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NUEVA YORK (De un enviado especial).- La era llegó a su fin. Los días de Pete Sampras como profesional de la raqueta forman parte de los recuerdos. Y de un gran lugar en la memoria de los que tuvieron la posibilidad de contemplarlo. Anoche, el público neoyorquino colmó el estadio Arthur Ashe, en el que hace casi doce meses Sampras no sólo disputó su último partido como profesional sino que, además, ganó el 14° título de Grand Slam, para tributarle un adiós inolvidable. Ante 23.157 espectadores, la ceremonia contó con la presencia de grandes rivales, como Jim Courier, Boris Becker y hasta John McEnroe, y su último entrenador, Paul Annacone. Emocionado hasta las lágrimas, Sampras dijo adiós con un paseo sobre el court junto con su hijo, Christian.
Momentos antes de la gran despedida, el descendiente de griegos, de 32 años, anunció oficialmente su despedida en la sala de conferencias más importante de Flushing Meadows. Saco negro, camisa azul y con una botella de agua mineral en sus manos, el hombre que finalizó en la cima del ranking durante seis años consecutivos señaló que la decisión llega en el momento justo.
"Era una decisión difícil. Antes de Wimbledon empecé a sentirme cansado, molesto con los entrenamientos; había llegado la hora de decir basta. Mi último partido había sido aquí, en el anterior US Open, levantando el trofeo tras vencer a Andre (Agassi). Sinceramente, me di cuenta que dejaba el deporte de la mejor manera, sin ningún desafío por delante. Estoy ciento por ciento retirado", dijo Sampras, siete veces campeón de Wimbledon, cinco del US Open y dos de Australia, conquistas a las que sumó otras 50 en sus 15 años como profesional.
Obviamente, se refirió a lo que vendrá: "Quiero disfrutar de una nueva etapa, de mi hijo, compartir cosas con mi mujer (Bridgitte Wilson) y tener otra vida. Quizá dentro de dos o tres años vuelva al mundo del tenis; no para jugar, sino para conectarme con un deporte al que llegué de la mano de mis padres y que me dio más de lo que esperaba".
En el repaso, sus ojos se agrandaban cada vez que nombraba a Wimbledon: "Lo llevaré siempre en mi mente. Algún día iré a verlo y a disfrutar, al fin, de una taza de té". Después dijo que no haber ganado en Roland Garros fue decepcionante, pero que la vida continúa; que no le gustaban las comparaciones -con Rod Laver- porque el tenis de los años 60 era diferente al de los 90; que hace un mes, le avisó la decisión a su gran adversario, Andre Agassi ("Una de las personas más agradables del circuito"). Sampras le dijo adiós al tenis como un grande. Y, sin estridencias, como fue su costumbre, empezó a disfrutar del día después.

