

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.

RÍO DE JANEIRO.- En camino a la concentración de Italia, en Mangaratiba, se pasa por algunos resorts exclusivos, alejados del bullicio y la alta densidad demográfica de Río de Janeiro. Es un ambiente más propicio para el recogimiento y el descanso. En el Portobello Resort y Safari, Andrea Pirlo, de no ser porque está vestido con la indumentaria oficial de la azzurra, por su tupida barba y larga cabellera castaña da el aspecto de un guía para ir a recorrer las zonas aledañas que están cubiertas por una frondosa vegetación.
En realidad, la percepción no es tan errada. Pirlo es un excelente guía, descubridor de caminos, una luz en la oscuridad. Sólo que su hábitat no es el bosque, sino una cancha de fútbol. Los obstáculos que supera con la clarividencia de sus pases son los rivales. Tan bueno es viendo lo que otros no ven con una pelota sobre el empeine de su pie derecho, que Juventus anunció ayer que le renovó contrato por dos años. Tiene 35 años y más de un hincha, que no necesariamente tiene que ser de la Vecchia Signora, se alegrará de tenerlo hasta los 37. A estas alturas, Pirlo ya es patrimonio del fútbol. Está bendecido por miradas incontaminadas por el fanatismo o la rivalidad.
Es un acto de justicia poética que Pirlo juegue su último Mundial, el tercero (campeón en 2006 y eliminación en primera rueda en 2010), en tierras brasileñas. El compañero de Tevez es uno de los jugadores más brasileños de todos los extranjeros que llegaron a la gran cita que comienza hoy. En su biografía Pienso, luego juego, cuenta que no tiene un apodo. Y que de recibir uno, le gustaría que lo llamasen "Pirlinho". Difícil poner objeciones a ese seudónimo.
Sus genes futbolísticos y experiencias lo vinculan mucho con Brasil. Ayer, con el gesto meditabundo y el tono monocordemente apagado que lo caracterizan, como si siempre se estuviera levantando de una siesta, recordó su "emoción" de hace un año en el Maracaná, en el debut de Italia por la Copa de las Confederaciones. Pirlo diagramó especialmente ese momento. Y le salió bárbaro, como muchas de sus ideas sobre un campo. No quiso jugar un amistoso contra Haití previo al torneo. Se reservaba para cumplir su partido 100 con la azzurra en uno de los templos de este deporte. Los hinchas brasileños lo ovacionaron cuando ingresó para enfrentar a México. Lo que podía ser de película lo fue: en un momento, hubo un tiro libre para Italia. La gente clamó "¡Pirlo, Pirlo!" para que lo ejecutara. Quizá no habría hecho falta el pedido porque se trataba de su especialidad. Y él cumplió con un suave toque por encima de la barrera. Fue gol, claro. Golazo, para comparar con los que hacía Zico, apuntan ahora los colegas brasileños.
Pero el modelo, el espejo que tuvo Pirlo fue otro brasileño también doctorado en la materia tiros libres: Juninho Pernambucano, que se acaba de retirar en Vasco Da Gama y comentará el Mundial para O'Globo. Producto de una amistad que nació de los enfrentamientos por la Liga de Campeones, cuando Pirlo estaba en Milan y Juninho en Lyon, el brasileño se acercó ayer a la concentración para charlar e intercambiar camisetas de ambos seleccionados con el 21, un número muy especial para el italiano: "Es el día en que nació mi padre, que me casé y debuté en primera en el calcio. Me trae suerte, es importante para mí". Juninho también le dejó una camiseta más personal: la número 8 suya en Vasco Da Gama.
De sus 100 goles con el equipo francés, Juninho hizo 44 de tiro libre. Pirlo quedaba encandilado con su pegada, quería imitarlo. "Para mí no hay mayor placer que hacer un gol de tiro libre", reconoció ayer. Empezó a practicar como un poseso durante su etapa en Milan. Al principio no iba bien, se sentía frustrado. Alguna vez le entró a la pelota vestido de civil, con mocasines. Hasta que fue perfeccionado la técnica del golpe con tres dedos para que la pelota pase la barrera y luego caiga como un objeto inalcanzable para el arquero.
Con su aire diletante, ayer comentó que cree estar a tres goles del récord de tantos de tiros libres en la Serie A. Su cálculo es correcto: la plusmarca le corresponde a Sinisa Mihajlovic, con 28; Pirlo posee 25. Y por delante tiene dos temporadas en Juventus para quedarse con el máximo registro.
Donde se agota su tiempo es en el seleccionado: "Después del Mundial me retiro, es tiempo de dejarles espacio a los que vienen detrás. Espero hacerlo llegando a la final, estamos trabajando fuerte y somos conscientes de nuestro potencial. Quizás en Italia la gente no es muy optimista. En 2006 también había pesimismo y yo dije en la primera conferencia de prensa de que podíamos ser campeones. Y cumplimos".
Con 109 partidos internacionales, Pirlo es junto con Buffon (140 cotejos), De Rossi (95) y Chiellini (68), uno de los caciques de un plantel que tendrá a 17 debutantes en un Mundial. Son las últimas funciones de una figura que se despide en una tierra que futbolísticamente lo adoptó como uno de los suyos.
RÍO DE JANEIRO (De un enviado especial).- Fueron compañeros en el scudetto que obtuvo Juventus. Andrea Pirlo dictaba el juego y los ritmos, y Carlos Tevez hacía goles y atacaba el área rival con ferocidad. No hay posibilidad de que el Mundial los cruce porque Alejandro Sabella no convocó al Apache. Ayer, Pirlo fue sucinto, pero taxativo: "Tevez hizo una grandísima temporada y merecía estar en el Mundial". El técnico Cesare Prandelli va definiendo el equipo y el esquema para debutar el domingo ante Inglaterra. Un 4-1-4-1 con la intención de reforzar un poco la defensa con De Rossi por delante de la línea de cuatro, ya que RIO Italia recibió varios goles últimamente. Y la idea es también soltar un poco más a Pirlo para que esté cerca del área rival y pruebe de media distancia. La formación sería con Buffon; Darmian, Barzagli, Chiellini y De Sciglio; De Rossi; Candreva, Pirlo, Verratti y Marchisio; Balotelli.
