Sub 23: los ensayos para el Preolímpico, un torneo que será un reto también para los dirigentes
No resultó un torneo más para el fútbol argentino. El Preolímpico Sub 23 que se jugó en Chile en 2004 fue la llave para que la selección se colgara por primera vez una medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Con Marcelo Bielsa al frente del grupo, la consagración fue por partida doble: un viaje entre el festejo en el estadio Sausalito, de Viña del Mar, a la emotiva ceremonia de premiación en Atenas. El certamen se desactivó porque la cesión de los futbolistas se convirtió en una disputa entre las asociaciones y los clubes y la solución fue imponer a los campeonatos Sudamericano Sub 20 como clasificatorios para los representantes sudamericanos. Pero en la reunión del Consejo de la Conmebol de agosto del año pasado se dispuso el regreso de la competencia, que se desarrollará en las ciudades colombianas de Armenia, Pereira y Bucaramanga, entre el 15 de enero y el 2 de febrero de 2020; las 10 selecciones se dividirán en dos grupos de cinco equipos y los dos primeros de cada zona disputarán un cuadrangular final: los dos mejores tendrán el pasaje para los Juegos Olímpicos de Tokio.
La Argentina utilizará la ventana de la FIFA para iniciar la preparación: hoy, desde las 19, se medirá con Bolivia, en el estadio de Banfield; el domingo, desde las 17, se probará con Colombia, en el estadio de Argentinos. Fernando Batista es el técnico elegido para desandar el camino y, de lograr el objetivo de clasificar a la Argentina a la cita japonesa, deseará experimentar la misma sensación que su hermano Sergio, que ganó la medalla de oro en Pekín 2008. Después, asomaron los tiempos oscuros: la ausencia de Londres 2012 y una presencia caótica, con un plantel convocado de urgencia y con un cuerpo técnico liderado por Julio Olarticoechea, al que prácticamente empujaron para que tomara el cargo, en Río 2016.
La convocatoria que ensayó Batista, confirmado en el cargo luego del reciente éxito en los Juegos Panamericanos de Lima, invita a ilusionarse: Matías Vargas (Espanyol), Lisandro Martínez (Ajax), Cristian Romero (Genoa), Marco Senesi (transferido de San Lorenzo a Feyenoord), Nicolás Capaldo (Boca), Lucas Robertone (Vélez)… apellidos que con un corto recorrido se presentan como espadas para el recambio generacional. Pero esa esperanza choca contra la realidad y el entrenador podría no disponer de ellos y de varias otras figuras para el Preolímpico, un torneo que no es oficial para la FIFA. Un dato: Atlético Madrid no cedió a Renan Lodi para la actual ventana FIFA, ya que considera que el jugador está en una etapa de adaptación y también insinuó que no lo liberará para el certamen de Colombia.
La planificación y el trabajo de la selección Sub 23 y de la Mayor está consensuada entre los técnicos Batista y Lionel Scaloni, por esa razón Gonzalo Montiel y Exequiel Palacios (ambos de River), Adolfo Gaich (San Lorenzo) o Leonardo Balerdi (Borussia Dortmund) fueron citados para los partidos con Chile y México, en los Estados Unidos, aunque por edad podrían ser parte de la nómina del Preolímpico. "No se puede llevar 40 jugadores, entonces hay nombres que ahora están en una lista y quizás en la próxima fecha FIFA sean parte de la Mayor; también otros que ya conozco, como Aníbal Moreno o Facundo Medina, a los que llamé para el Sudamericano Sub 20 y el Mundial de Polonia y no hace falta verlos porque sé cómo juegan, cuánto rinden, y aprovecho los entrenamientos para observar a nuevos jugadores", le explicó Batista a LA NACION.
Cuando restan 134 días para el comienzo del torneo Preolímpico, el técnico convoca, entrena, planifica y ensaya, aunque necesitará del apoyo de los dirigentes para negociar la presencia de esos apellidos que invitan a la ilusión.
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