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La utilería de River tiene varios buzos de arqueros listos y pares de guantes de distintos tamaños. El equipo millonario tendrá un arquero titular ante Independiente Santa Fe (a las 21 en el Monumental, por la Copa Libertadores), que a juzgar por la práctica de ayer sería Enzo Pérez. Pero muchos otros suplentes, ya que el reglamento lo habilita a cambiarlo durante el partido entre los jugadores de campo las veces que quiera y siempre que el árbitro no interprete que lo hace para ganar tiempo. Será Pérez, pero también pueden suplirlo el debutante Tomás Lecanda (sus 181 centímetros pueden ser importantes para salir en los centros) o incluso Milton Casco (1,70 metros, pero con más rodaje en el puesto durante los picados informales en Ezeiza).
Conmebol invocó el reglamento de la competencia y le informó al club que el coronavirus de los cuatro arqueros inscriptos (Franco Armani, Germán Lux, Enrique Bologna y Franco Petroli) no podía ser considerado “lesión grave” para permitir su sustitución por los juveniles Alan Leonardo Díaz y Agustín Gómez. Por eso es que hasta último momento River creyó que tenía una alternativa. Pero no ocurrió. Y tuvo que improvisar un arquero en 24 horas.
Pérez no está al ciento por ciento, ya que arrastra una distensión muscular que nadie quiere que se convierta en un desgarro. Por eso, y aunque parezca mentira, River tiene que pensar en hacer variantes durante el partido. Puede ocurrir que se le pida al árbitro un tiempo para que jugador de campo y arquero interambien buzo por camiseta. Parece un cuento. Es lo que se verá esta noche en el Monumental.
River definió su estrategia de emergencia y ya le dio órdenes claras a cada uno de los candidatos a ocupar el arco.
El cuerpo técnico de River tampoco quiere que la improvisación de Enzo en el arco lo resienta de su distensión muscular. Para eso trabajó en la parte física del mediocampista reconvertido en arquero por la urgencia. Le pidieron que recueste todo el trabajo sobre el costado izquierdo, que pique con esa pierna y que no se le ocurra usar su perfil diestro, donde está el problema físico. Sus compañeros de defensa ya lo saben y, en el hipotético caso de que confíen en él para reventar una pelota se la darán a la izquierda y no a la derecha. La idea es que Enzo termine el partido sin que la lesión se agrave.
Esa merma física de Enzo es observada con mucha atención por el cuerpo técnico. Por más que su papá Carlos haya dicho en declaraciones a Radio Mitre que “él cree que en un 99% va a atajar”, Marcelo Gallardo y sus colaboradores trabajaron con más intensidad con los dos “arqueros improvisados” que están sanos. Es decir, Milton Casco y Tomás Lecanda. El reparto de tareas en la previa puede hacer pensar que el arco quedará repartido entre los tres durante el encuentro, pero todo dependerá de cómo transcurra el trámite y, sobre todo, del resultado. Si River impone su juego de ataque y consigue goles rápidamente no tendrá sentido arriesgar a Enzo Pérez. Y será un alivio.



