Maratón de Buenos Aires: una ciudad que corre
Desde 1984, a excepción de 2002, los 42,195 kilómetros se transformaron en la prueba; este año fueron 9154 los inscriptos, un récord que le pone cifras al sentimiento que se adueñó de las calles.
"Buenos Aires es de las carreras elegidas para buscar la marca clasificatoria para Berlín o Boston", dice el colombiano Will Vargas, ex triatleta de elite, actual entrenador y super runner de Adidas, que conquistó la Carrera de Naciones, una competencia que une a las mejores pruebas del continente con dos atletas, un hombre y una mujer, que representaron a la Argentina, Colombia, México, Chile y Perú. Y agrega: "Antes, hace unos cinco años, esto no pasaba. No figuraba como posible. Ahora es una de las posibles maratones que les recomiendo a mis alumnos, sean de elite o amateurs".
Las palabras de Vargas, que compitió por su país en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995, sirven para ilustrar el cambio que transita, a los ojos de los runners, la carrera más importante del calendario nacional. Si en 2012 fueron 8135 los inscriptos, este año la cifra ascendió a 9154. Es decir, un 12,5% más de anotados para largar desde avenida Figueroa Alcorta, a metros de Monroe. O, bien, 1019 personas más que quisieron probarse en la distancia más emblemática y buscada por los fanáticos del running. "El aumento de participantes es indudable y, a las claras, indica que seguiremos creciendo", comenta Mario Petrucci, líder de la Fundación Ñandú, asociación civil que organiza la media maratón y la maratón de Buenos Aires. "Para poder estar a la altura de una carrera semejante pasamos, de un año al otro, de 1100 a 1500 voluntarios. Ése es el camino, porque el aumento de participantes debe concordar con las demandas de quienes corren. Una cosa debe ir de la mano de la otra", especifica. En sintonía, Francisco Irarrázaval, subsecretario de Deportes porteño, señala: "Desde nuestro lugar, nuestra función fue intentar comprender lo que pasaba con las grandes maratones del mundo como, por ejemplo, Berlín, Nueva York y Londres. Para eso, desde 2008, tratamos de unirnos a organizadores y sponsors para potenciar el círculo virtuoso que genera este deporte. Trabajamos como pivot entre las marcas, los organizadores y la gente para que evolucionen todas las aristas que integran el running".
Kenya se quedó con el podio masculino. A Julius Karinga (2h11m02s) lo siguieron Eric Nzioki (2h16m28s) y Henry Cherono (2h17m10s). El mejor argentino fue Edgardo Ríos (2h20m56s)
Los números suelen ser fríos o duros, pero son útiles para graficar la evolución de esta carrera que en su primera edición, en 1984, tuvo apenas 18 almas errantes que, un sábado por la tarde (comenzó a las 17), corrieron tres veces alrededor de un pequeño circuito callejero desde Figueroa Alcorta y Dorrego, pasando por Udaondo, Lugones y Sarmiento para completar los 42.195 metros dentro de la histórica pista de atletismo de Club GEBA. "La hacemos pensando en los Juegos Olímpicos de Seúl [1988]. Estamos convencidos de que en cuatro años de trabajo podremos contar con algunos fondistas que puedan estar en un nivel competitivo. Por eso, a los tres primeros les costearemos los gastos para que corran en la maratón de Frankfurt, en la de Boa Vista y en la Travesía de las Playas de Uruguay, respectivamente", declaraban en aquel entonces a la nacion Domingo Amaison, especialista en 3000 metros con obstáculos, y Osvaldo Suárez, el múltiple campeón de 5000, 10.000, medio maratón y maratón. Aquella embrionaria prueba tuvo, por diferentes razones, tres abandonos. La finalizaron 15 atletas, todos de elite, y resultó ganador Rubén Aguiar en 2h21m27. Quienes corrían por amor al deporte o hacían aerobismo (hoy running), unos pocos si se compara con los miles de runners que cada día colonizan calles y parques con la fuerza de sus zapatillas, no podían participar. La maratón estaba pensada sólo para profesionales.
