Mundial de Natación. Con el bronce de Rusia lejos en el retrovisor, Grabich quiere reencontrarse con su buen feeling
BUDAPEST.- Dicen en Budapest que para un nadador la mejor técnica es la que te permite ir más rápido. No importa si su estilo se ajusta a los manuales acuáticos ni si el pasado le tenía reservado un lugar de privilegio. En la natación manda el cronometro. Acá y ahora, sin lugar para la nostalgia. Nada nuevo para Federico Grabich. En Kazán 2015, después de colgarse la plata en los 200 libre de los Juegos Panamericanos de Toronto, el santafesino quedó en el undécimo puesto con un tiempo de 1:47,43. En los Juegos de Río se quedó fuera de las semifinales, con un tiempo inferior al de Rusia (1:47,41). Y este lunes, en Budapest, también se despidió de los 200 libres por la mañana, un marca de 1:47,89, después de hacer una arranqué alentador. “Su salida fue muy fuerte, sin percibir la sensación de esfuerzo. Lo terminó pagando en el último largo. Pero tenía que pelear fuerte, ha crecido el número de nadadores en su nivel”, explicó Monica Gerardi. “Tenía que arriesgar, por eso salí fuerte”, completó Grabich.
Tendrá revancha en Budapest el santafesino. Y será en la disciplina con la que anotó su nombre en el podio de una de las disciplinas más exigentes de la natación en el último mundial. Hoy, Grabich saltará a la pileta del Duna Arena para revalidar su bronce en los 100 metros libre. Desde el seno de la delegación argentina en Hungría aseguran que “Fede se encuentra bien física y anímicamente”, ajeno al cansancio de la dura competición del lunes, donde firmó un último largo a un ritmo más lento, consecuencia de la fuerte entrega del inicio de la carrera. “Está muy enfocado y tranquilo”, asegura Gustavo Roldán, jefe técnico de Argentina.
Ocurre, en cualquier caso, que para Grabich no será fácil repetir la gesta de Rusia. “Acá me va a costar 10 veces más”, se sincera el santafesino. Llega a los 100 metros libre con un marca de clasificación de 48,78, cuando para colgarse en bronce en Kazán rubricó un tiempo de 48,12. Y hoy, en Budapest, competirá con 25 nadadores que tienen un tiempo de clasificación mejor que el de él, dentro de los que hay siete que están por debajo de los 48 segundos: Pieter Timmers (47,80), Luca Dotto (47,96), Adrian Nathan (47,72), Caeleb Dressel (47,91), Katsumi Nakamura (47,99), Cameron Mcevoy (47,04) y Ducan Scott (47,90).
Rivales de alto vuelo, ninguna novedad para Grabich. “En Rusia estaban todos los buenos y Fede les ganó”, subraya Gustavo Roldán. Para el nadador de Casilda, la diferencia de su resultado entre Kazán y Rusia no estuvo en el nivel de sus competidores. “No es una cuestión de que nadadores vinieron y cuales no. El campeón y subcampeón olímpico (Kyle Chalmers y Pieter Timmers, respectivamente) estaban en Kazán. Y cinco de los finalistas en el Mundial de 2015 (Chalmers,Timmers, Chierighini, Nathan y McEvoy), también lo fueron en los Juegos”, analiza Grabich. Para la selección argentina la disparidad de rendimiento del santafesino entre Rusia y Brasil estuvo en la circunstancia. “En Kazán, Fede estaba en un periodo competitivo muy bueno”, interviene Roldán. Y remata el nadador: “Cada competencia es diferente. Yo en Kazán me sentí bien”. Con el bronce de Rusia lejos en el retrovisor, hoy Grabich quiere reencontrarse con su buen feeling en el agua de Budapest.
Además de Grabich que nadará a partir de las 4:45 horas de Argentina, en el Duna Arena competirán Berrino, en 50 metros espalda (4:30); y Bardach, en 200 metros mariposa (5:17).