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BRAGADO.- La misericordia no se hizo al amparo de los grandes. Los 131 kilómetros de esta 64a. Doble Bragado (disputada entre 25 de mayo y esta ciudad) no tuvo como protagonistas a los renombrados Walter Pérez, Omar Contreras o Luis Lorenz (el líder). Carlos Payé fue el vencedor con un tiempo de 3h5m51s.
Los punteros se robaron todos los halagos de las 2000 personas presentes en la plaza central de Bragado. Tal vez porque lucharon en soledad contra los equipos de mejor infraestructura y con mayores presupuestos económicos. Tal vez porque el triunfo de los débiles siempre despierta admiración. Tal vez porque...
El pelotón partió homogéneo desde 25 de Mayo, pero al llegar al Km 25, la difusa luz del sol alumbró el camino del cabo Pourtela. El militar que estuvo en Croacia comenzó a tomar distancias. En el Km 31 se sumaron otros siete participantes: Payé, Zurdo, Walter Bignami, Rodrigo Salguero, Flavio Viojo, Mario Schreiner y Carlos Gómez, expulsado de la competencia por conducta antideportiva.
Nadie imaginó que estos hombres tuvieran el resto adecuado para subsistir durante 100 Km al frente de la etapa. Pero, al parecer, surgieron los duendes del ciclismo para ayudarlos y se quebraron todas las conjeturas y pronósticos posibles.
Los ocho fugados hacia la gloria aumentaron poco a poco las ventajas sobre el pelotón persecutor, donde quedaban el "cóndor" Contreras, Walter Pérez y Lorenz.
No se divisaba el grueso de los ciclistas. Los escapados hicieron una diferencia de 4m5s sobre el resto. Sólo árboles tatuados por el viento, el llano verde de los pastos suburbanos y los ocho osados armando el paisaje. En O´ Brien, los punteros despolvaron los caminos con su andar veloz y perpetuo. Payé se quedó con el embalaje que le otorgó 3s de bonificación. Pero todos hicieron palmo a palmo la jornada y aún faltaba para llegar a la meta. Atrás, muy atrás, los "grandes".
Luego del esfuerzo, el cansancio parecio arreciar la humanidad de los ocho punteros. Más bajo los golpes de la adversidad, no se quebraron. Faltaban 80 km y no era el momento de la resignación.Y fue Payé quien tuvo en su alma una fabulosa llamarada que despertó un destino que estaba dormido. Se lanzó puramente, sin ambages, como un águila en busca de presa. Con su cara al viento y el pecho dispuesto al triunfo, subió a la cumbre suspirada.
Hoy, a las 9, se disputarán los 10 km contrarreloj, la prueba que podría definir la competencia.