Aquel 29 de septiembre de 1984, es verdad, los 42,195 kilómetros fueron la piedra fundamental para que la maratón se convirtiera en uno de los hechos deportivos más trascendentales de Buenos Aires, fuera del fútbol y el automovilismo. La convocatoria que se palpa en los márgenes del circuito, al igual que quienes deciden protagonizarla desde adentro, permite reconocer la Ciudad desde otro lugar. Apreciar la magnitud de la avenida Corrientes y Diagonal Norte coronadas con el Obelisco, el Cabildo, la Casa Rosada, la cancha de Boca, por citar algunos de los lugares del actual recorrido.
Cuando menos es más
Si en 2012 se registraron 119 carreras, este año la cantidad no superará las 100. Sin embargo, esa disminución no significó una merma en la cantidad de corredores. Para fin de año, según estimaciones de los distintos organizadores, habrán corrido 500.000 atletas, contra los 400.000 de la temporada anterior.
Para Petrucci, un sueño por cumplir es que la maratón logre rozar los 30.000 corredores. Y en esta ilusión los turistas juegan un rol fundamental. De las 9154 posibles historias que desandaron la distancia de Filípides, el 22% corresponde a extranjeros. Es decir, 2014 runners contra los 2487 de la media maratón (con 17.763 inscriptos tuvo récord de participantes) que viajaron para la ocasión desde 48 países. "Lograr que esta carrera se instale en la opinión pública fue vital para que atletas de otras partes del mundo consideren a Buenos Aires como una maratón factible, al margen de ser una carrera con una geografía prácticamente plana y con un clima que suele ser ameno para competir", comenta Irarrázaval. Claro, los organizadores se valen de las potencialidades turísticas de Buenos Aires, la ciudad de habla hispana más visitada de América del Sur que tuvo durante el primer trimestre de este año 560.494 turistas foraneos, que no arriban solos, sino en nutridos contingentes de corredores, a los que se integran familias y amigos. Si bien el tipo de cambio ya no es la punta de lanza para atraer al turismo, para la maratón de 2014 se aguardan entre 3000 y 4000 maratonistas de más allá de nuestras fronteras.
Cambio cultural
"Ustedes son piqueteros con calzas", fue la definición más risueña que disparó un detractor de los cortes por carreras, que por seguridad deben realizarse en forma programada. "¿Por qué no van a correr al Autódromo?", lanzó otra voz. En toda esta movida que implica y aplica el running como un estilo de vida, es indudable que hay personas que se sienten condicionadas y muchos políticos califican eventos de esta magnitud como piantavotos y no como una posibilidad de posicionar a Buenos Aires en el concierto de las carreras más importantes y convocantes del mundo.
Récord femenino le impuso al circuito la keniata Lucy Karimi; con 2h34m32s quebró la marca que poseía desde 1997 la argentina Griselda González (2h37m04s)
Como contrapartida del impacto que tiene el running a nivel nacional, basta mencionar la propuesta Argentina Corre, un raid de pruebas en diferentes puntos del país, como la Costa Atlántica, Corrientes, San Juan, Entre Ríos, Ushuaia, entre otros. Allí, cada carrera es recibida como propia por la comunidad. Una situación que contrasta con Buenos Aires, donde el choque de dos culturas opuestas parece marcar el pulso cada fin de semana. "Tenemos que conseguir que el ciudadano se apropie de la carrera. Que la gente la compre, tanto los que corren como los que no corren. Estuve en Londres y la carrera largaba en tandas desde las 10. Acá, por un tema de cortes, debemos comenzar a las 7.30", confiesa Petrucci. El plan de la Fundación Ñandú es lograr considerar a la maratón como una parte más de esta ciudad. Para ello, modificar el circuito es uno de los objetivos centrales. Un propósito coincidente con el deseo de los corredores de la maratón ya que la queja que más escuchó la nacion Corre se refiere a la soledad que se vivencia a lo largo y a lo ancho de la avenida del puerto de Buenos Aires y a la vuelta que deben dar en los lagos de Palermo antes de desembocar en la anhelada recta final de Figueroa Alcorta. "Por ahora es complicado pensar en correr, por ejemplo, por Santa Fe o Cabildo, para darle otro color a la carrera", finaliza Petrucci.
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