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Es posible que se lo critique fuertemente por haber adoptado una actitud bastante cautelosa en el clásico ante River. También podrán señalarle a la Academia que no se comportó como se supone que debe hacerlo un equipo grande. Quizá sean muchos los que se irriten al ver los excesivos cuidados que asumió Racing al sentirse inferior a su rival. Y, también, otros pensarán que el camino elegido para escaparle al fantasma de la Promoción es el incorrecto. Y, tal vez todos tengan razón. Pero también es necesario detenerse por un instante y enfrentar la cruda realidad: sólo tiene tres puntos en el torneo Clausura. El equipo de Avellaneda acumula muchas limitaciones y ya no se sonrojará si, por ejemplo, Facundo Sava tiene que marcar por el andarivel izquierdo para sostener un empate 0-0, como lo hizo ayer sobre el final del partido. Es que la obsesión es sumar puntos para no sufrir con el promedio del descenso.
La idea de los muchachos de Miguel Micó, que también era la del propio entrenador, por supuesto, no se anduvo con rodeos: había que rescatar, al menos, un punto del Monumental. Llegó al partido de ayer pensando en no perder en un terreno que históricamente lo dejó muy mal parado. Hizo su negocio, como lo hará cada vez que lo crea necesario. Se refugiará cuando lo necesite y atacará cuando el rival se lo permita.
La propuesta en el clásico fue una representación clara de cuál será el plan de vuelo de la Academia en el Clausura. Poco juego, mucha entrega y alta concentración. Las imágenes desesperadas de Franco Sosa, en el primer tiempo, por detener un avance de Ariel Ortega, que terminó con la amonestación del defensor, o los intentos de Facundo Sava por frenar como fuera, en la mitad de la cancha, primero a Augusto Fernández y después a Oscar Ahumada, serán imágenes que se volverán a ver cuando la Academia entienda que el resultado más conveniente corre peligro. También se reflejó en la última línea, con Cáceres, Mercado, Sosa o Bonet, que sólo tienen como objetivo alejar el balón de la zona de riesgo, sin medir cómo y sin saber hacia qué sector. Aún cuando se trate de un empate.
Tan importante será un buen resultado para Racing que no será extraño ver que ganen protagonismo jugadores como José Chatruc, que volvió al equipo porque el DT pretendía sumar experiencia y por que... Micó dio un manotazo desesperado ante la falta de variantes. El volante, que no jugaba desde junio de 2007, ingresó como titular y estuvo lejos de aportar soluciones. Entonces, ¿qué buscó Micó con este ingreso? Dentro de una plantel con pocos recursos en la zona de creación del juego, apeló al rodaje de Chatruc para asumir ese rol. Pero no funcionó.
Ver actuaciones como la de ayer de Hilario Navarro serán moneda corriente en el certamen. El arquero correntino es una de las piezas decisivas dentro de la pobre estructura que posee la Academia. Mientras en el Monumetal le tapó un mano a mano a Diego Buonanotte y después alcanzó a bloquear el remate de Rosales, que terminó contra el travesaño, el guardavallas también mostró que sufre por la presión que implica estar en el arco de la Academia. La salida en el final de la segunda etapa en la que el balón se le escurrió entre las manos y Mercado despejó en el corazón del área chica, dieron muestra de ello.
Quedó claro que no dudará el DT si debe demorar un cambio, aun cuando el desarrollo se lo pida a gritos. River, en el segundo tiempo, ofreció muchas ventajas defensivas, especialmente con Gerlo y Tuzzio, y el ingreso de un hombre con más aire y vocación ofensiva que Chatruc se imponía en la Academia. Sin embargo, el técnico esperó hasta los 17 minutos de la etapa final para disponer el ingreso de Diego Manicero. ¿Por qué la demora? Micó temía desarmar la estructura que hasta allí le había permitido sostener el 0 a 0.
Tan concentrado está el equipo en sumar los puntos necesarios para evitar la Promoción que hasta acepta que Maximiliano Moralez se distancie del circuito de creación y se ubique como delantero. Aun cuando eso lo obligue a pelear desde su 1,60 metro con zagueros que lo superan en contextura física ¿El objetivo? Buscar faltas cerca del área para aprovechar, con una pelota parada, el juego aéreo con Sava. O que el propio Moralez pueda provocar algún penal desde su desequilibrio. Esta última alternativa pudo dar sus frutos si el árbitro Bassi sancionaba un penal, en el primer tiempo, que llegó desde la habilidad de Moralez, ya que el jugador de Racing dejó desairado a Gerlo y el defensor de River, cuando se tiró al piso, frenó el avance del balón con su brazo izquierdo.
Racing necesitaba, por su estado anímico y deportivo, el punto que logró ayer. Los métodos encierran una discusión aparte. Es tiempo de darse cuenta para qué está la Academia y qué tipo de elementos dispone para dar su batalla. Ahí está la clave.
438 es la cantidad de minutos que acumula la Academia sin marcar goles. El último lo anotó en la segunda fecha, en la caída con Banfield por 3-1. El tanto lo convirtió Sava.
2 goles, apenas, marcó Racing en el torneo Clausura. Los dos tantos los hizo Sava.
