sin embargo, pese a los empates de Bianchi, Boca lidera el historial ante los bahienses con comodidad. Desde que Olimpo ascendió, en 2001, se enfrentaron en 16 oportunidades, con nueve triunfos xeneizes, seis igualdades y una sola victoria aurinegra. El domingo, desde las 21.15, en Bahía Blanca, el Virrey tendrá una nueva oportunidad de cumplirle el desseo a su hijo.



