Del Potro prueba su potencia ahora, con un guiño para la Davis

ESTOCOLMO.- La vida del tenista es vertiginosa, veloz, cambiante. Acaba una faena y, al rato, en cuestión de horas, menos de 24, debe salir otra vez a escena a dar la cara. Lo que pasó, pasó. Juan Martín del Potro, la mejor raqueta argentina, envuelto en un 2016 de ensueño, el año que le permitió volver a ser, volver a sentirse un tenista de primera, lo encuentra de pie, a derechazo limpio. Potente, decidido, agresivo, le gana a Ivo Karlovic, el croata que será adversario en la finalísima por la Copa Davis, prevista para entre el 25 y el 27 del mes próximo en Zagreb, y, en lugar de celebrar a futuro, en vez de crear una atmósfera reluciente con la proyección hacia la Ensaladera que la Argentina jamás ganó, debe enfocarse en el ahora. Ya mismo, porque hoy, desde las 8 (Fox Sports 2), el tandilense de la derecha arrolladora chocará con Grigor Dimitrov, talentoso y displicente, en una semifinal de Estocolmo, un torneo menor, de categoría 250.

Del Potro, que ingresó en el certamen sueco con una invitación especial por su extensa inactividad a raíz de las desventuras de sus muñecas, derrotó a Karlovic , el gigante de los 2,11 metros, de 37 vigentes años, en un claro 6-3 y 6-4 que duró una hora y once minutos.

La clave de la victoria del argentino estuvo en su efectividad en los puntos de quiebre: Del Potro aprovechó las dos posibilidades que brindó el temible saque de Karlovic (un as en el arte del saque y volea), mientras que el croata no logró quebrar en ninguna de las cuatro oportunidades de las que dispuso. Delpo busca su primer título desde principios de 2014: el penúltimo eslabón para ese objetivo es Dimitrov, el segundo favorito, que derrotó al sudafricano Kevin Anderson por 7-6 (7-3), 5-7 y 6-2.

El triunfo permitirá al tandilense seguir escalando en el ranking, en el que ocupa el puesto 63, en el marco de su espectacular regreso al tenis, y sumar confianza con miras a la final por la Davis, el deseo de todo el ambiente del tenis nacional. Sin embargo, Del Potro aseguró que se trata de dos historias diferentes. "No tengo nada que comparar entre este partido y el futuro en Zagreb", comentó.

Recuperado de sus problemas en la muñeca izquierda y de las desventuras anímicas, llega a la final como el líder del conjunto argentino -aunque por ranking aún no es el número uno- y podría tener como rival en el inicio de la serie al propio Karlovic. El número 21 del ranking retornará al combinado croata después de varios años, tras dejar atrás sus diferencias con la federación de su país, que lo considera una figura esencial para ganar el título por segunda vez en la historia.

Del Potro, sin embargo, no quiso pensar más allá de lo de ayer. "Fue un partido difícil de jugar. Karlovic no te da ritmo y es difícil entrar en peloteos", evaluó el argentino. "Había que tratar de devolver el servicio y eso fue lo que hice, por eso gané. Creo que nunca salís con una buena sensación cuando te enfrentás con un jugador que saca tan fuerte, que no te deja jugar. Pero lo importante es que gané", analizó. Así fue: los peloteos casi no existieron. Los puntos se resolvían en un abrir y cerrar de ojos.

El torneo de Estocolmo reparte 635.000 euros (unos 695.000 dólares) en premios y se juega sobre cancha dura bajo techo. Suele tener un clima ideal para el tenis y, además, el público entrega el calor que precisa Delpo, amigo del cariño de los fanáticos, un respaldo que siempre le generó un impulso extra.