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A los tiros en un cabaret. La secuencia del terror antes se había desarrollado un mediodía de 2009 en un Mc Donald's frente al parque Lezama. La interna por colonizar y tomar el poder de la barra brava de Boca es una trama de tiros, muerte e intereses. En los códigos del aguante, la venganza es una regla de vida. Y algo de eso hubo en la madrugada de ayer, cuando William Laluz Fernández fue atacado a tiros por unos veinte barras xeneizes que se divertían en el boliche Cocodrilo, en Gallo al 1300, en Palermo, su lugar exclusivo de todos los jueves.
Fernández, más conocido como "Uruguayo Richard", había recuperado la libertad hace poco más de un mes, después de pasar casi dos años tras las rejas. Habría ido a Cocodrilo sabiendo que allí encontraría a algunos barras que pretenden disputarle hoy el liderazgo de la tribuna a Mauro Martín, el jefe de La 12, como se conoce a la hinchada xeneize. El "Uruguayo" consideraba la posibilidad de volver a la tribuna y, según su plan, pensaba que en el boliche podía reclutar algunos aliados.
Sin embargo, viejas diferencias salieron al descubierto en la noche trágica hasta que el descontrol se apoderó totalmente de la escena: volaron botellas, trompadas y disparos. Una furia generalizada ante el asombro de otros clientes. Los barras huyeron a las corridas, salvo el "Uruguayo", que quedó tendido en el suelo, con dos disparos en el abdomen. Ahora está grave, en terapia intensiva, en el Hospital Rivadavia, y será operado hoy por segunda vez.
La pareja del "Uruguayo" involucró en el episodio a Fernando Di Zeo, hermano de Rafael, ex líder de la barra, a quien Roberto Digón, ex dirigente de Boca y candidato a presidente del club, señaló como accionista de Cocodrilo.
Omar Suárez es uno de los dueños del famoso boliche. "Aparentemente, fueron dos facciones de la barra", dijo Suárez en el canal TN. Suárez suele ir a la segunda bandeja de la Bombonera.
En una reciente charla con La Nacion, Rafael Di Zeo había manifestado su deseo de volver a Boca, pero en esta oportunidad su intención era hacerlo como dirigente. Ayer, desde el círculo íntimo de los Di Zeo, desestimaron cualquier relación con el episodio: "Si Rafa quisiera hacer quilombo, va a la cancha y lo arma ahí, no en un boliche".
Testigos y empleados de Cocodrilo dijeron que el único barra al que identificaron era el "Uruguayo". No habrían estado en el lugar los hermanos Di Zeo ni Mauro Martín. De la trifulca habría participado la segunda línea de los grupos de Lomas, Mataderos y Lugano, todos sectores que responden al ex líder de la barra brava de Boca.
"A Cocodrilo van de todos los grupos de La 12. Cuando la cosa en la tribuna está bien, no pasa nada. De lo contrario, se arma lío", contó a La Nacion un barra que conoce como nadie los movimientos que se producen en la hinchada.
En Boca habrá elecciones de autoridades a fin de año. No es un dato menor para los muchachos de la barra. Ser el líder de la hinchada es ejercer poder y manejar dinero. Es moverse en el club con cierta impunidad, trazando jurisdicciones propias y ajenas.
Ser la cara visible de La 12 es obtener beneficios, como entradas y viajes de favor a cambio de aliento. Es percibir aportes económicos de empresarios y políticos.
También, ser parte de la hinchada es recibir indumentaria oficial y regalos de los jugadores. Es reclutar con aires de autoridad unas 1000 personas y administrar unos 100.000 pesos mensuales.
Un ejemplo reciente del poder: el club recibió 4500 entradas para el choque de hoy con San Lorenzo, en el Bajo Flores. La barra habría recibido 1000, de las cuales la mitad habría sido destinada a la reventa.
"Por lo general en los años de elecciones la barra juega para el oficialismo. Pero en el verano hicieron pintadas para Daniel Angelici, en Mar del Plata. Hay una convivencia entre la barra, la policía y el club", denunció Roberto Digón, de la Agrupación Nuevo Boca.
Lejos de los liderazgos eternos, en La 12 hubo varios cambios de mando en los últimos tiempos. Martín llegó a la cúpula hace cuatro años, cuando Di Zeo y su círculo íntimo cayeron en prisión tras un enfrentamiento con hinchas de Chacarita Juniors. Martín no aceptó como discípulos a Roberto "Tyson" Ibáñez y otros allegados al antiguo líder, entre ellos el Uruguayo.
Con Di Zeo tras las rejas en el penal de Ezeiza, Martín se apoderó de todos los beneficios de ser el jefe de la barra. De inmediato tomó una decisión: alejar a todo aquel que no fuera de su círculo íntimo o a quien él intuyera que pudiera despertar un foco insurgente en el corazón de la popular de Boca. Así, dividió a La 12 en dos sectores antagónicos: los de Mauro, quienes dominan actualmente, y los de Lomas, impulsados por Marcelo Aravena, que estuvo preso acusado por homicidio tras el asesinato de dos hinchas de River, en 1994. A este último sector respalda Di Zeo, que desde que recuperó la libertad dedicó su tiempo a restablecer viejos contactos y al armado de una agrupación política que responde al kirchnerismo.
¿Y el Uruguayo? Pretendía ayer comenzar con el reclutamiento de aliados y unir fuerzas para intentar su vuelta a la tribuna con más poder. Terminó en el hospital tras una madrugada a los tiros.
UN VIEJO CONOCIDO DE LA POLICIA
William Laluz Fernández es un viejo conocido de la policía. Cayó en prisión en mayo de 2009 tras el enfrentamiento a tiros en el McDonald's de parque Lezama. También está vinculado al crimen del barra de River Gonzalo Acro, además de tener causas por robo e identidad falsa.


