El rugby en Buenos Aires 2018: con impronta Puma, un equipo que vuelve a soñar con el podio
Los obreros acondicionan las tribunas tubulares en La Boya. A pocos metros, un puñado de jugadores corre y se pasa la pelota a toda velocidad. Por estas horas, el predio del Club Atlético de San Isidro ofrece distintas representaciones de una zona en construcción. Porque por más diferentes que parezcan, los dos grupos tienen algo en común: trabajan a contrarreloj para llegar en óptimas condiciones al 13 de octubre, cuando la Argentina haga su debut en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 en el rugby seven masculino.
Si se armara un índice que midiera el nivel de expectativa de medalla del Comité Olímpico Argentino sobre las disciplinas, probablemente el rugby tendría uno de los más altos. Son varios los argumentos que invitan a creer como posible que aporte una medalla de oro. Pesa el antecedente de haber llegado a la definición en Nanjing 2014, cuando cayeron con Francia. También la localía, un factor que puede potenciar a unos chicos que, por primera vez, tendrán el apoyo de una multitud de personas. Pero si hay un pilar en el que se sustenta la ilusión es en un plantel con grandes promesas que tiene una interesante impronta Puma, desde sus protagonistas hasta sus entrenadores.
"Es una experiencia nueva y muy linda. Ojalá lleguemos a lo más alto", sueña Ignacio Mendy. Con 18 años, debutó en la primera de los Tilos (marcó un try ante Olivos) y jugó el último Mundial de M-20 con los Pumitas pese a ser de una categoría menor. Los que lo vieron jugar le ven la explosión que tenía su padre, Cristian Mendy, autor del inolvidable try en el histórico triunfo de los Pumas ante Australia en 1987, en Vélez. "El rugby es el tema principal de la familia. Él me dice que siga con la humildad de siempre. Es la base todo", cuenta Kiki, que quiere seguir los pasos de Héctor Silva y Joaquín Tuculet, símbolos de los Pumas que se formaron en el club platense.
El otro categoría 2000 que estuvo con los Pumitas fue Bautista Pedemonte, otro producto de la inagotable fábrica de terceras líneas del Santiago Lawn Tennis. Allí donde surgieron Juan Manuel Leguizamón, Facundo Isa y Tomás Lesana, que se caracterizan por imponer el rigor físico.
"Trato de igualarlos. Los tres son un ejemplo por seguir tanto en lo deportivo como en lo personal", suelta Bautista como quien está acostumbrado a la comparación. "Es un sueño estar acá, representando al país y con esta camiseta".
Pedemonte es uno de los seis jugadores aportados por el Interior, junto a Juan Martín González (será el capitán) y Julián Hernández (Marista de Mendoza), Julián Quetglas (La Tablada de Córdoba), Nicolás Roger (también de Santiago Lawn Tennis) y Tomás Vanni (Universitario de Tucumán). La otra mitad del plantel lo completan jugadores de Buenos Aires: Lucio Cinti (La Plata Rugby), Ramiro Costa (Buenos Aires Cricket & Rugby Club), Marcos Elizagaray (CUBA), Mateo Graziano (Los Matreros), Mendy y Marcos Moneta (San Andrés). Salvo Elizagaray, todos provienen de clubes que no están en el Top 12, la máxima categoría de la URBA.
Los entrena Lucas Borges. Seguramente, sus dirigidos lo habrán visto por primera vez en algún resumen en YouTube. Apenas tenían siete años cuando el wing escribía una de las páginas más gloriosas del rugby argentino con los Pumas de Bronce en el Mundial de 2007. "Cuando pasan estas cosas te das cuenta de que estás más grande", admite el hombre de Pucará, que es consciente de la expectativa generada sobre el rugby argentino: "Es una competencia olímpica y que sea en el país tiene un plus. Le damos mucha importancia".
Delguy, de Nanjing a los Pumas
Un repaso por el plantel que se quedó con la medalla plateada hace cuatro años da con una sorpresa. Es que en aquel equipo, un Bautista Delguy de 17 años empezaba a dar sus primeros pasos con la celeste y blanca. El resto es historia conocida: el wing explotó esta temporada como pocas veces veces se vio en un seleccionado argentino y es el jugador más desequilibrante de los Pumas.
Su caso no pasa inadvertido en el equipo. "Es una vidriera muy importante", se entusiasma Pedemonte. "Es una buena experiencia para dar lo mejor y demostrar lo que estamos entrenando", enfatiza Mendy.
Al hablar de las perspectivas para el certamen, Borges tiene ilusiones. "Estoy convencido de que vamos a estar al nivel de los mejores", asegura el entrenador. Mientras, los jugadores sueñan con aprovechar la oportunidad que les abra la puerta grande. Por lo pronto, ya se ganaron el derecho de vivir días intensos e inolvidables, como solamente un Juego Olímpico puede ofrecerlos.
El fixture y los rivales
Hace tres años y medio que el M-18 comenzó su preparación para la cita olímpica. En el medio pasaron una exigente gira por Sudáfrica y un torneo en Biarritz (Francia). "Nos fue bien, pero no son un parámetro de la realidad porque no existe una competencia oficial", aclara Lucas Borges. La última escala fue una concentración en Córdoba con los Pumas 7.
Se jugará bajo la modalidad de Seven, con equipos de 7 jugadores y partidos de dos tiempos de 7 minutos. Son seis equipos y jugarán todos contra todos. La Argentina debutará con Samoa el sábado 13 de octubre (14.05) y luego se medirá con Japón (17.10). El segundo día será exigente: se enfrentará a los otros dos aspirantes al oro, Francia (13.40) y Sudáfrica (16.20). Cerrará la ronda de clasificación con Estados Unidos, el lunes 15 a las 11.30, y tendrá un último partido que determinará su posición final en el torneo.
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