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Tras varios escándalos en los que meses atrás estuvo involucrado Arturo Vidal por diversas salidas de la concentración de la selección chilena, ayer el volante se tomó un recreo con noticias más gratificantes. Tras participar de una práctica liviana, poco después de arribar desde Alemania, fue al hipódromo de Santiago y festejó con uno de sus potrillos en la carrera más importante del día. Sin choques, sin excesos.
Macero ganó el clásico y el Rey Arturo estuvo allí. Apenas se veía en la foto al caballo, detrás del futbolista, en el medio del grupo de amigos, casi de rodillas, cerca de su primo y mano derecha, Carlos Aliaga, y de su socio Pedro Hurtado. El éxito consolidó a su caballeriza, Alvidal, como la tercera que más ganancias suma en Chile este año.
La relación de Vidal con los caballos nació de chico, cuando se metía en los boxes al acompañar a familiares que realizaban fletes con una carreta. La hípica lo volvió a tentar en una visita a su tierra en el invierno de 2013. Recuerda siempre su primo que se encariñó y compró un caballo de más de 500 kilos llamado Global Cat porque el día del remate le tiró un mordiscón y se puso brioso cuando Arturo se le acercó. Fue su mejor jugada.
Con su socio pagaron el equivalente a casi 80.000 dólares, Vidal lo rebautizó Il Campione -en días en los que ganaba títulos en Juventus- y cuentan que lloró al teléfono al escuchar el relato de su octava victoria en diez carreras. Con nombre premonitorio, el caballo se consagró como el mejor de Sudamérica y en marzo pasado, en su mejor momento, se hizo irresistible la oferta de unos norteamericanos, por casi dos millones de dólares.
Ya no está Il Campione en el stud, pero sí otros 40 caballos. "Todas las mañanas llama o manda un mensaje. Si donde está no hay señal de Internet, nos pide que le hagamos escuchar las carreras por teléfono", revelan en la familia. Ahora, Macero le dio otra alegría, en la espera del partido ante Colombia, rumbo a Rusia 2018.


