Se esconde del huracán Matthew mientras busca su destino: Jorge Ruiz Díaz se prueba en otro turf

La imagen cambió de pronto en Gulfstream Park, el hipódromo ubicado un puñado de kilómetros al norte de Miami. En la mañana del miércoles, los caballos aprontaban bajo el sol y el fuerte viento era un aliado para sobrellevar tanto calor. Un día después, bajo un cielo gris y un aire que ahora ruge, la actividad está cancelada y se anuncia que no habrá carreras, al menos, hasta la próxima semana. Por estos días, Jorge Ruiz Díaz no tendrá competencias en las que cuales mostrarse para seguir buscando su crecimiento profesional como jockey, a poco más de dos meses de haber iniciado la aventura. Mientras busca su destino, debe esconderse de Matthew,el huracán que amenaza la Costa Este de los Estados Unidos.

“Estamos haciendo compras, sobre todo alimentos y agua. Nos estamos preparando. Por suerte estamos tranquilos, nos van informando lo que sucede y estamos rodeados de gente que ya conoce cómo manejarse en estas situaciones”, cuenta Ruiz Díaz, que en agosto pasado cambió las pistas argentinas por las norteamericanas, mientras el presidente Barack Obama declara el estado de emergencia en Florida. Habla en plural Jorge. Su familia está a su lado en el supermercado y en el acompañamiento de este proyecto de ser profeta en las antípodas de su Corrientes natal. Romina Falero, su pareja, trata que los inquietos Tiago (3 años) y Manuel (1 año y 5 meses) se mantengan en el radar de sus ojos y sus brazos.

La seguridad de nuestros fans, caballos, jinetes, propietarios y empleados es prioridad

“Ojalá que no sea nada tan fuerte, que se desvíe. Justo ahora empezaba la temporada de Calder (otro hipódromo del circuito) y se suspendió todo. Hay que quedarse adentro y estar tranquilo”, continúa el correntino, de 30 años, que recibió una licencia especial para empezar a trabajar ahí luego de dos viajes en los que se convenció de que allá estaba su futuro profesional. El entrenador Luis Ducó, radicado allí desde 2009, hace punta entre aquellos que lo apoyan con sus caballos.

“No me sentía a gusto en la Argentina, no tenía el respaldo que creía suficiente. Había venido a Miami de vacaciones una vez; el año pasado volví y me fueron presentando entrenadores, fui conociendo gente y madurando la idea de venir. Incluso, me llevaron a conocer un haras en Ocala”, describe, sonriente. De eso último se encargó John Fulton, el representante en América del Sur de la Breeders’ Cup, las carreras millonarias que se corren anualmente en Estados Unidos. Jorge ha ganado mucho con los caballos que tiene en sociedad John en Palermo y San Isidro.

“El 1 de agosto me vine y al mes siguiente de acomodarme fui a buscar a Romina y a los chicos. Por ahora estamos viviendo en la casa de Víctor Centeno, en Hallandale, a unos pocos minutos de Miami; luego del huracán retomaremos la búsqueda de nuestro hogar”, sostiene. No tienen premura. Centeno, ex jockey, figura en la Argentina en la década del ’70, es anfitrión y su agente. “Sin uno bueno que te consiga montas es casi imposible crecer acá. Es muy competitivo y necesito subir escalones, ganar carreras para hacerme conocer porque vine a progresar”, enfatiza. Hasta aquí lleva cuatro triunfos y nueve segundos puestos en 62 presentaciones y sus conducidos acumularon ganancias por más de 100.000 dólares (el jockey gana el 10% del premio, más 75 dólares por participación y 15 dólares por cada caballo que galopan en la mañana).

“Sé que acá hay que pagar el derecho de piso, y trabajar mucho. Es la única manera. El tiempo se pasa volando”, asegura. Una última frase mucho más representativa por estas horas.

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