Setién sigue en Barcelona, pero la percepción general es de que tiene las horas contadas: la relación con el plantel es nula
Pocos dudan en Barcelona que las frases de Lionel Messi, luego de la insólita derrota con Osasuna por 2-1 en el Camp Nou y de la consagración de Real Madrid en la Liga de España, tenían un sólo objetivo: acelerar la partida del entrenador Quique Setién. El malestar que existe en el plantel con el cuerpo técnico ha ido en aumento en las últimas semanas y se agudizó con la pérdida del campeonato. La relación es insostenible.
"Marca un poco como fue todo el año: un equipo muy irregular, muy débil", "El equipo deja mucho que desear", "Dije tiempo atrás que jugando así era muy difícil que pudiéramos ganar la Champions, y no alcanzó ni para la Liga", "Si queremos pelear por la Champions vamos a tener que cambiar muchísimo, si no, el partido con Napoli lo vamos a perder también", "Necesitamos aire, nos viene bien el parate, limpiar la cabeza, todo lo que pasó de enero para acá fue muy malo", fueron algunos de los términos del capitán de Barcelona.
Ayer mismo, Setién tuvo una reunión de urgencia con el presidente del club, Josep María Bartomeu, quien tomó nota del clima interno en el plantel y quiso comprobar personalmente el estado anímico del DT. Por lo pronto, Setién dirigirá este domingo en el último partido con Alavés y luego el grupo tendrá cinco días de licencia, para entonces sí focalizarse en el encuentro desquite con Nápoli (1-1 en el partido de ida en el San Paolo), por los octavos de final de la Champions League, previsto para el 8 de agosto. La apuesta de Bartomeu es que baje la temperatura interna con el paso de los días, algo que aparenta de difícil concreción. La percepción generalizada es que Setién tiene las horas contadas.
Reemplazante de Ernesto Valverde en enero de este año (justo el momento en el que Messi enfatiza que empezó a decaer el nivel del equipo), Setién nunca encontró sintonía con los hombres fuertes del vestuario; mucho menos su asistente, Eder Sarabia.
El nombre de Xavi Hernández, símbolo de los años de apogeo del club junto con Andrés Iniesta y Messi, vuelve a sonar con fuerza para ocupar el cargo, aunque el tema económico podría complicar el objetivo. Otro posible candidato sería Francisco Javier García Pimienta, DT de Barcelona B y de fluida relación con los popes del vestuario de Barcelona (Messi, Piqué, Busquets, Jordi Alba), a quienes conoce desde jóvenes.
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