Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires y su historia, a Primera
No escriban más GEBA. ¡Es Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires! El grito, ya con sonrisas con el pasar de los años, lo lanzaba siempre el entrañable Negro Rodolfo Gramajo. No entendía de la tiranía de los espacios en los medios gráficos ni tampoco que, por ejemplo, se dice y se escribe CUBA y no Club Universitario de Buenos Aires y lo mismo con el CASI o con el SIC. Jorge Waisberg, cuyo nieto integra la tercera generación de rugbiers en el club, aporta: "Lo de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires y no GEBA tiene que ver con una cuestión de identidad. Fue el primer Gimnasia y Esgrima del país. Después vinieron todos los demás".
No se puede contar el deporte argentino sin referirse a Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, que fue fundado el 8 de octubre de 1880 en la confitería El Águila por un grupo de jóvenes de la clase alta porteña que al comienzo lo dieron en llamar Club Cosmopolita de Gimnasia y Esgrima. Tampoco se puede contar el rugby doméstico sin mencionar a ese mismo club que lo empezó a practicar en 1908. No sólo porque fue el primer club no fundador de la UAR en consagrarse campeón (1911-1912), sino porque hay un dicho tan popular como cierto: medio rugby de Buenos Aires pasó por GEBA. Gramajo fue uno de esa mitad, antes de llegar y morir en Alumni.
De jugadores que se fueron de GEBA nacieron Pucará y Curupaytí; camadas enteras hicieron crecer a Deportiva Francesa y San Cirano, y una cuarta división completa se marchó para Banco Nación. En Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires jugaron al rugby leyendas como Arturo Rodríguez Jurado (medalla olímpica de boxeo), el Gringo Guillermo Ehrman y Ricardo Giles.
GEBA "La sigla ya es aceptada sin problemas por las nuevas generaciones", agrega Waisberg, logró el ascenso al Grupo I de la URBA el fin de semana pasado. La última vez que había jugado en Primera fue en 2007, tras subir en 2006. "Aquella vez no teníamos plantel para durar. Ahora sí, porque el rugby creció mucho en el club, especialmente cuando recuperamos la cancha que perdimos (se la llevó el fútbol) a fines de los 70 y que queda al lado de la que juega la Primera", relata Miguel Higuaín, motor del rugby e integrante de la comisión directiva de un club que hoy cuenta con 15.000 socios activos, más otros 3000 adherentes que utilizan alguna de las instalaciones, y cuya sede de la avenida Figueroa Alcorta 5500 es un emblema porteño.
El club que también tiene la legendaria cancha en la sede de Jorge Newbery, donde los Pumas jugaron hasta la década del 70 y que ahora se utiliza para recitales, cobijó, en su época de esplendor, a 50.000 socios. Fue campeón de rugby, además de 1911 y 1912, en 1932 y 1939. Pero las distintas sangrías lo llevaron prácticamente a desaparecer de la URBA: en 1981 no presentó ningún equipo en la división Superior.
Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires fue el primer club argentino que no contó ni con ingleses ni con apellidos ingleses en su lista de fundadores. La vida social y deportiva del país ha pasado por allí. Lo mismo que el rugby, que ahora vuelve a Primera.
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