Quién es Delfina Pignatiello, la nadadora que le dedicó la medalla olímpica a su abuela
Delfina Pignatiello es una especie de "niña prodigio" de la natación argentina. Cada mañana, su despertador suena a las 4:50 y a las 6 ya está en el agua para hacer decenas de pasadas para un lado y el otro de la pileta. Ayer ese esfuerzo dio fruto y se consagró con la medalla de plata. Su llanto y el homenaje a su abuela, conmovió al país.
"Mi papá me lleva a todos lados y mi mamá me prepara el desayuno todos los días a las 5. Ayuda mucho que adopten su rol de padres y no se metan al entrenamiento... Es súper importante porque no siento ninguna presión de su parte, me vaya bien o mal", contó la deportista de 18 años a LA NACION.
"Calu", como le dicen, cumplía 13 años cuando el Comité Olímpico Internacional anunció que Buenos Aires sería la sede de los terceros Juegos Olímpicos de la Juventud . Y desde ese entonces, esta millenial nacida en 2000 en San Isidro, comenzó a entrenar seis veces por semana. Cuatro días hacía doble turno: nadaba antes de ir al colegio -el Cardenal Spínola, de San Isidro, donde fue abanderada- y, por la tarde, volvía a entrenarse otras cuatro horas. Esa fue su agenda hasta el año pasado que terminó el colegio. Este año, empezó la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad del San Andrés
Esta bicampeona mundial juvenil se describe a sí misma como una chica "aplicada". Así, en una entrevista que concedió el año pasado a LA NACION dijo que "la natación es un deporte que te ordena muchísimo con los tiempos y las cosas que tenés que hacer".
Juan Carlos Martín, "El Gallego", es su entrenador desde que tiene diez años. En una entrevista con LA NACION Revista contó: "Ella es un corchito. Cualquier movimiento que hace, avanza. Mientras que otros usan la patada para tener flotabilidad, ella no: usa la patada para avanzar. Eso no se entrena, es genético".
Delfina siempre fue una "distinta" y a los 11 años les ganaba a sus compañeros varones de la escuelita de natación. De hecho, a nivel nacional no hay nadie que pueda hacerle frente. Por su nivel, le ofrecieron becas para estudiar en Estados Unidos -el país líder en la natación- pero ella prefirió quedarse en el país para no alejarse de su familia y amigos, a quienes describe como "su cable a tierra".
Delfina es muy cercana a su familia, tiene un conejo llamado Fox, disfruta mucho de leer -sobre todo libros como Harry Potter, del que se reconoce "fan"- y de pasar tiempo con sus amigos. Consultada por este medio sobre por qué decidió rechazar la oferta norteamericana, Delfina explicó la importancia que tiene para ella los vínculos y las ventajas de entrenarse acá: "Salvo que entres en un programa muy pero muy bueno, no sirve. Son equipos de muchos nadadores, me quedé con El Gallego, que me conoce: sabe cómo nado, cómo reacciono".
De todos modos, Delfina combina lo genético con la disciplina y, por eso, la última ganadora del Olimpia de Oro, decidió no ir con sus compañeros al viaje de egresado a Bariloche por lo cantidad de días que perdía de entrenamiento. También se perdió la gala y la entrega de diplomas de su egreso del secundario porque estaba en Australia. Con el eje puesto en la pileta, tenía un sueño: los Juegos Olímpicos de la Juventud que se disputan en Buenos Aires.
Así fue como ayer cada entrenamiento en la madrugada dio sus frutos y Delfina le regaló a la Argentina la primera medalla de plata en estos Juegos de la Juventud por su performance en la carrera de 800 metros libres, donde tuvo un registro de 8m32s/100. Más precisamente, le dedicó el triunfo a su abuela materna, quien murió la semana pasado. Por eso, cuando se colgó la medalla explotó en llanto y exhibió la palma de su mano izquierda escrita con la palabra "ABUELA" (sic) y un corazón dibujado al costado. "Falleció mi abuela la semana pasada, así que esta carrera fue para ella".